Agua, agua por todas partes
DESPUNTA el día y en sus hogares la gente comienza a levantarse del sueño de una noche más de descanso. El agua de las duchas y las bañeras refrescará al cuerpo. Con agua se avivarán los ojos todavía soñolientos y con agua otros se afeitarán. Con agua se hará el té o café tan imprescindibles para algunos y con agua se lavarán los platos y la ropa.
A medida que el Sol se eleva en el firmamento, los engranajes de las industrias comienzan a moverse. Se abren las válvulas para que por miles de kilómetros de tuberías corra agua, esa sustancia que es la sangre de los sistemas de calefacción y refrigeración, de la producción de electricidad, de confección de sustancias químicas y de muchas otras cosas.
Sin agua las industrias cesarían de funcionar tal como si se les desconectara de la electricidad. Por ejemplo, la fabricación de los 900 kilos (2.000 libras) de acero de su automóvil requirió que se usaran más de 227.000 litros (60.000 galones) de agua reutilizada, y en la producción de cada litro de combustible que su auto lleva en el tanque se necesitaron más de 4 litros de la misma. Los cafés y restaurantes se preparan para otro día atareado en que las agujas de sus contadores de agua girarán a gran velocidad. En las zonas áridas, kilómetros de tuberías y miríadas de rociadores despedirán millones de litros de la preciada sustancia para regar las haciendas que tanto alimento producen para los centros urbanos.
Agua, agua por todas partes. Su disponibilidad parece inagotable. Por ser ese el pensar que predomina en la mente de la mayoría de la gente, se abusa del agua, se le da mal uso, se desperdicia, se le da poca importancia, y poca atención se presta a la fuente de donde proviene. Dado que es muy accesible, aun los residentes urbanos de pocos recursos viven, en lo que a esto respecta, mejor que los antiguos reyes en todo su esplendor. Con solo dar vueltas a una llave en la cocina o en el cuarto de baño uno tiene agua corriente, caliente o fría. En los Estados Unidos, por ejemplo, cada persona usa un promedio de casi 330 litros (87 galones) de agua al día.
El agua es esencial para toda cosa viviente. Después del aire, es la sustancia más necesaria para sostener la vida del hombre. Sin alimento, el hombre puede vivir por más de un mes. Sin agua, o bebidas y comestibles que contengan agua, el humano muere en cuestión de una semana. Si el cuerpo pierde más de un 20% de su contenido normal de agua, la persona sufrirá una muerte dolorosa.
En el transcurso de la historia humana, la búsqueda de agua ha dado motivos para actos de violencia. Ha habido guerras para obtener control de ella. Hombres se han matado por un lodoso oasis en el desierto. Pueblos, ciudades e imperios se han levantado en lugares donde ha abundado el agua y algunos de estos han sido abandonados cuando el surtido se ha agotado. La humanidad ha hecho ídolos alegóricos al agua y los ha adorado como a dioses. Cuando el agua ha escaseado, con grandes ritos y ofrendas les han hecho peticiones a esos dioses y cuando la han hallado, a ellos ha ido el crédito.
La crisis del agua, ¿se avecina, o ya está aquí?
Con la explosión demográfica en la Tierra, la demanda por el agua ha alcanzado nuevas alzas. Por todo el mundo son interminables las columnas que se publican en los periódicos tocante a la necesidad de que haya más agua. Algunos expertos se refieren a “la venidera crisis del agua” y a “la próxima escasez de recursos naturales”. Hay otros, no obstante, que tienen una opinión más negativa. “Nuestra nación ya está en una crisis de agua”, dijo un senador de los Estados Unidos. “La gente habla de que es una crisis que está por suceder. Pero ya existe”, escribió el presidente del House Water Resources Subcommittee. “El recurso natural más valioso de los Estados Unidos está en peligro”, dijo la revista U.S.News & World Report de marzo de 1985. “A nivel nacional, la crisis del último decenio de este siglo será la escasez de agua para el uso doméstico”, dijo el ministro del interior de los Estados Unidos. También advirtió: “Todos los esfuerzos por promover el desarrollo y el empleo, por aumentar la prosperidad en el sector agrícola, por proteger el medio ambiente y por reavivar nuestras ciudades carecerá de significado alguno a menos que podamos satisfacer la necesidad que la sociedad tiene de agua”.
Desafortunadamente, la crisis del agua no es un problema solo para los Estados Unidos, sino uno que también afecta al resto del mundo. “La crisis mundial del agua es mucho más seria que la del petróleo”, dijo un escritor. Y agregó: “Más de treinta países afrontarán una severa escasez en los próximos veinte años. A medida que la población aumenta y escasea más el agua, no se puede descartar la posibilidad de que algunos países se lancen a una guerra por causa del agua”. Todo indica que el punto de vista de todos los expertos y planificadores del mundo es que el futuro del mundo, en lo que respecta al agua, es terriblemente crítico.
¿Por qué se preocupa el mundo por el agua? La cantidad que la Tierra tiene de esta sustancia es enorme. Más del 70% de la superficie terrestre está cubierta de agua. Para comprender el gran volumen de líquido que esto representa, hay que poner la mente a hacer cálculos. Imagínese, por ejemplo, una fosa cuadrada con 1,6 kilómetros (1 milla) de largo, de ancho y de profundidad, es decir, de un poco más de cuatro kilómetros cúbicos (1 milla cúbica). Para llenar esta fosa con agua se necesitarían más de cuatro millones de millones (4.000.000.000.000) de litros o más de un millón de millón (1.000.000.000.000) de galones. Ahora multiplique ese volumen 326.000.000 de veces y obtendrá aproximadamente la cantidad de agua que contiene la Tierra. El agua sigue un ciclo interminable: de los océanos, ríos, lagos y arroyuelos pasa a la atmósfera siendo elevada por el calor del Sol, para entonces descender de nuevo en forma de lluvia o nieve. (Eclesiastés 1:7.)
Los hechos indican que hay suficiente agua en la Tierra para más que satisfacer el deseo de toda cosa viviente, desde la creación del hombre y por toda la eternidad. (Salmo 145:16.) ¿Por qué existe, entonces, una crisis de agua?