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  • ¿Vivir juntos, o casados?
  • ¡Despertad! 1986
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¡Despertad! 1986
g86 8/7 págs. 4-7

¿Vivir juntos, o casados?

“¡Solo es burocracia! Un papel no significa nada. Lo que cuenta es el amor. El vivir juntos es una relación más romántica. Uno tiene que ser más cuidadoso y considerado para con la otra persona cuando no está legalmente unido a ella.” Así razonaron Juan y Ana cuando comenzaron a vivir juntos.

ES EVIDENTE que algunas parejas piensan que al vivir juntos sin estar vinculados por la ley tendrán miedo de perder a su compañero. Por lo tanto, serán más cuidadosos en sus tratos el uno con el otro. A simple vista, este parece ser un buen razonamiento. Pero, ¿son dichas relaciones por lo general más estables que los matrimonios legales?

¿Hay desventajas en vivir juntos?

En su libro Unmarried Cohabitation (Vivir juntos sin estar casados), el investigador J. Trost, después de presentar datos estadísticos basados en un estudio realizado sobre este tema, comentó que “la ruptura entre parejas no casadas es unas dos veces más frecuente que entre parejas casadas”.

Juan y Ana vivieron juntos por tres años antes de casarse. ¿Cuán estable fue su primera relación? “Descubrimos que una relación informal solo dejaba la puerta abierta a otras relaciones licenciosas furtivas. El meramente vivir juntos hace que uno fácilmente se sienta más predispuesto a interesarse en alguna otra persona.”

Lars y Anette también vivieron juntos por tres años antes de casarse. Lars dice: “Cuando surgían problemas, éramos más propensos a separarnos en lugar de sentarnos y solucionar los asuntos, tal como tratamos de hacerlo ahora que estamos casados”. Anette añade: “No sé cuántas veces me enojé con Lars y le dije que recogería mis cosas y me marcharía. Ahora nunca lo hago”.

“Mis cosas”, dijo Anette. Esa expresión refleja la manera como consideran sus pertenencias las parejas que no están casadas... las dividen en “mis” cosas y “tus” cosas. Hay quienes guardan cuidadosamente los recibos y graban o escriben sus nombres sobre los artículos que compran... solo por si acaso. ¿Es esa la base para una relación estable y duradera?

¿Y qué sucede si la pareja decide separarse? El dividir las pertenencias puede convertirse en un verdadero problema que resultaría en disputas y graves injusticias. Por ejemplo, si la mujer ha estado cuidando de los hijos y de la casa, quizás corra el riesgo de quedar en la indigencia debido a que su compañero era el que ganaba el dinero y compraba la mayoría de las cosas. Tal vez haya poco que hacer legalmente debido a que no estaban casados. Por lo tanto, ¿qué le sucede a ella cuando se separan?

Algunas parejas dicen que viven juntas por un tiempo solo para ver si son compatibles para el matrimonio. Opinan que su futuro matrimonio será más estable como resultado de esto. Pero, ¿es eso cierto? Por ejemplo, ¿ha disminuido el índice de divorcios en países donde esta práctica es común?

Considere lo que sucede en Suecia. Allí los expertos calculan que el 99% de los recién casados han vivido juntos antes de casarse. Si esto resultara en matrimonios más seguros, entonces se esperaría que el índice de divorcios en ese país disminuyera. Sin embargo, las estadísticas muestran que en los 25 años transcurridos entre 1958 y 1983, la cantidad anual de matrimonios disminuyó de 50.785 a 36.210 mientras que la cantidad de divorcios aumentó de 8.657 a 20.618. Entonces, ¿indican los hechos que el vivir juntos resulta en matrimonios más estables?

¿Cómo afecta a otras personas?

Considere además el efecto que puede tener en otras personas el que una pareja viva junta sin estar casada. Todavía hay muchas personas que consideran impropio y hasta inmoral el vivir juntos de esa manera. Por consiguiente, los padres o los abuelos quizás se sientan tristes, avergonzados y estén preocupados cuando sus hijos o nietos adoptan esta forma de vida. La relación entre las generaciones pudiera verse amenazada.

Ana recuerda: “Creo que mis padres se sintieron muy avergonzados de mí cuando comencé a vivir con Juan. Antes, siempre había disfrutado de una buena relación con ellos. Pero luego sentían vergüenza cuando nuestros familiares preguntaban por mí. Y se sentían muy incómodos cuando Juan estaba presente. En poco tiempo, dejaron de visitarnos por completo. Creo que sufrieron mucho”.

¿Y qué sucede con los hijos que resultan de dicha relación? Las relaciones inestables de los padres pueden resultar en que varios hijos de padres diferentes se críen en un mismo hogar. Esto puede hacer que los hijos se sientan confusos e inseguros. Un reportero de televisión realizó una encuesta entre alumnos de 15 años de edad que mostró que aproximadamente uno de cada tres de estos jóvenes no vivía con ambos padres biológicos. En Estocolmo, la capital de Suecia, la cifra llegó hasta un 43%. El reportero comentó: “Ahora tenemos una sociedad completamente diferente. Muchos niños de la década de los ochenta tienen dos hogares [...] Pasan un fin de semana con mamá y el siguiente con papá”.

En una encuesta realizada en Suecia entre 5.500 niños de diez años, el profesor auxiliar Claes Sundelin halló que un niño de cada diez tenía serios problemas sicológicos. Concluyó que los niños se ven “afectados por el aumento de separaciones” y que ellos se “envuelven emocionalmente con las personas mayores más próximas, por lo que la separación les causa una gran desilusión”. Una niña de 12 años de edad, cuyos padres están separados, expresó lo que sienten muchos niños que están en esa situación, al decir: “Cuando crezca, quiero vivir bien. Me casaré y nunca me divorciaré”.

En Suecia, el término “separación” se emplea con respecto a parejas casadas y no casadas. Puesto que el vivir juntos sin estar casados es una relación más inestable que el matrimonio, significaría que los hijos nacidos de estos padres corren un mayor riesgo de tener que vivir en hogares con solo uno de los padres. De todos modos, los hijos sufren por tal separación, y a menudo, como la niña de 12 años de edad, dicen que cuando crezcan desean tener una relación firme y duradera... en el matrimonio.

Convivir sin estar casados produce otros efectos trascendentales. Puesto que tal unión no está registrada legalmente, las autoridades no pueden tomar en cuenta a las parejas y aplicarles las leyes correspondientes. Algunas parejas deciden no casarse para evitar impuestos desfavorables y la pérdida de ciertas pensiones y otros beneficios sociales. Esto afecta la manera como se reparte la carga de impuestos sobre el público en general. Las leyes sobre herencias, testamentos, repartición de bienes y la custodia de los hijos tampoco se pueden aplicar completamente. Como un abogado danés declaró: “Aparte de la cuestión moral, desde un punto de vista estrictamente legal, los matrimonios sin papeles son indeseables. Se requiere mucho más papel, o sea, documentos legales y tramitaciones, para resolver los asuntos que tienen que ver con bienes y custodia que los que hacen falta para los matrimonios registrados”.

Además de las implicaciones morales y sociales, hay otro asunto aun más importante.

El punto de vista bíblico

El punto de vista bíblico sobre este asunto pudiera ser de poca o ninguna importancia para muchas de las parejas que viven juntas sin estar casadas. Pero es vital para los que desean aplicar los mandamientos de Dios.

De acuerdo con la Biblia, el matrimonio legal es la única forma autorizada por el Creador de la humanidad para que un hombre y una mujer convivan. La Biblia muestra que Jehová Dios unió a la primera pareja humana en matrimonio. ¿Por qué? Una razón fue para que disfrutaran de compañerismo. El registro histórico de Génesis dice: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él”. (Gé 2:18.) Otra razón fue para que se reprodujeran. A la pareja se le dijo: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra”. (Gé 1:27, 28.) Es evidente que esta no habría de ser una relación de prueba, pues Génesis 2:24 dice: “El hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne”.

A pesar de que hoy día todas las personas son imperfectas y muchos matrimonios resultan en divorcio, el matrimonio legalizado aún sigue siendo la forma de convivencia más segura y de más firme arraigo entre un hombre y una mujer en la sociedad moderna. Ninguna otra forma de convivencia ofrece el mismo grado de protección y seguridad a todos sus miembros, incluso a los hijos, como el matrimonio legalizado.

Esa fue la conclusión a la que llegaron Juan y Ana. Después de haber vivido con Juan por varios años, Ana comenzó a estudiar la Biblia y a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová. Poco después ella deseó conformarse a los requisitos bíblicos respecto al matrimonio. De modo que un día le pidió a Juan que se casaran. Él había notado que cada vez que ella llegaba de las reuniones estaba feliz y contenta. Se dio cuenta de lo mucho que eso significaría para ella, de modo que se casaron.

‘Esa religión tal vez me beneficie a mí también’, pensó Juan. Así que decidió investigar por sí mismo. Poco después, él también concluyó que el punto de vista bíblico sobre el matrimonio es el mejor. Juan y Ana ahora son testigos dedicados de Jehová y ambos sirven como ministros de tiempo completo. ¿Cómo comparan el matrimonio a su situación anterior? Ellos contestan: “Antes de casarnos, meramente vivíamos juntos. Pero después que nos casamos, comenzamos a edificar una relación mucho más íntima, más amorosa y más responsable, una que incluye a un tercer miembro: nuestro Creador, Jehová Dios. Ya por más de diez años hemos estado disfrutando de un matrimonio feliz, ¡y aún continuamos disfrutándolo!”.

Sin embargo, otras personas quizás tengan otro punto de vista. Estas opinan que el matrimonio tal vez es una institución conveniente, pero que la fidelidad marital no es necesaria. Alegan que una aventura extramatrimonial hasta podría tener un efecto positivo y fortalecedor en el matrimonio. Pero, ¿es eso cierto?

[Comentario en la página 5]

“Cuando surgían problemas, éramos más propensos a separarnos en lugar de sentarnos y solucionar los asuntos, tal como tratamos de hacerlo ahora que estamos casados”

[Comentario en la página 6]

El matrimonio legalizado aún sigue siendo la forma de convivencia más segura y de más firme arraigo entre un hombre y una mujer en la sociedad moderna

[Ilustración en la página 5]

La separación de los padres afecta emocionalmente a los hijos

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