La estatua de la Libertad... ¿se ha cumplido la promesa?
“Dame a tus cansados, a tus pobres,
A tu gente apiñada que anhela respirar libertad,
A tu miserable escoria congregada en las costas.
Envíamelos junto con los destituidos y los maltratados,
¡Elevo mi antorcha junto a la puerta dorada!”
(The New Colossus, soneto de Emma Lazarus, dedicado a la estatua de la Libertad.)
SE CONCIBIÓ en Francia y nació en aquel país, pero a los dos años de edad se estableció en los Estados Unidos. Ya tiene más de cien años y acaba de recibir un tratamiento estético a un costo de varios millones de dólares. ¿A quién nos referimos? A una de las estatuas de mayor fama en el mundo, la estatua de la Libertad.
Con sus 46 metros (151 pies) de alto, es también una de las estatuas más grandes del mundo. Incluyendo el pedestal, asciende a 93 metros (305 pies) de altura y mira fijamente a la Bahía de Nueva York con ojos que no ven. Por los pasados cien años ha sido símbolo de bienvenida para millones de inmigrantes. Pero, ¿por qué debería interesarse usted en la estatua de la Libertad? Porque lo que simboliza —la libertad— afecta a toda persona hoy día. A estas alturas, en 1986, la libertad no existe en todos los países, y en muchos otros está desmoronándose.
Pero, ¿qué motivó originalmente la creación de la estatua? ¿Por qué es 1986 un año especial para ella? ¿Continúa la “puerta dorada” de la oportunidad tan abierta y tan dorada como antes?
Una cena significativa
Allá en 1865 un grupo de eruditos y estadistas franceses se encontraban cenando en la ciudad francesa de Glatigny como invitados del profesor Édouard de Laboulaye, presidente de la sociedad francesa en contra de la esclavitud. Estos hombres eran admiradores de la Constitución y el desarrollo político de los Estados Unidos. El anfitrión recomendó que se enviara un obsequio al pueblo estadounidense en homenaje a los Estados Unidos y por motivo del centenario de la independencia que este obtuvo de Gran Bretaña en 1776.
Las motivaciones de estos franceses liberales que vivían bajo el poder de un emperador no eran totalmente altruistas. Charles Mercer declara en su libro Statue of Liberty: “La idea que tenían era propagandista, con el fin de conseguir que tanto los franceses como los americanos los apoyaran en su meta política de establecer la Tercera República [en Francia]”.
Un escultor con grandes ideas
Uno de los apoyadores de esta idea fue el escultor Auguste Bartholdi. Según la revista France, él “ya había cultivado un gusto por lo colosal en un viaje que hizo por el Oriente Medio donde quedó muy impresionado con las pirámides”. Entonces concibió la idea de una mujer en mantos sosteniendo con la mano derecha una antorcha encendida.
El proyecto se dilató porque en ese tiempo no era políticamente conveniente que en la Francia imperial se conmemoraran las virtudes de la floreciente república norteamericana. Sin embargo, con la caída del emperador Napoleón III en 1871, la idea de hacer un obsequio a los Estados Unidos cobró vida de nuevo. En julio de ese mismo año, Bartholdi hizo un viaje a los Estados Unidos y descubrió lo que él consideró el lugar ideal para la futura estatua... una pequeña isla en la bahía de Nueva York llamada la isla de Bedloe (conocida desde 1956 como la isla de la Libertad).
Pero la imagen que tenía Bartholdi de la tierra de la libertad no se conformaba a la realidad. Charles Mercer dice: “Aunque se acababa de declarar libres a todos los negros americanos, casi todos eran esclavos a una pobreza desesperante, con poco o ningún empleo y prácticamente sin educación. Las mujeres [por lo general] ni siquiera tenían derecho a votar”.
Lleno de entusiasmo, Bartholdi siguió adelante con sus planes de construir una estatua impresionante. A medida que se cristalizaban sus planes, se hizo claro que había incorporado en el diseño símbolos de la masoneríaa, como por ejemplo: la antorcha, el libro en la mano izquierda y la diadema de siete puntas sobre la cabeza. Quizás esto no sorprendió mucho, pues él era masón.
Nacida en Francia y criada en los Estados Unidos
Para realizar los planes de Bartholdi, se agregó al equipo de constructores a un francés de renombre, Gustave Eiffel, quien posteriormente alcanzó la fama por su torre Eiffel de París. Este diseñó la estructura de hierro que serviría de sostén a las 91 toneladas métricas de piel y manto de cobre de la señora Libertad.
Para 1884 la estatua La Libertad iluminando al mundo, tal como se le conoció en un principio, había alcanzado su altura máxima sobresaliendo de los talleres en que fue hecha en París. El 4 de julio de ese mismo año se hizo entrega oficial de la estatua al embajador estadounidense en París.
Pero ahora había que transportarla a su nueva tierra y, al igual que millones de personas, la señora Libertad iba a convertirse en una inmigrante. La desarmaron, la embalaron en 200 cajones y la transportaron a Nueva York. El 28 de octubre de 1886 se inauguró la estatua de la Libertad en la isla de Bedloe.
Renovación de la estatua
Para 1984, los azotes del viento, la lluvia y las tempestades de casi cien años habían dejado su huella en la estatua. Esto resultó en que la estatua se cerrara al público con el fin de que se pudieran hacer reparaciones a tiempo para la reapertura que ha de coincidir con las celebraciones del día de la Independencia, el 4 de julio de 1986.
Por dos años la dama de bienvenida de la ciudad de Nueva York estuvo cubierta con andamios a medida que expertos de Francia y los Estados Unidos le hacían una reparación completa y estética. Todas las costillas de soporte de hierro en el interior se reemplazaron con 1.700 barras de acero inoxidable. Los artesanos franceses aplicaron a la nueva antorcha 425 gramos (15 onzas) de oro batido de 24 quilates, lo que equivale a cubrir una superficie de 17 metros cuadrados (20 yardas cuadradas) aplicando con pinzas ¡solo unos cuantos centímetros cuadrados a la vez!
También se han hecho otras mejoras para facilitar el acceso a los dos millones de personas de todas partes del mundo que la visitan anualmente. La estatua cuenta ahora con el ascensor hidráulico más alto de América del Norte, que alcanza una elevación de 30 metros (100 pies) y transporta a los visitantes a la parte superior del pedestal en una cabina de cristal. Desde allí se asciende a la cabeza de la estatua por una escalera de caracol.
Se han restaurado y reforzado las siete puntas de la corona que representan los siete mares y continentes. Según el periódico The New York Times, hubo que cambiar la posición de una de estas puntas de 2,7 metros (9 pies) de largo debido a que el movimiento de la estatua a causa del viento hizo que la punta ¡perforara el brazo derecho que tiene en alto!
Las celebraciones para el centenario en 1986
¿Por qué es de interés mundial el centenario de la señora Libertad? Lee A. Iacocca, presidente de The Statue of Liberty-Ellis Island Foundation, Inc., declaró: “Los ideales de la libertad representados en la estatua tienen un significado universal y este acontecimiento se verá y escuchará por todo el mundo”. Explicó que los planes para el “Fin de semana de la libertad, 1986” (3 al 6 de julio) incluyen una serie de celebraciones que atraerán a jefes de estado a Nueva York.
En las celebraciones habrá una inmensa flotilla naval internacional con la participación de muchos veleros. Se ha invitado a la marina de 117 países a unirse al espectáculo de una Revista Naval Internacional. También se han invitado a 141 naciones para que envíen sus grandes veleros.
El centenario también se celebrará con música y fuegos artificiales. El espectáculo pirotécnico se originará de 30 barcazas en el puerto e iluminará al cielo nocturno.
Como recordatorio al mensaje de bienvenida que la señora Libertad da al mundo, en la adyacente isla de Ellis, 5.000 personas serán admitidas como nuevos ciudadanos estadounidenses por el presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Simultáneamente en otras ciudades importantes del país otras 20.000 personas prestarán el juramento, estando todos estos acontecimientos unidos por vía satélite.
No obstante, estas ceremonias hacen surgir algunas preguntas interesantes. ¿Por cuánto más tiempo puede la señora Libertad mantener su “puerta dorada” abierta de par en par a los inmigrantes? ¿Puede ella todavía permitirse el lujo de invitar a ‘los pobres y a la gente apiñada’ del mundo?
El mensaje de libertad y la realidad
Desde 1886, según la revista U.S.News & World Report, “casi 40.000.000 de inmigrantes han pasado por la ‘puerta dorada’ y con el tiempo se han hecho ciudadanos americanos”. La mayoría se ha establecido con éxito en esta nación dinámica. Desde un punto de vista puramente materialista, parece que algunos lo consiguieron todo cuando llegaron a ser millonarios. Pero, está el otro lado de la moneda.
Junto con los inmigrantes legales hay millones de extranjeros ilegales. ¿Por qué afluyen en masa a los Estados Unidos? John Crewdson lo explica en su libro The Tarnished Door (La puerta sin lustre): “Bien sea que disfrute o no Estados Unidos del papel que asume con sus fuertes tradiciones democráticas y una afluencia sin par, está destinado a convertirse en un refugio cada vez más atractivo para los que están huyendo de la opresión política o económica”.
Estos extranjeros vienen particularmente de México, América Central y América del Sur. Pero en muchos casos salen de una clase de pobreza para meterse en otra. Muchos habitan en viviendas infestadas de ratas e insectos, condiciones que los nativos americanos en su mayoría no tolerarían. Aceptan los trabajos de menos categoría y menos remunerados. Entonces, ¿por qué continúan cruzando en oleadas las fronteras de los Estados Unidos para vivir en tales condiciones?
Lydia Anderson, en su libro Immigration, contesta esa pregunta: “Los extranjeros ilegales —como todo otro inmigrante— vienen porque [...] las condiciones en los Estados Unidos todavía están mejores que las del mundo que dejan atrás. Existe una gran diferencia entre la economía de los Estados Unidos y la de los países del Tercer Mundo, México y América del Sur. [...] Aquí los inmigrantes con frecuencia pueden ganar en un día lo que les toma una semana o más ganar en su país, si es que siquiera encuentran allí trabajo”.
Un oficial de la patrulla fronteriza de los Estados Unidos declaró sin rodeos: “Se están muriendo de hambre allá fuera. Tienen todas las de ganar [viniendo a los Estados Unidos] y nada que perder. Si se tiene un país rico al lado de uno pobre, va a existir el problema de inmigración ilegal”. (The Tarnished Door.) En otras palabras, a pesar de la pobreza que experimentan en los Estados Unidos, las condiciones son mejores que las del país de donde vienen estos inmigrantes.
La inmigración por subasta
En 1986 la restaurada señora Libertad está resplandeciente y todavía invita a los cansados, los pobres y los destituidos a que encuentren refugio en sus costas, pero con una diferencia. En la actualidad se escuchan fuertes voces en contra de la política de los Estados Unidos tocante a la inmigración. Para algunos es muy liberal y para otros es demasiado estricta. Mientras que algunos clérigos católicos y protestantes ofrecen refugio a extranjeros ilegales, otras voces exigen que haya un control más estricto. Por eso, el mensaje de bienvenida de la Libertad se está haciendo algo truncado e indistinto.
Por ejemplo, Julian L. Simon, de la Heritage Foundation (una agrupación de teóricos de Washington, D.C.), hizo una recomendación drástica en un artículo en el periódico New York Times: “Subástese el derecho de ser inmigrante”. Él aboga por que, acatando la cuota anual de inmigrantes, la inmigración se conceda a los mejores postores. A los compradores, dice Simon, también se les permitiría “inmigrar primero y pagar después junto con los impuestos. El no hacerlo podría resultar en la deportación”. Simon alega que este sistema sería muy ventajoso para los Estados Unidos puesto que “ayudaría a percibir quienes en especial están grandemente capacitados para producir bienes de gran valor económico”.
¿Qué clase de personas traería esta idea al país? Julian Simon escribe: “Personas con ambición para quienes Estados Unidos es un gran y rico mercado en el cual hacer mucho dinero”. Su plan pediría que se impusieran mayores sanciones en contra de los extranjeros ilegales. Esta política no armoniza con las palabras de Emma Lazarus: “Dame a tus cansados, a tus pobres [...] a tu miserable escoria congregada en las costas”. Por el contrario, el mensaje sería: ‘Dame a tus ambiciosos y expertos y quédate con los pobres y oprimidos’.
La fuente de la verdadera libertad
¿Cuáles son las causas que yacen en la raíz de este problema de la inmigración en masa? John Crewdson contesta: “La presión que ejerce la pobreza y el apiñamiento de la población alrededor del mundo o la completa imposibilidad de evitar el hambre, la opresión política o la guerra civil”. Estos problemas han estado con nosotros por siglos y ningún sistema político ha podido encontrar una solución permanente. Por lo tanto, surge la pregunta: ¿De dónde podemos esperar que venga verdadera libertad... libertad de la pobreza, de la opresión, de las enfermedades y la muerte?
Ningún país ni ninguna filosofía política puede satisfacer las necesidades de la humanidad. ¿Por qué no? Porque a estos les aplica el mismo principio que Pedro aplicó a los cristianos apóstatas: “A la vez que les están prometiendo libertad, ellos mismos existen como esclavos de la corrupción”. (2 Pedro 2:19.) “El padre de la mentira”, Satanás, tiene bajo su control al sistema mundial actual. La gobernación política, bajo el control satánico invisible, está plagada de corrupción. La libertad, la ética y la moralidad se han sacrificado en el altar de la conveniencia política y la ganancia egoísta. (Juan 8:44; 1 Juan 5:19.)
En contraste, Jesucristo dijo hace 1.900 años: “Conocerán la verdad, y la verdad los libertará”. Esas palabras hoy aplican con la misma intensidad. Pero, ¿a qué verdad se refería Jesús? Su respuesta a Poncio Pilato nos da una pista, a saber: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz”. (Juan 8:32; 18:37.)
Esa verdad se relaciona con el gobierno de Cristo que Dios prometió. En una visión, el profeta Daniel vio al Mesías, el “hijo del hombre”, obtener acceso ante Dios. La Biblia dice: “A él [el Mesías] fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación de duración indefinida que no pasará”. (Daniel 7:13, 14.)
¡Es ahí donde se encuentra la verdadera libertad, en Jesucristo y en la gobernación real que Dios le dio! Pronto su gobernación justa pondrá fin a toda opresión, enfermedad y muerte aquí en la Tierra. Con toda seguridad, vale la pena adquirir conocimiento de esta libertad. (Mateo 6:9, 10; Revelación 21:3, 4.)
[Nota a pie de página]
a Masonería o francmasonería: “Asociación secreta que declara aspirar a la fraternidad universal”, Diccionario General Vox.
[Fotografía en la página 15]
La estatua de la Libertad y los rascacielos de Manhattan
[Reconocimiento]
New York Convention & Visitors Bureau
[Reconocimiento en la página 12]
New York Convention & Visitors Bureau