La crisis del agua... ¿cuán real es?
PARA comenzar, quede establecido que aunque un 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua, no toda es potable. Por ejemplo, los mares contienen aproximadamente el 97% de esta agua, lo cual hace que un 3% se clasifique como agua dulce.
No obstante, más de las tres cuartas partes del agua dulce se encuentran solidificadas en los glaciares y cascos polares de la Tierra. Otro 14% del agua se halla en depósitos subterráneos, llamados acuíferos, que están demasiado profundos como para explotarlos. Se calcula que el agua restante es un diminuto 0,027% que se halla en ríos, lagos, riachuelos y acuíferos explotables. El agua dulce de la superficie es reabastecida por la lluvia y otros tipos de precipitación, pero algunos acuíferos, por estar a grandes profundidades, no pueden aprovisionarse de nuevo.
A diferencia de las gigantescas turbinas que pueden generar electricidad para el uso doméstico e industrial, el agua no se puede fabricar. De modo que cuando en un hogar se abre el grifo con el fin de obtener agua para hacer esa deseada taza de té o café, para darse un baño caliente que tonifique, o cuando se abren las válvulas de las industrias o se llena nuevamente la piscina, el agua tiene que extraerse de los ríos y lagos de las cercanías o de pozos conectados a algún acuífero.
Aunque la precipitación anual de la Tierra es abundante, no es igual en todas partes. En algunos lugares puede que la lluvia sea más que abundante, mientras que en otros tal vez no llueva por años. En las zonas donde escasea la lluvia es necesario tener enormes sistemas de regadío para la agricultura, y el agua para ello se extrae de acuíferos cuyo reabastecimiento o bien no existe o es insuficiente, lo cual causa que se sequen algunos pozos.
Los acuíferos están en vías de secarse
De esos grandes acuíferos, el Ogallala es el mayor en el mundo. Se extiende por debajo de seis estados de la zona central del oeste de los Estados Unidos, y de él dependen grandemente las viviendas, la industria y los regadíos; no obstante, está acercándose a una crisis que prácticamente afectará a decenas de millones de personas. Hay en la actualidad 200.000 pozos extrayendo agua del Ogallala y su nivel ha bajado entre 3 y casi 5 metros (10 a 15 pies) en toda una extensión de 153.600 kilómetros (60.000 millas) cuadrados. Un escritor dijo: “Al igual que un grupo de niños pequeños que con sorbetes todos toman a la vez del mismo refresco, así también la gente está agotando rápidamente el agua subterránea”.
Algunas personas ya están sintiendo el principio de la inminente crisis. “El nivel al que se encuentra la toma de mis bombas de agua en mis 11 pozos está a poca distancia del fondo —dijo un granjero—, y ha estado así desde hace cinco años. Si extraigo el agua con demasiada rapidez, se agota.” “Con el tiempo el agua se habrá acabado —dijo un escritor—, y en algunas zonas ese tiempo quizás llegue en esta generación.” Algunos expertos calculan que el Ogallala se secará dentro de 40 años.
Se está abusando grandemente de muchos otros acuíferos en los Estados Unidos. Entre los casos más severos se encuentra el del acuífero que yace bajo la ciudad de Tucson, Arizona, siendo la mayor urbe norteamericana que depende totalmente de agua subterránea. De este acuífero se abastacen las viviendas, la industria, las granjas y las minas de cobre aún en servicio. Como consecuencia, el nivel del agua en la capa freática ha descendido la asombrosa cantidad de 45 metros (150 pies) desde el decenio de 1960. Solo un 35% del agua que se extrae anualmente del acuífero es reemplazada.
En algunas zonas el nivel de agua de estos depósitos subterráneos ha descendido más de 48 metros (160 pies). Por ejemplo, en la ciudad de El Paso, Texas, y en la ciudad Juárez, México, el nivel del agua ha bajado drásticamente debido a la excesiva extracción del líquido, y en la zona metropolitana de Dallas y Ft. Worth el nivel del agua subterránea ha mermado más de 118 metros (390 pies) en los pasados 25 años. Esta continua extracción de agua solo puede conducir al agotamiento del surtido que existe en el subsuelo.
La extracción excesiva del agua de los acuíferos de la nación también está trayendo como resultado otros graves efectos secundarios además del de la reducción en la cantidad del agua existente. Por ejemplo, la entera ciudad de Houston, Texas, está hundiéndose en sus cimientos de arena y arcilla, informa el periódico The New York Times del 26 de septiembre de 1982. “La causa es el agua, la cual se ha extraído en demasía de los extensos acuíferos debajo de la ciudad para satisfacer el inmenso desarrollo que ha acontecido en la zona en los últimos diez años —informa el mismo periódico—. Si para satisfacer la necesidad en el futuro no se utiliza otra agua, salvo la subterránea, la ciudad podría hundirse más de 4 metros (14 pies) para el año 2020.”
También en 1982, The New York Times publicó un informe sobre una situación similar en el estado de Arizona. En el informe se dice que, según noticias recibidas, en algunas zonas se han formado grandes grietas de hasta 120 metros (400 pies) de profundidad y 11 kilómetros (7 millas) de largo. Estas se produjeron como consecuencia directa de la explotación en gran escala de los acuíferos con el fin de abastecer con agua tanto al sector agrícola como al urbano. Cuando el agua del subsuelo se reduce drásticamente la superficie encima se hunde y en algunos lugares se producen grietas gigantescas que pueden alcanzar una profundidad de 120 metros (400 pies) hasta dar con la roca del subsuelo. En el estado de la Florida también la extracción excesiva del agua acuífera ha recibido mucha publicidad. La extracción frenética del agua ha socavado el terreno, creando hoyos que se han tragado casas y automóviles.
Los medios de información casi continuamente advierten acerca de la crisis del agua subterránea en los Estados Unidos. Esto tiene preocupada a toda la nación. “Se reconoce que la reducción continua del contenido de los acuíferos representa una amenaza al país, a nuestro crecimiento económico y a la calidad de nuestra vida”, dijo John P. Hammerschmidt, miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. “El país de la abundancia ha creado una demanda insaciable por el agua donde no la hay”, dijo un senador norteamericano. “Una vez que nuestros acuíferos se hayan agotado —dijo el congresista Robert Roe—, hasta ahí llegaron. Podría tomar mil años para que se reabastecieran.”
“Dentro de 50 años no existirá Phoenix”
El senador Daniel Moynihan declaró: “En el senado dije una vez que se puede vivir sin petróleo y hasta sin amor, pero no sin agua [...] Agoten los acuíferos del suroeste del país y dentro de 50 años no existirá Phoenix [ciudad en el estado de Arizona]. Lo siento, amigo, no hay más agua. Esa es una verdadera e irreversible crisis”. La revista U.S.News & World Report del 18 de marzo de 1985 agrega una última nota: “Quizás para la mayoría de los norteamericanos la noción de que se acabe el agua tal vez parezca exagerada. Pero un creciente número de hidrólogos, ingenieros y especialistas en el medio ambiente insisten en que el período de presumida confianza en el abastecimiento de agua que tiene el ‘país de la abundancia’ está llegando a su fin”.
Por todo el mundo, otras naciones gimen amargamente por causa de la rápida disminución del agua subterránea. En la década de los setenta se descubrió en el sur de la India que en ciertas zonas el nivel del agua subterránea había menguado casi 30 metros (100 pies) debido a la excesiva extracción de agua para usarla en regadíos. En las provincias septentrionales de China, diez de las ciudades principales cuyo abastecimiento de agua proviene mayormente de acuíferos afrontan una grave merma en los depósitos por causa de la excesiva extracción de agua. Algunas de estas ciudades han estado hundiéndose desde 1950 a razón de 20 a 30 centímetros (8 a 12 pulgadas) al año como consecuencia de la disminución del agua y la reducción de la cavidad acuífera. La ciudad de México también corre el peligro de sufrir daños en el terreno por motivo de la baja en el nivel del agua en el subsuelo.
El problema es mayor en las zonas donde los acuíferos llegan cerca del mar. A medida que el nivel del agua de estos depósitos baja, entra en ellos agua de mar que contamina el agua dulce. Israel, Siria y los Estados Árabes del Golfo se enfrentan a esta clase de conflicto.
Aunque la situación difícil en que se ve la Unión Soviética y su lucha por el agua no están tan bien documentadas como lo están en otros países, no obstante, afronta problemas similares. El Tercer Mundo, donde en particular ha habido una explosión demográfica, también ha llegado a conocer la lucha de vida o muerte por el agua. El decreciente abastecimiento de agua se está convirtiendo rápidamente en una crisis insidiosa por todo el mundo.
Aunque el abasto de agua del que usted se sirve parezca abundante, tal vez también le afecte esta crisis como lo mostrará el próximo artículo.
[Comentario en la página 6]
“Se puede vivir sin petróleo, y hasta sin amor, pero no sin agua”
[Gráfico en la página 7]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
El 97% del agua en la Tierra está en los mares
El 2,973% es agua dulce en los glaciares, cascos polares y acuíferos profundos
El 0,027% es agua dulce de los lagos, ríos y acuíferos poco profundos