Los jóvenes preguntan...
¿Por qué no está mamá cuando llego a casa?
EL PEQUEÑO Bruce llega a su hogar a eso de las 3.30 de la tarde todos los días que va a la escuela. Pero su madre no está en casa para recibirlo. Ella trabaja en el distrito financiero de la ciudad de Nueva York; su padre tampoco está en casa para preguntarle cómo le fue el día. Trabaja todo el día en una empresa editorial. “Tengo mi propia llave —explica Bruce—, de modo que llego a casa y me pongo a hacer mi tarea escolar.”
Bruce es uno de los muchos niños cuyos padres le han confiado la llave de la casa para que, después de llegar de la escuela, se las arreglen por sí solos hasta que sus padres lleguen. Afortunadamente él no tiene que pasar mucho tiempo a solas. Pues poco después llega su abuela y su hermanita. Además, al lado vive una vecina amigable que siempre está allí en caso de que surja alguna emergencia.
En tiempos pasados, la pobreza era lo que obligaba a muchos niños a quedarse solos en casa después de regresar de la escuela. Pero hoy día, tanto en los barrios pobres donde abundan los delitos como en los suburbios de gente acaudalada, hay niños en esta situación, quienes llevan colgadas del cuello las llaves de la casa. Algunos investigadores calculan que tan solo en los Estados Unidos hay entre dos y cuatro millones de niños en dicha situación, cuyas edades fluctúan entre los 7 y 13 años. ¿A qué se debe esto? A que cada vez más mujeres tienen empleos seglares. Y a menudo sencillamente no pueden hallar el cuidado infantil adecuado, o uno que puedan pagar.
Hijos dejados a solas
Bruce comentó: “A veces me gusta estar solo. Pues en esos momentos hay más tranquilidad en casa”. Sin embargo, no todos los jovencitos están contentos con estar solos en casa. El periódico The Denver Post publicó un informe sobre las investigaciones que hizo la sicóloga Lynette Long. Después de entrevistar a 38 jovencitos que tienen llave de su casa, la Dra. Long dijo que lo que descubrió era “deprimente, triste y, en algunos casos, alarmante”. ¿Por qué? Debido a que estos niños sufrían de una soledad extremada. “Están bajo estrictas órdenes de no salir de la casa y de no dejar entrar a nadie”, explicó la Dra. Long. Además, “casi una tercera parte de ellos tienen mucho temor [...] de que alguien se meta en la casa a robar”.
Un jovencito de doce años de edad llamado Gerald revela otro temor común. Cuando se le preguntó acerca de lo que él opinaba en cuanto a llegar a casa y no encontrar a nadie, dijo: “Pues, no creo que sea tan malo. Hay tranquilidad. Enciendo el televisor para sentirme acompañado”. Pero cuando se le preguntó si echaba de menos a sus padres, contestó: “Creo que sí les echo de menos. [...] Pues me siento mal cuando visito a algún amigo y su mamá está en casa. A veces me pregunto si mi mamá se interesa en mí. Pero estoy seguro que sí”.
Una adolescente llamada Tonya expresó una preocupación similar: “Cuando yo era más joven, mamá siempre estaba en casa para recibirme. Al llegar de la escuela nos poníamos a comer galletitas y a tomar leche, y hablábamos de cómo nos había ido el día. Pero desde que ella empezó a trabajar, llego a casa a comer galletitas y tomar leche a solas. Después que mamá llega del trabajo, está muy ocupada para pasar algún tiempo conmigo. Y después de la cena, está muy cansada”.
Si eres un adolescente de más edad, tal vez más responsable, posiblemente tengas una razón diferente de por qué no te gusta que tu madre efectúe trabajo seglar: las responsabilidades adicionales que recaen sobre ti. Puede que no te guste el tener que cuidar a tus hermanitos, cuando en realidad quisieras estar con tus amigos, o tener que cocinar en vez de ir a jugar pelota.
Quizás te preguntes: ‘¿Por qué no puede estar mamá en casa cuando yo regreso de la escuela?’.
Por qué ella trabaja
Diane es una madre sin esposo que ha tenido trabajo seglar desde que su hijo tenía dos meses de nacido. El ir tras una carrera o llegar a ser una mujer “liberada” de ninguna manera fue el motivo por el que ella consiguió empleo, ni tampoco lo hizo porque no amara a su hijo. Entonces, ¿cuál fue la razón? “Para sufragar los gastos”, explicó ella. Sí, para atender a las necesidades de su hijito, Diane dice que a menudo ha tenido que aceptar empleos que pagaban poco, los cuales ella detestaba.
Por lo general, muchas madres consiguen empleo por razones económicas. Después de todo, los padres tienen la obligación divina de proveer para sus hijos. (1 Timoteo 5:8.) Aun en tiempos bíblicos, la “esposa capaz” efectuaba tareas como las de fabricar artículos y venderlos a fin de obtener el dinero necesario para mantener su casa. (Proverbios 31:10, 24.) Es cierto que en aquel tiempo el trabajo giraba en torno al hogar, de modo que era más fácil para los padres trabajar y, a la vez, cuidar de sus hijos.
Pero muchas veces los jóvenes no comprenden la enorme presión económica a la que se encaran los padres hoy día. Por ejemplo, en los prósperos Estados Unidos los jóvenes acostumbran exigir costosos zapatos para correr, ordenadores personales y equipos estereofónicos, como si sus padres estuvieran obligados a comprarles estas cosas y fueran propietarios de bancos. Pero debido a que vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar”, el meramente proveer las cosas necesarias es un desafío enorme para muchos padres. (2 Timoteo 3:1.)
El precio de la ropa casi se duplicó en los Estados Unidos entre los años 1970 y 1983. ¡El precio de los alimentos, las viviendas y el transporte casi se triplicó! (Statistical Abstract of the United States 1984.) Muchos padres sencillamente no ganan suficiente dinero como para mantenerse al paso con el aumento de los precios. ¿En qué ha resultado esto? En que una cantidad mayor de madres tengan que salir a trabajar. Un informe realizado por una organización de investigaciones llamada Worldwatch Institute dice que por todo el mundo ¡la cantidad total de mujeres con trabajo seglar “aumentó de 344.000.000 a 576.000.000 entre los años 1950 y 1975”!
Así que si tu madre trabaja fuera, probablemente es porque ella piensa que no tiene alternativa. No hay razón para que concluyas que ella te quiere menos. En realidad, el que ella te deje a solas —o te pida que te encargues de cuidar a tus hermanitos— pudiera indicar lo mucho que ella confía en ti.
Dale tu apoyo
Claro, el comprender por qué tu mamá tiene un empleo no significa necesariamente que tenga que agradarte la idea de que ella salga a trabajar. Sin duda, el que ella trabaje fuera te ocasiona varias dificultades: comer tarde, sentimientos de soledad, inquietud. Fácilmente pudieras hacerte la vida infeliz si te pones a pensar en estas dificultades. Por otra parte, la Biblia dice: “Hay más felicidad en dar que en recibir”. (Hechos 20:35.) El apoyar a tus padres y ayudarlos es verdaderamente una manera directa y segura de vencer la lástima que sientas para contigo mismo.
Por ejemplo, nota lo que el periódico nigeriano Sunday Sketch dijo: “Estadísticas de la ONU revelan que las mujeres efectúan dos terceras partes de todo el trabajo que se realiza en el mundo, mientras que los hombres solo efectúan una tercera parte. [...] También se ha concluido [...] que las mujeres siempre están cansadas y agotadas, principalmente por todo el trabajo excesivo que hacen, lo cual afecta su salud”. Aunque esto tal vez sea cierto especialmente en los países del Tercer Mundo, muchas mujeres de países prósperos de Occidente a menudo se sienten igualmente agotadas al tener que luchar por asumir el papel de proveedora de la familia y de madre.
¿Te compadeces por todo lo que tu madre hace? ¿Le expresas agradecimiento y le das encomio cuando notas que ella está cansada debido al largo día de trabajo que ha tenido? (Proverbios 25:11.) ¿Le has ofrecido tu ayuda para hacer los quehaceres? Y si le ayudas, ¿lo haces de mala gana? (Compara con 2 Corintios 9:7.) Una madre que trabaja fuera dijo: “Me lleno de frustración cuando mi hijo no coopera. Y me siento muy desanimada cuando llego a casa y las cosas no están hechas. Esto me roba el gozo de querer hacer cosas en la casa, como el prepararle una buena comida”.
El libro Working Couples (Matrimonios que trabajan) hizo la siguiente observación: “En el caso de la mayoría de los padres que trabajan fuera, tan pronto llegan a casa son recibidos con una serie de preguntas, peticiones y demandas por parte de sus hijos. [...] Esa preciosa hora al final del día se convierte a veces en un tiempo agotador, de agitación y de discusiones”. ¿Por qué no retienes tus preguntas y demandas hasta que tu mamá o papá hayan descansado un poco?
Es cierto que el llegar a una casa sola no es lo ideal. Pero si ‘vigilas con interés personal no solo tus propios asuntos, sino también los de tus padres’, podrás sacar el mayor provecho de la situación. En el futuro se publicará un artículo que mostrará cómo algunos jóvenes han podido lograr esto. (Filipenses 2:4.)
[Comentario en la página 22]
Si tu mamá trabaja fuera, es porque probablemente le parece que no tiene alternativa