¿Quiénes sobrevivirán al fin del mundo?
LA MAYORÍA de la gente que vive en la Tierra hoy no sobrevivirá al fin de este mundo. Ese hecho se hace patente al hacer un estudio de la Palabra inspirada de Dios. Como dijo Jesús: “Ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan”. (Mateo 7:13, 14.)
La idea de que Dios pueda destruir a millones, sí, a miles de millones de personas a quienes él considera impías pudiera resultarle chocante a algunas personas. Pero tenga presente que Dios “no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento”. (2 Pedro 3:9.) No, Dios no se deleita en destruir ni siquiera a la gente inicua: “No me deleito en la muerte del inicuo, sino en que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo”. (Ezequiel 33:11.) Sin embargo, Dios tiene que apegarse a su Palabra y tiene que cumplir su propósito para esta Tierra. Para lograr eso, tiene que eliminar a los que él considera desaforados.
Los sobrevivientes
Puesto que el fin de un mundo no es algo que acontece todos los días, muchas personas no creen que eso pueda ocurrir. Pero tales personas harían bien en recordar que en una ocasión ya ocurrió.
¿Cuándo? Fue al tiempo del Diluvio global del día de Noé. Dios puso fin a todo un mundo de personas alejadas de él. Entre los que murieron figuraron hombres y mujeres a quienes el Creador juzgó como impíos. También estuvieron incluidos los hijos de aquellas personas, puesto que a ellos se les estaba criando de tal manera que llegarían a ser como sus padres... impíos. Por lo tanto, la Biblia nos informa que “todo lo que tenía activo en sus narices el aliento de la fuerza de vida, a saber, cuanto había en el suelo seco, murió [...] desde hombre hasta bestia”.
¿Quiénes sobrevivieron al Diluvio? La Palabra de Dios contesta: “Solo Noé y los que con él estaban en el arca siguieron sobreviviendo”. (Génesis 7:21-23.) Sobrevivieron Noé y su esposa, sus tres hijos y las esposas de estos, ocho personas en total, así como ejemplares de los diferentes géneros de animales. ¿Por qué miró Dios con favor a Noé y su familia? Porque cuando Dios les ordenó hacer ciertas cosas, ellos obedecieron. Como declara Génesis: “Noé procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así”. (Génesis 6:22; 7:5.)
Podemos aprender lecciones significativas de lo que sucedió en aquel entonces. “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción.” (Romanos 15:4.) Por lo tanto, es instructivo notar que Dios hace responsables a los humanos por sus actos. Nos dio el don de libre albedrío, y requiere que rindamos cuentas a él. No podemos pasar por alto al Creador, sus propósitos y su voluntad, y entonces exigir que nos exima del juicio adverso como si Dios estuviera obligado a favorecernos sin importar la actitud que hayamos tenido ni lo que hayamos hecho. “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gálatas 6:7.)
También sirve de lección lo que ocurrió a las ciudades de Sodoma y Gomorra. Debido a su inmoralidad crasa, Dios decretó su destrucción. Sus agentes de destrucción declararon: “El clamor contra ellos se ha hecho fuerte delante de Jehová, de modo que Jehová nos ha enviado para arruinar la ciudad”. Todos, excepto tres personas —Lot y sus dos hijas—, murieron. ¿Por qué se les libró? Porque escucharon las instrucciones de Dios y obraron en conformidad con estas. Pero la esposa de Lot no lo hizo... por eso murió. También murieron los dos hombres que estaban comprometidos para casarse con las hijas de Lot. ¿Por qué? Porque cuando Lot les advirtió de la inminente destrucción, “a los ojos de sus yernos [en perspectiva] parecía como hombre que bromeaba”. Pero no era broma alguna. Ellos murieron. (Génesis 19:12-14.)
De manera similar, en nuestro tiempo muchos se mofan de la advertencia de que el fin de este mundo está cerca. Pero el apóstol Pedro predijo que en los “últimos días vendrán burlones con su burla”. Declaró que ellos pasaban por alto el hecho de que anteriormente un mundo había sido destruido... en el Diluvio. Jesús también dijo: “Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos”. Él añadió: “Así será la presencia del Hijo del hombre”. (2 Pedro 3:3-7; Mateo 24:37-39.)
Por eso, muchos serán destruidos debido a que optan por no prestar atención a la señal obvia de los “últimos días”. (2 Timoteo 3:1-5.) Sin embargo, las buenas noticias son que habrá sobrevivientes, muchos más que los ocho humanos que sobrevivieron al Diluvio o los tres que sobrevivieron la destrucción de Sodoma y Gomorra.
El apóstol Juan, en una revelación divina, predijo que habría muchos sobrevivientes. Él escribió: “Vi, y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas [...] ‘Éstos son los que salen [sobreviven] de la gran tribulación. [...] Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos’”. (Revelación 7:9, 14, 17.)
El fin del mundo... ¿cuándo?
¿Cuándo llegará el fin de este mundo? La Biblia no nos da una fecha específica. Jesús indicó esto claramente cuando contestó la pregunta que sus discípulos le hicieron al respecto. Dijo que el tiempo exacto, es decir, el día y la hora, no lo conocía ningún humano. (Mateo 24:36.) Sin embargo, aunque nosotros los humanos no podamos calcular la fecha exacta del fin del mundo, eso no significa que Dios no nos daría información alguna sobre cuándo sería inminente la destrucción.
Muchas profecías bíblicas señalan este tiempo. Jesús mismo describió muchos de los sucesos que tendrían lugar poco antes del fin. Luego dijo lo siguiente en cuanto a las personas que verían el principio de estos sucesos: “Cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas. En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”. (Mateo 24:33, 34.)
¿A qué generación se refería Jesús? Sin duda alguna se trata de la generación que ha vivido desde el año 1914. Esta ha visto todo lo que Jesús dijo que sucedería justamente antes del fin. Eso significa que algunas de las personas que estaban vivas en 1914 aún estarían aquí para presenciar el fin del mundo. (Mateo 24:1-34.)
Jesús también dio este mensaje de urgencia: “Ustedes también demuestren estar listos, porque a una hora que no piensan que es, viene el Hijo del hombre”. Ese “Hijo del hombre” es Jesús mismo, quien viene como el Principal Ejecutor de Dios. (Mateo 24:44; véase también Revelación 19:11-21.)
Un tiempo de decisión
El tiempo que le queda a este mundo corrupto, violento e injusto es críticamente corto. De modo que cada uno de nosotros tiene que decidir si desea estar entre los sobrevivientes.
¿Qué determinará si una persona sufrirá destrucción o experimentará liberación? Escuche la respuesta dada por el apóstol Pedro: “Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa, esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová!”. (2 Pedro 3:11, 12.)
Sí, tenemos que prestar atención a lo que Dios dice ahora y hacer lo que él pide de nosotros. Si lo hacemos, entonces no seremos destruidos, sino que se nos conservará con vida para entrar en el justo nuevo sistema. (2 Pedro 3:13.) Esto también se puede ver claramente en las palabras inspiradas del apóstol Juan: “El mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (1 Juan 2:17.)
La decisión de ponernos de parte de Dios y sus verdades no puede basarse solamente en la emoción. Tiene que ser el resultado de un conocimiento exacto: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. (Juan 17:3.)
También requiere que ‘sigamos creciendo’ en dicho conocimiento. (2 Pedro 3:18.) Esto incluye tener conocimiento cabal de las provisiones de Dios para la supervivencia mediante su Reino celestial establecido en manos de su Conquistador Mundial, Cristo Jesús. (Mateo 6:9, 10.) También incluye el que hablemos denodadamente con otras personas sobre la maravillosa esperanza de vida eterna en la Tierra bajo la gobernación del Reino de Dios. Como predijo Jesús: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14.)
¡Cómo nos alivia saber que el fin del mundo no significará la destrucción de este hermoso planeta! ¡Y qué alivio es saber también que podemos estar entre los millones que sobrevivirán para entrar en una Tierra limpiada!
¿Quiere usted hallarse entre los sobrevivientes? Puede ser uno de ellos si evita el proceder de los que ‘no hacen caso’, y sigue el ejemplo de Noé al ‘hacer precisamente así’ con relación a la voluntad de Dios. Si hace esto, la promesa de Dios es que usted podrá vivir para siempre en la Tierra que Jesús prometió que sería un paraíso. “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.” (Salmo 37:29; Lucas 23:43; Mateo 5:5.)
[Ilustración en la página 9]
La gente impía de Sodoma y Gomorra fue destruida, pero Lot y sus hijas sobrevivieron
[Ilustración en la página 11]
Los que hacen la voluntad de Dios sobrevivirán al fin de este mundo y vivirán para siempre en el Paraíso en la Tierra
[Tabla en la página 10]
El futuro de la Tierra
Puntos de vista populares Punto de vista bíblico
Destrucción total de la raza humana Destrucción de los impíos
La Tierra será destruida; no habrá Supervivencia segura para
sobrevivientes los que hacen la voluntad
de Dios (Sofonías 2:2, 3;
La Tierra llegará a ser un yermo Vida eterna para todos en
desolado una Tierra paradisíaca