De nuestros lectores
Entrevistas de trabajo
Resultó ser muy útil leer el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo puedo encargarme de una entrevista para conseguir empleo?” (22 de junio de 1983). Un grupo de diecisiete personas solicitamos empleo en una empresa grande que opera aquí, la cual tenía dos vacantes. Después de la primera prueba, todos, excepto cuatro, quedaron eliminados; y después de la entrevista final, dos de nosotros fuimos aprobados para ocupar las plazas. ¡Los dos que obtuvimos las plazas, habíamos leído y puesto en práctica las excelentes sugerencias que se dieron en ese artículo de la revista!
N. W. y M. M., Brasil
¿Es placentero trabajar?
Puesto que en este momento estoy en prisión, dispongo de mucho tiempo para meditar. Hace unos cuantos días recibí la revista de ustedes que consideraba el excelente tema “El trabajo puede ser placentero... ¿lo es el suyo? (8 de enero de 1984). Este artículo me movió a reflexionar sobre mi pasado. Mi trabajo solía ser tan importante para mí que olvidé por completo a mi familia. Con cada vez más frecuencia se suscitaban discusiones en el hogar, hasta que un día comenzaron los trámites de divorcio. Fue entonces cuando comenzó mi actividad delictiva. Si en aquel entonces yo hubiera leído esta publicación de ustedes y me hubiera comunicado con los testigos de Jehová, ciertamente me hubiera evitado muchos problemas. Hubiera tenido un punto de vista completamente diferente sobre la vida de familia. La persona que se adhiere a lo que dice la Biblia puede resolver muchos problemas con mayor facilidad.
G. S., Alemania
La Iglesia Católica y la guerra
Me pareció sumamente ofensivo el artículo “Empecé como ave guerrera, pero terminé como paloma” (22 de julio de 1984). ¡Me pregunto si el señor Hurst se ha dado cuenta de lo ofensivo que es su artículo! Noté que se citó lo que un sacerdote católico romano dijo al escritor en 1945. Aquéllas fueron palabras de un solo sacerdote, y opino que en toda religión hay muchas personas que a menudo expresan diversas opiniones sobre lo que es aceptable, y lo que no lo es, en lo relacionado con la guerra y la paz. Creo que el relato muestra mucha hostilidad contra el sacerdote y todas las personas que comparten la fe de él. Nosotros, como católicos romanos, procuramos amar y entender a toda persona y respetar los diversos puntos de vista religiosos, pero debo decir que no me gusta esta ‘guerra’ directa contra nuestra fe, la cual fe amamos muchísimo.
E. H., Inglaterra
El relato no era un ataque contra la Iglesia Católica. El señor Hurst estaba narrando el problema al que se había enfrentado como católico romano sincero al tener que lanzar bombas sobre ciudades alemanas en las que vivían principalmente católicos romanos como él. Él relató correctamente la conversación que había tenido con su capellán católico. No fue solo durante la I Guerra Mundial y la II Guerra Mundial que católicos mataron a católicos y protestantes mataron a protestantes, millones de ellos, después de haber recibido la bendición del clero de cada bando, sino que hoy día, en muchas partes de América Central y América del Sur, sacerdotes católicos y miembros de la iglesia están peleando en guerrillas unos contra otros. Todo católico sincero debe preguntarse a sí mismo si tal proceder por parte de católicos practicantes está en armonía con lo que Jesús dijo en Juan 13:35: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos”.—La dirección.