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  • ¡Mejore su salud bebiendo agua!
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¡Despertad! 1986
g86 8/3 pág. 18

¡Mejore su salud bebiendo agua!

LA TIENE en el grifo de su cocina. Por lo general está al alcance de todos. Cuesta poco y, no obstante, puede mejorarle la salud. Es una de las sustancias más necesarias para nuestro cuerpo. Es el agua fresca y cristalina. Sin embargo, muchas personas que son conscientes de cuidar de la salud pasan por alto a menudo el simple consejo de que se tome más agua.

¿Sabía usted que el 70% de nuestro cuerpo está compuesto de agua? Entonces no es difícil comprender por qué necesitamos agua en abundancia para que nuestro cuerpo se mantenga saludable.

Naturalmente, los riñones cumplen una función maravillosa. Gracias a las unidades de filtración que contienen, los riñones extraen las impurezas de la sangre y la devuelven ya purificada al caudal sanguíneo. Se calcula que una persona tendría que beber miles de vasos de agua al día si no fuera por el agua que reciclan los riñones.

Aunque nuestros riñones estén sanos y funcionen bien, la cantidad de agua en nuestro organismo merma constantemente y se hace necesario reponerla. Sin suficiente líquido para eliminar los detritos producidos por el metabolismo celular, las células del cuerpo se envenenarían paulatinamente con sus propios desperdicios.

Afortunadamente, muchos de los alimentos que ingerimos nos proporcionan gran parte del agua que necesitamos por estar estos compuestos principalmente de esta sustancia. Por ejemplo, puede que usted no sepa que el 74% de un huevo es agua. Un bistec tiene un 73% de agua, y una sandía contiene hasta un 92% de agua. Pero pese a esto, la mayoría de nosotros se beneficiaría de tomar más agua.

Para apoyar la alegación de que el cansancio excesivo puede ser consecuencia de un aumento en el nivel de sustancias nocivas en las células del cuerpo, el escritor Michael Boddy, en un artículo publicado en el periódico Weekend Australian, menciona el caso de los alpinistas. Él dice: “Alpinistas suizos no alcanzaron la cúspide del [monte] Everest por falta de agua, y fue gracias al agua que la expedición británica encabezada por sir Edmund Hillary la alcanzó, ya que durante el ascenso a su equipo se le hizo beber 12 vasos de agua diarios”.

El mismo escritor comenta sobre un experimento realizado por la Universidad de Harvard que prueba lo valioso que es beber agua. A un pequeño grupo de atletas se les pidió que, sin beber agua alguna, caminaran a paso ligero y a una velocidad de cinco kilómetros (3 millas) por hora. Sostuvieron la marcha por tres horas y media. De repente la temperatura corporal les ascendió a 39 grados Celsio (102 °F), y poco después se desplomaron de agotamiento.

Un segundo grupo hizo lo mismo, con la excepción de que a los atletas se les permitió beber cuanta agua quisieran siempre que sintieran sed. Este grupo pudo caminar por un espacio de seis horas y entonces experimentó la misma reacción que el grupo anterior.

Se sometió al mismo experimento a un tercer grupo que se mantuvo bajo constante observación. Se halló que cada 15 minutos los atletas perdían en líquido aproximadamente el equivalente de un vaso de agua. Por medio de reponer la misma cantidad de agua según la perdían, se evitó que tuvieran un repentino aumento de temperatura y llegaran al agotamiento físico. De hecho, dijeron que hubieran podido seguir caminando sin fin. De modo que parece que la sed natural no puede usarse como un indicador exacto del agua que necesita nuestro cuerpo. Puede que necesitemos más agua de la que la sed nos pide.

Es posible que todos podamos mejorar nuestra salud bebiendo más de ese líquido cristalino y refrescante que Dios ha provisto, el agua.

[Fotografía en la página 18]

Caminar a razón de cinco kilómetros por hora hace que uno pierda cada 15 minutos la cantidad de líquido equivalente a un vaso de agua

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