El punto de vista bíblico
¿Es caliente el infierno?
“¡EL HOMBRE arderá, arderá y arderá!” El orador, en medio del cuarto oscuro, con su camisa en llamas, extendió los brazos y dio unos pasos hacia su pasmado auditorio. Afortunadamente la demostración duró tan solo unos segundos. Pero con la ayuda del polvo inflamable, el predicador logró impresionar muchísimo a su auditorio por su evocación convincente del infierno de fuego.
Hay muchos maestros religiosos como este predicador —especialmente en la cristiandad— que dicen que Dios tiene reservado para los inicuos este destino eterno. Pero en realidad, ¿es eso lo que dice la Biblia?
Los buenos y los malos están en el mismo lugar
“Los malos serán trasladados al infierno, todas las gentes que se olvidan de Dios.” (Salmo 9:17, Reina-Valera, 1934.) Aquí, en vez de usar la palabra “infierno”, traducciones más modernas como la Herder de 1976 y la Biblia de Jerusalén han preferido conservar la palabra “Seol” que aparece en el texto hebreo. Pero ¿cuál es el significado exacto de “infierno”, o “Seol”?
El libro bíblico de Eclesiastés da más información acerca del Seol. Allí se registra lo siguiente: “Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol, el lugar adonde vas”. (Eclesiastés 9:10.) Si los que están en el infierno o el Seol no pueden pensar, ni conocer ni obrar, entonces ciertamente tampoco pueden estar sufriendo.
Por lo tanto, no es de extrañar que hasta siervos fieles de Dios fueran al Seol. Jacob sabía que iría allí al morir, y Job esperaba que Dios lo escondiera allí para acabar con sus sufrimientos. (Génesis 42:38; Job 14:13.) ¿Habrían esperado —o hasta pedido— estos dos siervos fieles ir a un infierno de fuego ardiente junto con los inicuos? ¡Ciertamente que no!
¿Qué es el “fuego”?
Pero ¿cómo han de entenderse las palabras de Jesús de que los que no hacen la voluntad de Dios irán “al fuego que no se puede apagar”, o al ‘horno de fuego donde habrá llanto y el crujir de dientes’? (Marcos 9:43-48; Mateo 13:42.)
Al mencionar ese lugar, Jesús no usó la palabra “Hades” (el equivalente griego de la palabra hebrea “Seol”)a. Más bien, usó la palabra “Gehena”. Esta palabra se refería a un vertedero que quedaba cerca de Jerusalén llamado el valle de Hinón, donde se mantenía ardiendo el fuego para destruir la basura. Este era un término apropiado que haría que los que escuchaban a Jesús pensaran no en sufrimiento eterno, sino en destrucción completa, en la aniquilación por fuego.
En la Revelación dada al apóstol Juan se habla del “lago que arde con fuego y azufre”, donde son arrojados todos los que practican cosas malas. (Revelación 21:8.) Si el infierno existe, este debería ser el lugar, pues los inicuos van a parar allí. Pero este mismo libro bíblico dice que la muerte heredada de Adán y el Hades serán arrojados en ese mismo lago de fuego. ¿Pueden estas dos cosas abstractas sufrir? No. Aquí el fuego representa su desaparición, la cual ocurrirá una vez que hayan ‘entregado los muertos que hay en ellos’, es decir, después de la resurrección de los muertos. (Revelación 20:13, 14.)
Estos últimos ejemplos muestran que el fuego es solo un símbolo de la aniquilación o la destrucción eterna. Por lo tanto, no hay sufrimiento en el lago de fuego, o Gehena, como tampoco lo hay en el Hades (o el Seol), adonde van tanto los fieles siervos de Dios como los inicuos. Pero si profundizamos más en el tema entenderemos mejor por qué no podemos creer en la Biblia y a la misma vez en la existencia de un infierno ardiente.
Es incompatible con la personalidad de Dios
¿Qué pensaría usted de unos padres que mantuvieran encarcelados a sus hijos día tras día y que hasta los torturaran? Si a usted le repugnan tales acciones, ¿no le repugnaría también un dios que atormentara eternamente a sus hijos en el fuego?
El hecho de que el Dios verdadero no es así se puede ver por las censuras que dirigió a los israelitas que habían ‘quemado a sus hijos y sus hijas en el fuego’. Jehová insistió en que esto fue una “cosa que yo no había mandado y que no había subido a mi corazón”. (Jeremías 7:31.) Puesto que Dios nunca había pensado en tales cosas, ¿cómo podríamos imaginarnos que él crearía un infierno ardiente para sus criaturas?b Si nos repugnan la crueldad y la tortura de personas, ¿cuánto más debe repugnarle a Dios, que es amor? (1 Juan 4:8.)
La doctrina de un infierno ardiente va en contra de la justicia. En su carta a los romanos, el apóstol Pablo explica: “El salario que el pecado paga es muerte”. (Romanos 6:23.) Por otra parte, él dice: “El que ha muerto ha sido absuelto de su pecado”. Si la muerte cancela completamente las deudas de una persona, entonces, ¿por qué debería esta sufrir eternamente por los pecados que cometió tan solo durante su vida? (Romanos 6:7.)
Así, la Biblia muestra que el infierno ardiente, como comúnmente se conoce, no existe. Además, este conocimiento nos permite establecer una relación con Dios basada en el amor, no en el terror. Sugerimos al lector que continúe examinando la Biblia y aprendiendo sobre cómo agradar a Dios debidamente a fin de que pueda estar entre los que verán el maravilloso día en que el Hades, o el Seol, el sepulcro común de la humanidad, desaparecerá para siempre. (1 Juan 4:16-18.)
[Notas a pie de página]
a En Hechos 2:31, al citar de Salmo 16:10, se usa la palabra griega “Hades” para traducir la palabra hebrea “Seol”.
b Hay quienes tal vez señalen a lo que Jesús dijo acerca del hombre rico y Lázaro, según está registrado en Lucas 16:19-31, como prueba de que hay un infierno ardiente. Pero estas palabras de Jesús son una parábola y, por lo tanto, no deben tomarse literalmente. Para más información véase el libro ¿Es esta vida todo cuanto hay?, publicado por la Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Comentario en la página 18]
¿Qué pensaría usted de unos padres que torturaran a sus hijos?
[Ilustración en la página 19]
¿Es este el infierno bíblico?