El matrimonio entre adolescentes... ¿placentero, o doloroso?
FUE una boda hermosa. El bien parecido novio se veía muy maduro para sus 19 años, y su novia de 18 años de edad sencillamente resplandecía en su hermoso vestido blanco con bordes rosados. Donaldo y Margarita “hacían una buena pareja”... él era capitán del equipo de fútbol, y ella, la principal de las líderes que alentaban los vítores en los partidos de fútbol. En una pequeña capilla pronunciaron sus votos el uno al otro, rodeados de sus padres y muchos amigos íntimos.
Cada año, tan solo en los Estados Unidos, se casan medio millón de novias adolescentes, y Margarita se unió a éstas. Como las demás, ella esperaba hallar felicidad en el matrimonio. “Pero en lo más profundo de mi ser estaba asustada”, reveló Margarita. “Aunque se suponía que éste fuera el día más hermoso de mi vida, me sentía incómoda, y me preguntaba si yo realmente sería feliz.” ¿A qué se debía dicha aprensión?
¿Por qué casarse tan jóvenes?
Margarita estaba encinta. Ella y Donaldo habían estado saliendo juntos desde que ella tenía 16 años de edad, y con el tiempo comenzaron a expresar su afecto de un modo más íntimo. “Habíamos hablado de casarnos, pero en algún tiempo futuro. Yo quería seguir mis estudios y él acababa de emprender los deportes universitarios”, declaró Margarita. “Pero vivíamos en un pueblo pequeño y mis padres tenían muchas amistades; de modo que, por el bien de ellos, nos pareció mejor casarnos. Además, nos amábamos tiernamente el uno al otro.”
Sí, frecuentemente un embarazo que pudiera resultar en un hijo ilegítimo empuja a muchos adolescentes a contraer nupcias. La perspectiva de criar a un hijo sin la ayuda de un esposo puede ser espantosa para una joven que esté encinta. Pero después de estudiar más de 400 casos de madres adolescentes en 1976, el Dr. F. F. Furstenberg concluyó: “Casi no hay diferencia alguna en el que la madre se case. Con el tiempo, tal vez sea tan probable como en el caso de las madres no casadas que ella cargue con la mayor parte de la responsabilidad de mantener al hijo, si no con toda”. Por eso, es un fundamento inseguro para el matrimonio el casarse simplemente para hacer legítimo al hijo que resulte de un embarazo premarital.
Aunque entre una tercera parte y la mitad de todos los matrimonios de adolescentes están relacionados con un embarazo premarital, ésta ciertamente no es la única razón por la cual se casan los jóvenes. El deseo de casarse es natural. El matrimonio es un don de nuestro Creador, quien implantó este deseo en nosotros. Tampoco es necesariamente incorrecto el que se casen dos jóvenes. Aun hoy, en algunos lugares es común el matrimonio entre los adolescentes. Pero en tales áreas el apoyo estrecho de la familia y el ambiente más tranquilo y estable de la comunidad frecuentemente contribuyen a que sea más fácil el que la pareja se ajuste al matrimonio.
Sin embargo, muchos que se casan jóvenes lo hacen para salir de una mala situación en el hogar. Pero ¿es el matrimonio un curalotodo? Victoria, quien se casó en su adolescencia, tuvo una vida de familia dolorosa. Ella admitió: “En casa, mi problema era la comunicación. Éste también era el problema que mi esposo tenía con su familia. Ahora que estamos casados, ¿cuál cree usted que es nuestro problema? ¡La comunicación!”. Pero esta pareja de adolescentes procuró vencer este problema. Se efectuó una mejora lenta y dolorosamente. No obstante, se esforzaron por seguir las normas bíblicas y salvaron su matrimonio.
Otros se casan jóvenes para escapar de una situación infeliz en la escuela o en la comunidad. Muchos jóvenes se dirigen al altar porque quieren tener el prestigio de parecer adultos, mientras que otros quieren imitar a sus amigos recién casados. Hoy día la televisión, el cine y la literatura presentan muchos cuadros encantadores del matrimonio, así como material que estimula el deseo sexual. A muchos, el matrimonio les parece un medio de satisfacer dichas fantasías románticas.
Además de estas razones, el Dr. Lee Burchinal, que figura entre las principales autoridades en el campo de los matrimonios jóvenes, señaló a lo que se considera una causa mayor del matrimonio entre los adolescentes. Notó que en cierto estudio se halló que las adolescentes que se casaban “habían empezado a concertar citas a una edad más temprana, [...] habían tenido más novios, habían estado ‘enamoradas’ más a menudo, habían salido con muchachos más frecuentemente a una edad más temprana”.
Esto resultó ser cierto en el caso de Margarita. “Empecé a salir con muchachos cuando tenía 14 años de edad y tenía un novio a los 15 años de edad”, admitió ella. “También tenía muchos problemas en casa. Mi madre y yo no nos llevábamos bien en absoluto. Yo no podía aguantar que ella me dijera lo que yo debía hacer, de modo que cuando llegué a la edad de 18 años dejé mi hogar y me fui a vivir con otras dos jóvenes. Por fin, hice saber a mamá que Donaldo y yo íbamos a casarnos. Pero jamás olvidaré lo que sucedió después de una luna de miel de un día.”
“Me sentía desgraciada”
“Parecía que de la noche a la mañana yo había cambiado”, reveló Margarita. “Estaba enojada con Donaldo porque yo estaba encinta. Yo no quería tener un bebé, y me sentía entrampada. No podía dejar de pensar: ‘¡Tú me hiciste esto! Tú me hiciste violar mi conciencia. ¡Yo sabía que lo que estábamos haciendo era malo!’. Empecé a perderle el respeto y el amor desde el mismísimo principio de nuestro matrimonio.” Donaldo trataba de ser bondadoso y considerado, pero se le había cargado con la tarea de tratar de agradar a una esposa resentida y de mal genio, mantener su empleo y luchar contra su propio deseo ardiente de participar en los deportes. La presión lo venció y él buscó alivio en la bebida y en ausentarse de la casa por horas —y, con el tiempo, por días— a la vez.
“Yo lo importunaba y lo hería constantemente con mis gritos”, admitió Margarita. “Pero me sentía desgraciada. ¡Me sentía tan culpable por lo que habíamos hecho antes de casarnos! Entonces, cuando llegó el bebé, las cosas simplemente empeoraron. Todo lo que Donaldo hacía me irritaba... hasta cuando se chupaba los labios al comer. Finalmente, los dos ya no podíamos aguantar más.” Margarita y Donaldo llegaron a ser parte de una estadística dolorosa... se divorciaron después de un año y nueve meses de casados. Aunque éste es un caso extremo, no es raro.
“Información que no se ha puesto en tela de juicio”
Marcia Lasswell ha investigado considerablemente el campo del matrimonio. En 1974, como profesora de la Ciencia del Comportamiento, de la Universidad del Estado de California, ella escribió: “Si hay alguna información que no se ha puesto en tela de juicio respecto a que un matrimonio dure o no dure, es que los que se casan muy jóvenes tienen todo en su contra”. Las gráficas a la izquierda muestran los resultados de más de 19.000.000 de primeras nupcias que se consumaron entre 1950 y 1970. Para 1975 muchos de estos matrimonios ya se habían deshecho. ¿Cuáles fueron los más inestables? Note la proporción de divorcios y separaciones con relación a la edad que tenían los cónyuges cuando se casaron por primera vez. En el caso de un hombre que se haya casado en su adolescencia, la probabilidad de que se divorcie o se separe de su esposa es más de dos veces mayor que en el caso del que haya esperado hasta los 25 años de edad para casarse. En el caso de una joven que se haya casado en su adolescencia, ¡la probabilidad de divorcio o separación es tres veces mayor que en el caso de la que se haya casado a los 25 años de edad!
[Tablas]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
RESULTADOS DE TODAS LAS PRIMERAS NUPCIAS EN LOS ESTADOS UNIDOS 1950-1970
Para junio de 1975
MUJERES
Porcentaje Edad al contraer
de divorciadas primeras nupcias
o separadas
100
90
80
70 14-19
60
50
40
20-24
30
25-29
20 30+
10
0
RESULTADOS DE TODAS LAS PRIMERAS NUPCIAS EN LOS ESTADOS UNIDOS 1950-1970
Para junio de 1975
HOMBRES
Porcentaje Edad al contraer
de divorciados primeras nupcias
o separados
100
90
80
70
60
50
14-19
40
30
20-24
20
25-29
30+
10
0
[Reconocimiento]
Fuente: Censo corriente, junio de 1975.
El divorcio y la separación no son los únicos indicios de un matrimonio infeliz. Las gráficas de la columna derecha de la siguiente página representan los resultados que se obtuvieron después de entrevistar a fondo a más de 80 parejas. La mitad de éstas se casaron cuando uno de los novios tenía menos de 19 años de edad y todavía asistía a la escuela secundaria, mientras que las demás se casaron entre las edades de 21 y 26 años de edad. Se les preguntó: ‘Si ustedes pudieran volver a vivir su vida, ¿aplazarían el matrimonio?’, y ‘¿Les parecía que no estaban preparados para lo que el matrimonio trajo?’. ¿En cuál grupo había más personas que hubieran querido esperar? Otras investigaciones han revelado que ¡entre una tercera parte y más de la mitad de los esposos y las esposas jóvenes informaron que lamentaban haberse casado cuando lo hicieron!
[Tablas]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
¿HABRÍA APLAZADO USTED SU MATRIMONIO?
Porcentaje Parejas en que Casados
de los que uno tenía menos entre los 21
contestaron: de 19 años y 26 años
“Sí”
100
90
80
70
50
40
Esposa
Esposo
30
20
10
Esposa
Esposo
0
¿LE PARECÍA QUE NO ESTABA PREPARADO PARA LO QUE EL MATRIMONIO TRAJO?
Porcentaje Parejas en que Casados
de los que uno tenía menos entre los 21
contestaron: de 19 años y 26 años
“Sí”
100
90
80
70
60
50
40
Esposa
30
Esposo
20
10
Esposo
Esposa
[Reconocimiento]
Fuente: Social and Psychological Factors Associated With High School Marriages (Factores sociales y sicológicos relacionados con los matrimonios de estudiantes de escuela secundaria), por Rachel M. Inselberg.
Pero ¿qué hay si usted ya es un adolescente casado? ¿Significa esto que su matrimonio esté destinado a fracasar? ¡De ninguna manera! De hecho, el conocer los peligros que encierra el casarse a temprana edad puede tener un efecto exactamente contrario. Muchos adolescentes se esfuerzan mucho más para que su matrimonio tenga éxito, pues consideran sus desventajas como un desafío. Además, si sinceramente piden en oración que el Autor del matrimonio les ayude, pueden estar seguros que, como ayuda, recibirán ‘poder más allá de lo normal’. Esto es lo que descubrieron Victoria y Marco. (2 Corintios 4:7.)
Sí, hay casos excepcionales en que el matrimonio entre adolescentes no resulta solamente en dolor. Jaime y Ana, por ejemplo, se casaron cuando eran adolescentes. Pero, después que ellos habían estado felizmente casados por 11 años, se les preguntó si volverían a seguir el mismo proceder, y Jaime contestó de manera directa: “¡Ciertamente que sí! No tengo ningunas reservas respecto a nuestro matrimonio”. Ana, quien tenía 18 años de edad cuando se casaron, agregó: “Aunque hemos tenido problemas, como cualquier otro matrimonio, siempre hemos podido sentarnos y considerar los asuntos”.
¿A qué se debió la diferencia entre el matrimonio de Jaime y Ana y el de Margarita y Donaldo? ¿Por qué puede un matrimonio a temprana edad causar dolor a algunas personas y proporcionar placer a otras? En el artículo que sigue se darán algunas respuestas.
[Comentario en la página 13]
“Los que se casan muy jóvenes tienen todo en su contra.” ¿Sabe esta consejera de familias algo que usted debería saber?