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  • Los desastres... en busca de las causas
  • ¡Despertad! 1986
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  • Se aprenden lecciones valiosas
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¡Despertad! 1986
g86 8/8 págs. 3-5

Los desastres... en busca de las causas

“EL PEOR año de la historia”, decía el titular del periódico The Times, de Londres, al referirse a los desastres aéreos ocurridos durante 1985. La cantidad de muertos —unas 2.000 personas— confirma que fue el peor año de la historia en lo que se refiere a muertes debido a accidentes de aviación.

El peor incendio que haya habido en un estadio británico de fútbol provocó un desastre en la ciudad inglesa de Bradford en mayo de 1985. Las llamas se esparcieron por las gradas de madera de la tribuna principal, en la que había 3.000 espectadores, y dejó un saldo de 55 muertos y centenares de heridos.

El año pasado en otras partes del mundo los cataclismos naturales causaron una extensa pérdida de vida. El terremoto que azotó a la ciudad de México en septiembre mató a más de 9.000 personas. Varias semanas después, en Colombia, un inmenso alud de lodo causado por la erupción del volcán Nevado del Ruiz destruyó casi por completo el pueblo de Armero y causó la muerte a más de 20.000 personas.

Llegando a las causas fundamentales

Una vez que el desastre ha ocurrido, se inicia una investigación completa para averiguar las causas, y esta puede tomar semanas o meses. ¿Se debió a negligencia, a un defecto en el diseño de algún mecanismo, o hasta a sabotaje? ¿Se dio la debida advertencia? ¿En qué consistían los procedimientos de seguridad? ¿Pasó alguien por alto algunos de estos procedimientos?

Para que las víctimas que buscan indemnización puedan radicar sus demandas se tiene que establecer sobre quién recae la culpa del desastre. En el escape de gas de una fábrica de insecticidas en Bhopal, India —que ha sido descrito como “el peor accidente industrial de la historia”—, el registro oficial indica que hubo más de 1.700 personas muertas y unas 200.000 heridas. Según se informa, la cantidad de dinero que se exige en las demandas es mayor que el valor total de los bienes que la compañía química tiene en la India. Ya que están en juego tales intereses, el establecer la causa del desastre y determinar quién tiene la culpa es un proceso lento y trabajoso.

Hoy día las aeronaves más grandes llevan dos grabadoras de vuelo, o “cajas negras”, según se las conoce. Una de ellas particulariza docenas de fragmentos de información por segundo sobre la operación de la aeronave. La otra es una grabadora de voces en la cabina del piloto y contiene las comunicaciones de los tripulantes hasta el mismísimo momento en que se estrella el avión. Esas cajas negras son tan vitales para ayudar a determinar la causa de los accidentes aéreos que se hacen esfuerzos extraordinarios para recuperarlas.

Los investigadores también interrogan a los sobrevivientes en busca de pistas que les ayuden a determinar la causa del accidente. En el Japón una azafata que no estaba de servicio sobrevivió el mayor desastre aéreo del mundo. Ella pudo suministrar a los expertos detalles importantes sobre el vuelo del avión de reacción mientras estos laboraban diligentemente para determinar la causa de la tragedia que reclamó la vida de 520 personas.

Se aprenden lecciones valiosas

Una vez que se conoce la causa, la atención se dirige a prevenir catástrofes similares. Se descubrió que el fuego en el estadio de fútbol de Bradford se debió a que, aparentemente, un cigarrillo o un fósforo encendido hizo arder la basura que había debajo de las gradas. Como consecuencia de este incidente, los funcionarios pertinentes han formulado medidas de seguridad más estrictas para las instalaciones deportivas.

Un avión comercial de reacción no pudo despegar del aeropuerto de Manchester, Inglaterra, debido a un incendio que causó la muerte de 55 personas. Esto resultó en que se sometieran a escrutinio los procedimientos para evacuar las naves. También se examinaron cuidadosamente los materiales resistentes al fuego que se usan en los asientos y accesorios de la cabina del avión.

De modo que se aprenden lecciones valiosas al examinar a cabalidad las causas de los desastres. La negligencia, la fabricación de poca calidad, los defectos de diseño y otros factores muestran que el elemento humano es un factor determinante en las calamidades causadas por el hombre.

Pero ¿qué hay de los desastres naturales? ¿Qué revelan las investigaciones sobre las causas de estos?

La predicción de los desastres naturales

Ha habido logros considerables en la pronosticación de desastres naturales, como los que pueden causar los huracanes. En el Caribe “las probabilidades de que se avise con tiempo” ha aumentado “casi un 100%”, según dice cierto informe. Este agrega: “La mayoría de los pronósticos pueden dar avisos con 24 horas de antelación respecto al tiempo en que se espera que llegue la tormenta con toda su fuerza”.

Con relación a otra clase de desastres es mucho más difícil avisar de antemano. En cierta ocasión, China tuvo éxito en pronosticar un terremoto. En una región de la provincia de Liaoning las autoridades se dieron cuenta de que era inminente un desastre cuando observaron el comportamiento peculiar de los animales. Evacuaron la ciudad de Haicheng. Poco después, ocurrió un terremoto que devastó el 90% de la ciudad. Gracias a que hicieron caso al aviso, pocas personas perdieron la vida.

Sin embargo, la predicción de terremotos rara vez es suficientemente precisa como para efectuar una evacuación de emergencia. Un ejemplo de esto es el horroroso saldo de muertos, que según cifras oficiales ascendió a 242.000, que hubo en 1976 debido al terremoto de T’ang-shan, China. Los científicos pueden localizar muchas regiones en las que existe el peligro de un terremoto, pero no pueden predecir exactamente cuándo ocurrirá. Así, aunque el terremoto de México en 1985 “no tomó por sorpresa a los sismólogos”, según dice cierto informe, de todos modos causó una terrible devastación.

La prevención de desastres naturales

Los expertos dan poca esperanza de que se puedan prevenir tales desastres. De hecho, de acuerdo con el libro Natural Disasters: Acts of God or Acts of Man?, “la gente está cambiando su ambiente y lo está haciendo más propenso a desastres, y se está haciendo más vulnerable”.

A modo de ejemplo, en regiones superpobladas del mundo, a menudo se despoja la tierra de la vegetación, lo cual hace que aumente la probabilidad de sequías e inundaciones. Además, hay incontables ejemplos de personas que viven en lugares propensos a desastres y que no hacen caso a los avisos oficiales.

¿Se puede hacer algo para detener las fuerzas naturales que causan los desastres? Con respecto a los terremotos, los científicos han observado que si se inyecta líquido en un pozo profundo se produce una serie de temblores en el lugar. Por este medio esperan liberar la tensión en la corteza terrestre y minimizar la posibilidad de terremotos. Pero hasta ahora han tenido poco éxito. Como concluye el libro Disaster!: “Hasta ahora no se sabe suficiente acerca de cuán seguro sea este procedimiento [...] como para justificar su uso en regiones densamente pobladas”.

Otros intentos de impedir desastres naturales no han tenido mayor éxito. Considere los experimentos que se han llevado a cabo con los huracanes. Por aproximadamente 25 años, aviones han volado en el ojo de los huracanes para “bombardearlos” con sustancias químicas en un intento por disipar la fuerza de la tormenta. No obstante, los huracanes siguen causando muerte y devastación.

¿Es culpa de lo sobrenatural?

Puesto que tales desastres son impredecibles y en realidad, inevitables, muchas personas los atribuyen a poderes sobrenaturales más allá de la región física. El libro Disaster! comenta: “En una cultura que ha procurado hacer que se pueda predecir todo, la violencia de la naturaleza es la variante, la rareza, que nadie puede explicar o prevenir”.

No es extraño, pues, que muchas personas atribuyan los desastres naturales a Dios. Pero ¿es esto apropiado? ¿Son los desastres, en realidad, “obras de Dios”?

[Reconocimiento en la página 3]

Reuters/Bettmann Newsphotos

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