Los problemas económicos... ¿qué solución hay?
“¿DE QUÉ fuente son las guerras y de qué fuente son las peleas entre ustedes?”, preguntó el escritor bíblico Santiago. “¿No son de esta fuente, a saber, de sus deseos vehementes de placer sensual que llevan a cabo un conflicto en sus miembros? Ustedes desean, y sin embargo no tienen. Siguen asesinando y codiciando, y sin embargo no pueden obtener. Siguen peleando y guerreando” (Santiago 4:1, 2). ¿No le parece que esto es cierto? ¿No estriba el verdadero problema en el hombre mismo? ¿No es cierto que su deseo insaciable de poseer cosas materiales es causa de conflictos económicos?
El deseo codicioso por obtener ganancias, no un interés altruista en el prójimo, es lo que ha impulsado a los banqueros a prestar enormes cantidades de dinero a países que no pueden pagárselos de vuelta. La Biblia condena rotundamente tales ganancias excesivas. (Nehemías 5:1-11; vea también Éxodo 22:25.) El egoísmo codicioso es lo que impide que las naciones cooperen entre sí y hallen una solución.
Puesto que la Biblia describe con tanta exactitud los factores emocionales que han conducido al hombre a tales dificultades, usted no debería sorprenderse de que ésta también prediga en qué irán a parar los problemas, económicos y de otra índole, que asaltan a las naciones hoy día... en la eliminación total del actual sistema mundial. Esto vendrá inmediatamente después de una proclamación de “¡Paz y seguridad!”. Un período llamado la “grande tribulación”, que será semejante a una pesadilla, mostrará, entre otras cosas, lo inútil que es confiar en las posesiones materiales que la gente ha acumulado con tanto fervor. “En las calles arrojarán su plata misma, y su propio oro llegará a ser una cosa aborrecible.” ¡Imagínese! Hasta el oro y la plata se considerarán sin valor. Pero ¿se deberá esto solo a la inflación? No, pues la profecía pasa a decir: “Ni la plata ni el oro de ellos podrá librarlos en el día del furor de Jehová”. (Mateo 24:21; Ezequiel 7:19.)
Sin embargo, los cristianos verdaderos no temen ese día de la ejecución del juicio divino, ni el desplome económico que lo acompañará. Saben que la “grande tribulación” culminará en la destrucción de este inicuo sistema de cosas, el cual será reemplazado por un nuevo gobierno justo procedente de Dios. (Revelación 21:1-4; vea también Daniel 2:44.) Este gobierno traerá verdadera seguridad económica a todos los habitantes de la Tierra. (Isaías 65:21-23.)
El ejercer fe en este gobierno venidero ayuda a los testigos de Jehová a encararse de manera realista a estos tiempos de dificultades económicas. Comprenden que el ir en pos de un derrotero materialista puede hacer que uno pase por alto a Jehová Dios (Deuteronomio 8:10-17). En vez de eso, están conscientes de la importancia de ir en pos de valores que están en armonía con lo que dice la Biblia. Esto les sirve de protección. En tiempos de desempleo, muchos de ellos están dispuestos a desempeñar trabajos más humildes que otras personas pudieran menospreciar (Efesios 4:28). Las personas que realmente aplican los principios bíblicos se sienten cómodas con un modo de vivir sencillo. Y, como el escritor de Proverbios 30:8, oran: “No me des ni pobreza ni riquezas”. De modo que, en vez de vivir más allá de sus medios económicos, se sienten contentas con tener solamente las cosas necesarias de la vida. Saben que la Biblia condena el contraer deudas excesivas, y, por eso, ejercen gobierno de sí mismas en lo que tiene que ver con el uso de las tarjetas de crédito y las cuentas a cargo. (Salmo 37:21.)
Por lo tanto, permítanos compartir nuestra fe con usted mediante un estudio de la Biblia. Así usted no solo estará preparado para encararse a la venidera tribulación mundial, incluso el desplome económico, ¡sino que podrá hallar gozo y contentamiento ahora!
[Comentario en la página 11]
El egoísmo codicioso impide que las naciones cooperen entre sí y hallen una solución
[Comentario en la página 11]
El ir en pos de un derrotero materialista puede hacer que uno pase por alto a Dios