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  • ¿Por qué no me comprenden mis padres?
  • ¡Despertad! 1983
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¡Despertad! 1983
g83 8/8 págs. 20-23

Los jóvenes preguntan...

¿Por qué no me comprenden mis padres?

Estimada Sociedad Watchtower:

En los últimos dos años me ha parecido como si dentro de mí misma hubiera desarrollado miles de problemas. A veces creo que voy a volverme loca. Estoy empezando a experimentar los cambios físicos propios de mi edad, y, de la noche a la mañana, mis padres ya no confían en mí cuando estoy con algún muchacho. Cada vez que hago algo incorrecto, papá y mamá me comparan con mi hermana mayor, que es mala, y esto me hiere. Fui a ellos y hablamos, pero ellos no comprendieron cómo me siento. Quizás tenga que irme a otro lugar donde pueda estar a solas por lo menos durante un año. Espero que tengan respuestas para mi situación.

—Una muchacha de 16 años.

QUIZÁS tú, joven que lees esto, hayas anhelado también que tus padres te comprendan mejor. Después de todo, es de humanos desear que comprendan a uno. Y si tienes problemas, y tus padres critican las cosas que tú amas o crees que son importantes, puede que te sientas muy frustrado. Por ejemplo, Robert, de 16 años de edad, pensaba que su padre no comprendía por qué él había escogido cierta clase de música. “Todo lo que hace es gritarme: ‘¡Quita eso!’”, dijo Robert. ¿Cómo afrontó Robert aquella situación? “Así que quité la música, pero también lo quité a él de mí.”

Muchos jóvenes reaccionan de la misma manera. Puede que se aíslen emocionalmente a su propio mundo privado, o busquen refugio entre los de su edad. Birgit, joven de 19 años de edad de Alemania Occidental, dijo: “Cuando tengo problemas con mis padres, lo único que quiero es llorar y desahogarme con alguien, alguien que me comprenda de un modo diferente”. Sin embargo, otros jóvenes dan el paso drástico de huir de casa. Un estudio que llevaron a cabo los investigadores Offer, Ostrov y Howard en 1981, el cual abarcó a más de 20.000 adolescentes de término medio procedentes de cuatro países, reveló que, aunque el grueso de ellos “no percibía que hubiera serios problemas entre ellos y sus padres”, 26 por 100 admitieron lo siguiente: “Trato de estar fuera de casa la mayor parte del tiempo”. Casi 50 por 100 de los que se habían metido en problemas con la ley pensaban de esa manera. (The Adolescent—A Psychological Self-Portrait [El adolescente... un autorretrato sicológico].)

Sea que el joven se aísle física o emocionalmente, el triste resultado de esta falta de comprensión es un distanciamiento entre el joven y sus padres. Pero ¿es verdad que este distanciamiento se debe simplemente a que los padres no comprendan a sus hijos adolescentes?

“Poder” contra “canicie”

No cabe duda de que hay muchas cosas que tú quieres ver y hacer, ahora que eres adolescente. Estás en los umbrales de la vida adulta, y probablemente desees disfrutar de algunos de los privilegios de que disfrutan los adultos. Proverbios 20:29 declara: “La hermosura de los jóvenes [o las jóvenes] es su poder”.

Esta recién adquirida fortaleza, o “poder”, coloca el cimiento para que se desarrolle un conflicto entre generaciones. El proverbio sigue diciendo: “Y el esplendor de los viejos es su canicie”. Las personas mayores, como tus padres, ven la vida desde un ángulo diferente. Aunque quizás comprendan cómo te sientes, se dan cuenta de que no toda experiencia de la vida tiene un final feliz. El realismo que han aprendido a través de los años (tal vez mediante una mala experiencia personal) ha templado el idealismo entusiástico que una vez tuvieron cuando eran jóvenes. Debido a esta sabia experiencia —por decirlo así, “canicie”— puede que simplemente no compartan tu afán respecto a ciertos asuntos.

Por ejemplo, Jim, adolescente, dijo: “Con relación al tema del dinero, mis padres (que se criaron en la Era de la depresión) creen que el dinero se debería ahorrar para comprar cosas de importancia, o para gastarlo en ellas”. Los experimentados padres de Jim veían la necesidad de preocuparse por la seguridad futura. “Pero yo estoy vivo ahora mismo, también”, insistió Jim. “Ésta es una parte importante de mi vida. Quiero viajar mucho.” Sí, el “poder” de él y la “canicie” de sus padres contribuyeron a que se creara entre ellos un conflicto emocional.

Este conflicto emocional puede intensificarse en otros asuntos, como en el vestir y el arreglo personal, el comportamiento con personas de diferente sexo, el uso de drogas y bebidas alcohólicas, las horas de llegar a casa, las asociaciones, y hasta los quehaceres domésticos y los modales en la casa. Pudieras estar plagado de “deseos incidentales a la juventud”, y todavía estar tratando de seguir las normas correctas (2 Timoteo 2:22). Esto pudiera confundirte emocionalmente. Aunque te esfuerzas por conseguir más independencia, todavía estás indeciso y tal vez creas que necesites la guía de tus padres. El estudio antes mencionado reveló que 63 por 100 de los entrevistados concordaron con esta declaración: “Cuando mis padres son estrictos, creo que están en lo correcto, aunque me dé coraje”.

Así que son complejas las razones por las que surge un conflicto emocional entre los jóvenes y sus padres. No obstante, ¡las diferencias se pueden zanjar! El primer paso es reconocer que la comprensión mutua es necesaria.

¿Comprendo a mis padres?

“Cuando yo era más joven, creía naturalmente que mamá era ‘perfecta’ y que no tenía ninguna de las debilidades y sentimientos que yo tenía”, declaró John, mientras reflexionaba sobre el tiempo que precedió al divorcio de sus padres. Ahora su madre estaba tratando de cuidar por sí sola a siete hijos.

“Con frecuencia cada vez mayor mamá nos preguntaba qué hacer respecto a ciertos asuntos”, siguió diciendo John. “Entonces, cierto día vi en su rostro una expresión de verdadera perplejidad. Pensé: ‘¿Qué está pasando? Ella realmente no sabe qué hacer’. Entonces comencé a ver que ella no sabía la solución a todo problema. Empecé a comprenderla mejor desde aquel momento en adelante, pues supe que era ‘normal’, tal como todo el mundo.” April, hermana adolescente de John, añadió: “Recuerdo que la vi llorar por la frustración que le producía el tratar de encargarse de todo. Entonces me di cuenta de que nosotros habíamos tenido un punto de vista incorrecto. Ella no lo puede hacer todo, y siempre en el momento oportuno y del modo correcto. Nos sentimos más unidos a ella cuando vimos que tenía sentimientos y también era humana”.

Estos jóvenes desarrollaron empatía, y esto contribuyó a una afectuosa vida de familia. “Si errores fuese lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién podría estar de pie?” (Salmo 130:3). ¡Nadie podría! Ni tú ni tus padres. En 1 Pedro 3:8 se declara: “Todos ustedes sean de un mismo ánimo y parecer, compartiendo sentimientos como compañeros, teniendo cariño fraternal, siendo tiernamente compasivos”.

Recuerda que tus padres pueden sentirse muy inseguros respecto a que puedan criarte adecuadamente. Se pudieran sentir abrumados por todos los peligros y las tentaciones morales a que te encaras, y extralimitarse en sus reacciones. A medida que vas creciendo, pudieran llegar a creer que no se les necesita, que no se les ama y que no se les comprende.

Tus padres pudieran tener ciertas dificultades emocionales, financieras o físicas de las cuales no te hayas dado cuenta plenamente. Por ejemplo, un padre tal vez odie su empleo, pero, debido a su familia, suprime sentimientos como ése. Cuando su hijo dice: “No puedo soportar la escuela”, en lugar de ser comprensivo, él pudiera replicar: “¿Qué te pasa a ti? ¡Ustedes los jóvenes no pasan ningún trabajo!” Pero ¿no aliviaría la situación el que tú mostraras sentimientos de compañero?

“Nunca pienso en los problemas de mis padres, porque tengo mis propios problemas”, explicó un adolescente. ¿No aprecias las ocasiones en que alguien escucha, absorbe tu bombardeo verbal y es comprensivo? Te sientes como si valieras algo. Bueno, tu mamá y tu papá se sienten de igual manera. Jesucristo enseñó: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos”. (Mateo 7:12.)

Por supuesto, es más fácil decir eso que hacerlo, pero una gran ayuda es: ‘Vigilar con interés personal no solo tus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás’ (Filipenses 2:4). ¿Cómo?

Muestra “interés personal”

“Trata de preguntar a tu madre acerca de su relación con la madre de ella, qué oportunidades tuvo o no tuvo cuando tenía la misma edad que tú, o qué opciones creyó que le estaban disponibles, y cuáles no, mientras estaba creciendo”, escribió Aurora Mackey, redactora principal de la revista Teen. “Hay probabilidades de que si ella se da cuenta de que te interesas en por qué ella piensa o cree como lo hace en cuanto a ciertas cosas, y tienes presente eso, ella trate de estar más al tanto de lo que tú piensas o crees.” Lo mismo sucede con los padres.

Es cierto que no puedes controlar lo que tus padres dicen o hacen, pero puedes controlar tus propias reacciones. Si tratas de ver las presiones y los problemas como los ve la otra persona, y reconoces que todos cometemos errores, desarrollarás perspicacia. “La perspicacia del hombre ciertamente retarda su cólera, y es hermosura de su parte pasar por alto la transgresión.” (Proverbios 19:11.)

Si tus padres han sido insensibles, hazte las preguntas que aparecen en el recuadro adjunto. Ese análisis pudiera ayudarte a “pasar por alto la transgresión” y a hacer caso omiso de la falta de comprensión. Esto sería ‘hermoso’ de tu parte, y contribuiría a que hubiera comprensión mutua... para tu deleite y el de tus padresa.

[Nota a pie de página]

a En el siguiente número de ¡Despertad! se contestará la pregunta: “¿Cómo puedo lograr que mis padres me comprendan?”, y se mencionarán otros pasos positivos que pueden darse.

[Comentario en la página 22]

“El trabajar juntos en el hogar ayuda mucho en el proceso del crecimiento, tanto a padres como a hijos. [...] Al tener que cooperar en el manejo del hogar, las familias aprenden mucho acerca de relaciones humanas de éxito bajo su mismísimo techo.” (The Cooperating Family, por Eleanor Berman.)

[Recuadro en la página 23]

Si alguno de tus padres ha parecido insensible, pregúntate:

● ¿Se sentía bien, o tenía alguna preocupación?

● ¿Se ofendió por alguna acción o palabra irreflexiva de mi parte? (Proverbios 12:18.)

● ¿Temía que me metiera en problemas, y quizás con toda razón?

● ¿Fue simplemente que no comprendió lo que quise decir?

[Ilustración en la página 21]

¿Te comprenden tus padres?

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