¿Sabemos lo que la Biblia decía originalmente?
HOY día es frecuente que la gente gima bajo el peso de los informes noticieros no solo debido al contenido de éstos, sino también por la abundancia de ellos. Casi nadie puede comprenderlos y asimilarlos todos por completo. Y algunas personas, puesto que no pueden comprobar la exactitud de los mismos, han llegado a oírlos y verlos con bastante escepticismo. Pero, en general, los informes noticieros se leen y aceptan sin sombra de duda. La gente trabaja con ellos y amolda su vida a ellos.
No obstante, en lo que toca a la Biblia, muchas personas opinan que tienen razón para seguir siendo escépticas. Con frecuencia preguntan: “¿Por qué debería amoldar mi vida a la Biblia? ¿Cómo puedo saber con certeza que sus ‘noticias’, procedentes de Dios, según se dice, realmente proceden de él? Y, si así es, ¿cómo sé que nos han llegado —después de todos estos siglos— sin ningún cambio?”.
Un libro que puede efectuar cambios permanentes en la personalidad de la gente —como opinan muchas personas que la Biblia debería hacerlo— tiene que ser sometido a una investigación cuidadosa para determinar si es fiable. La Biblia misma nos anima a hacer tal investigación. Un escritor bíblico lo expresó así: “Amados, no crean toda expresión inspirada, sino prueben las expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo”. (1 Juan 4:1.)
Sin embargo, uno tiene que hacer esa investigación con toda honradez y sinceridad. Tiene que estar dispuesto a aceptar los resultados verídicos aunque tal vez contradigan por completo los puntos de vista y las opiniones que uno haya tenido antes. Pero ¿puede uno en realidad efectuar una investigación de esa índole que compruebe la exactitud de la Biblia?
Se verifica la exactitud de la Biblia
Aunque la Biblia es un libro muy antiguo, es de notar que muchos manuscritos bíblicos antiguos verifican la exactitud de la Biblia. Hay literalmente miles de estos manuscritos antiguos en bibliotecas y en colecciones privadas por todo el mundo. Tales manuscritos prueban que la Biblia actual ha resistido los estragos de los años y ha sido copiada y transmitida con exactitud hasta nuestros días.
Esto se puede comprobar. Por ejemplo, en Alemania, el Instituto de Estudios Textuales del Nuevo Testamento, instituto existente ya por muchos años, ha hecho disponibles para estudio científico cerca de 95 por 100 de sus aproximadamente 5.300 copias escritas a mano de las Escrituras Griegas Cristianas, ya sea en forma de microfilme o de fotografías. Así, al visitante interesado en el asunto, sea éste un lego o un experto científico, se le puede mostrar, bajo guía experta, precisamente cuán exacta ha sido la transmisión del texto de la Biblia hasta nuestro siglo XX. El intervalo entre el tiempo en que se escribieron originalmente las Escrituras Griegas Cristianas y la escritura de los manuscritos de papiro más antiguos que hay en existencia es muy breve, no más de 25 años.
La Biblia, pues, es mucho más merecedora de confianza en su transmisión que otros escritos de tiempos antiguos. En el libro Das Buch der Bücher (El libro de libros), página 3, Karl Ringshausen escribe:
“Julio César escribió sus Comentarios de la guerra de las Galias en el año 52 antes de Cristo. Sin embargo, las copias más antiguas que hay en existencia, escritas por una mano posterior, son del siglo IX después de Cristo. El filósofo griego Platón vivió de 427 a 347 antes de Cristo; la copia más antigua que tenemos de sus obras filosóficas data de 895 después de Cristo. Hay generalmente un lapso de casi mil años y más entre el primer escrito, la escritura original de libros antiguos, y sus copias más antiguas que hay en existencia”.
Y respecto a la cantidad de copias de aquella era que hay en existencia, el libro The Bible From the Beginning declara: “En conjunto, los MSS. clásicos son solo un puñado comparados con los bíblicos. Ningún libro antiguo está tan bien adverado como la Biblia”.
Comparación entre la Biblia y escritos modernos
¿Qué se puede decir al comparar la Biblia con escritos más modernos? Es interesante saber que existen dudas en cuanto al contenido mismo de textos originales hasta con respecto a obras, en tiempos más recientes, de autores que ya han fallecido. Hay las llamadas ediciones críticas, o ediciones de trabajo, de las obras de escritores alemanes como Goethe, Schiller, Hölderlin, y muchos otros. Estas ediciones son esfuerzos por reconstruir el texto original científicamente. Los expertos a menudo difieren en cuanto a cuál versión lleva el sello distintivo de las palabras originales del autor.
Muchas veces hasta la política está envuelta en el asunto. Después de la muerte de Mao Tse-tung, la gente esperó mucho tiempo por el quinto tomo de sus obras completas. Ciertos expertos sobre asuntos de la China opinaban que el retraso se debía a la inestabilidad política entre los líderes del país, que no podían ponerse de acuerdo en cuanto a las palabras que deberían aceptarse finalmente como producto de la pluma de Mao. Cuando por fin apareció el quinto tomo, muchos expertos expresaron dudas en cuanto a su autenticidad.
Por qué es muy diferente la Biblia
¡Qué diferente es la Biblia de esas obras de hombres que fueron escritas hace mucho menos tiempo! Aunque es más antigua, la exactitud textual de la Biblia no tiene igual. ¿Cómo sucedió esto? ¿Cómo fue posible transmitir la Biblia durante un período mucho más largo y, sin embargo, con tanta exactitud que podemos estar seguros de la autenticidad de su forma actual?
En primer lugar, la mayoría de los que copiaron la Biblia, o ayudaron a copiarla, tuvieron gran respeto por ella y su Autor Divino. Los masoretas (grupo de escriturarios judíos que vivieron entre los siglos VI y X E.C.) son conocidos por haber contado cuidadosamente cada letra del texto de la Biblia para evitar cometer algún error o siquiera omitir una sola letra de los Santos Escritos. Puede que este método confiable se haya utilizado hasta mucho antes del tiempo de los masoretas para evitar la comisión de errores al copiar la Biblia. Es posible que Jesús se haya referido a este hábito de los copistas cuando dijo en su Sermón del Monte: “Antes pasarían el cielo y la tierra que pasar de modo alguno una letra diminuta o una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las cosas”. (Mateo 5:18.)
Este esfuerzo de los copistas por mantener la pureza y la exactitud del texto de la Biblia explica la razón por la cual los Rollos del mar Muerto —que contienen, entre otras cosas, todo el libro de Isaías—, del primer y segundo siglos a. de la E.C., armonizan casi exactamente con el texto que tenemos en la actualidad.
En segundo lugar, la mayoría de estos escriturarios y copistas estuvieron interesados solamente en lo que requería su trabajo —transmitir el texto sagrado—, no en conseguir algún mérito para sí mismos. En efecto, estos hombres a menudo sacrificaron su honor personal, sus posesiones, su salud y hasta la vida misma para asegurarse de que los manuscritos fueran copiados correctamente o llegaran a las manos de los escriturarios que los utilizarían para ayudar a conservar el texto de la Biblia.
Por ejemplo, Konstantin von Tischendorf estuvo dispuesto a exponerse a los peligros de una región desértica y de un viaje a través del desierto, a mediados del siglo XIX, para conseguir uno de los manuscritos bíblicos más confiables del siglo IV. Lo había descubierto anteriormente en un cesto de papeles del monasterio de Santa Catalina, en el monte Sinaí.
En tercer lugar, muchas de las personas que estuvieron sumamente interesadas en transmitir con exactitud el texto de la Biblia tuvieron gran amor a la Palabra de Dios. Al igual que un escritor de los Salmos, se deleitaron en la Palabra de Dios y se regocijaron de poner el texto de la Biblia a la disposición de otras personas. (Salmo 1:1, 2.)
En cuarto lugar, y más importante que lo susodicho, uno no debe olvidarse de que el Autor Divino de la Biblia inspiró la escritura original de las Santas Escrituras. Él dio a los hombres que trabajaron en la Biblia la ayuda decisiva que necesitaron para escribir cosas que han despertado en el hombre sus emociones más profundas y le han ayudado a “rectificar las cosas” (2 Timoteo 3:16, 17). Es lógico pensar que Él supervisaría la transmisión fiel de su Palabra hasta nuestros días.
¿Quisiera usted saber más acerca de estos hombres que Dios utilizó para escribir estos asuntos fidedignos? En un número subsiguiente de ¡Despertad! aparecerá un artículo acerca de los hombres que escribieron la Biblia.
[Recuadro/Fotografías en la página 13]
Porción de la Biblia Hebraica Stuttgartensia, Levítico 11:42, donde la letra hebrea Waw está agrandada para que sobresalga como la letra del mismo medio del Pentateuco.
Porción del Códice de Alepo, Salmo 80:14 (en español, versículo 13), que muestra el lugar donde está suspendida la letra hebrea ‛Aʹyin para indicar que es la letra del mismo medio de los Salmos.
[Recuadro]
Esta habilidad de determinar dónde había de hallarse la letra que señalaba el mismo medio muestra que los masoretas habían contado las letras de todo el texto de los cinco libros que Moisés escribió y de los Salmos. Refleja el cuidado extremo que ejercían los copistas para transmitir la Biblia con exactitud.