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  • ¿Realmente ayuda el orar?
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Los jóvenes preguntan...

¿Realmente ayuda el orar?

UNA encuesta reveló que “aproximadamente la mitad de las personas que oran emplean la oración como una ‘línea para llamadas de emergencia al cielo’ por ayuda específica para sí, su familia y sus amigos”. Pero ¿será verdad que tales oraciones ayudan? Una joven llamada Peggy opinó que sí. Después de haber orado a Dios respecto a sus problemas, dijo: “Me sentía mejor y me dormía; después despertaba al día siguiente y no pensaba en los problemas. Lo olvidaba todo”.

Quizás debido a algún problema personal tú también hayas acudido a Dios como el último recurso. Como Peggy, tal vez hasta te sentiste mejor como resultado de ello. Sin embargo, la oración de Peggy realmente no le ayudó a resolver su problema. Y es posible que lo mismo te haya sucedido a ti. Por lo tanto, puede que te hayas preguntado si la oración es solo algo que te hace sentir mejor. Te preguntas: ‘¿Cómo puedo saber que no estoy sólo hablando al aire? ¿Me está escuchando alguien que realmente se interesa en mí y que puede ayudarme?’.

‘¿Se interesa Dios en mí?’

Quizás parezca difícil creer que Dios, quien mora en el cielo, podría interesarse en nuestros problemitas. No obstante, Jesús dijo en su Sermón del Monte: “Observen atentamente las aves del cielo, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?”. Y añadió: “También, en cuanto al asunto de ropa, ¿por qué se inquietan? Aprendan una lección de los lirios del campo, cómo crecen; no se afanan, ni hilan; pero les digo que ni siquiera Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos”. (Mateo 6:26, 28, 29.)

De seguro, pues, si Dios se interesa tanto en las aves y los lirios, ¿no se interesaría en nosotros lo suficiente como para escuchar nuestras oraciones? Por eso la Biblia llama a Dios el “Oidor de la oración”. (Salmo 65:2.) Él promete que cuando le oramos con fe, ¡“no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye”! (1 Juan 5:14.) Muchos jóvenes opinan que esto se ha realizado en el caso de ellos.

Una joven llamada Kay dice: “La oración me ayuda a ser muy feliz. A veces uno sencillamente quiere expresarle a alguien sus sentimientos íntimos, y no hay mejor persona a quien decírselos que a Jehová, porque él comprende, y uno sabe que él es el único que en verdad puede ayudar”. La joven Peggy (no la mencionada al principio de este artículo) también opina que alguien escucha sus oraciones. Nota cómo ella trató con un problema personal: “Lloré mucho en cuanto a mi problema. Pero cuando dejé de llorar me encontré hablándole a Jehová como si él estuviera sentado allí mismo a mi lado escuchándome”.

Cómo ayuda la oración

Estas jóvenes han aprendido a seguir el consejo del salmista: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo”. (Salmo 55:22.) Sin embargo, la oración nos ayuda de maneras que van más allá de solo suministrar alivio emocional. Una joven llamada María habla por experiencia personal: “Sé que siempre que tengo un problema puedo acudir a Jehová por dirección, y que él me ayudará”.

María —como Peggy y Kay— es testigo de Jehová. Por algún tiempo las tres han ido desarrollando una íntima amistad personal con Dios mediante la oración y el estudio de la Biblia. Para ellas Dios verdaderamente es un “refugio y fuerza, una ayuda que puede hallarse prontamente durante angustias”. (Salmo 46:1.) No obstante, nota que María no pide en oración que sus problemas le sean quitados milagrosamente. Más bien, ora “por dirección”. Esto señala uno de los principios fundamentales de la oración.

En Santiago 1:2-5 la Biblia dice: “Considérenlo todo gozo, mis hermanos, cuando se encuentren en diversas pruebas, puesto que ustedes saben que esta cualidad probada de su fe obra aguante [...] Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos, y sin echar en cara; y le será dada”. Santiago no nos animó a orar por un escape de las “diversas pruebas”. Sin embargo, ¡sí podemos ‘seguir pidiéndole a Dios’ la sabiduría que necesitamos para enfrentarnos a esa prueba! Dios no nos ‘lo echa en cara’ como si fuéramos tontos porque pedimos esa sabiduría. Más bien, generosamente promete que dicha sabiduría “será dada”.

Imagínate que te encaras a una situación difícil... un problema con un maestro, o un desacuerdo con tus padres. Trata de orarle a Dios. Por lo menos la oración fijará tu corazón y mente en lo que es importante ante la vista de Dios. Esto ayudará a poner tu problema en la perspectiva debida. Jesús también prometió que Su espíritu santo nos ‘haría recordar todas las cosas que él ha dicho’. (Juan 14:26.) De manera parecida, si oras por dirección, Dios puede hacerte recordar textos bíblicos o principios piadosos que tienen que ver con el asunto que te preocupa. Por supuesto, Dios esperará algún esfuerzo de tu parte, como investigar lo que dice la Biblia o buscar consejo de personas maduras. Dios puede bendecir tus esfuerzos y a veces hasta dar “el poder que es más allá de lo normal” para que puedas aguantar. (2 Corintios 4:7.)

Cómo orar a Dios

¿Te gustaría disfrutar de una amistad íntima con Dios y saber que él contesta tus oraciones? Al igual que Kay, Peggy y María, es necesario que comiences con un estudio de la Biblia. Esto te ayudará a aprender acerca de la personalidad y las cualidades de Jehová Dios. A medida que aprendas lo bondadoso y amoroso que es Dios, te sentirás más cómodo en cuanto a orarle.

‘Pero ¿qué le digo?’, quizás preguntes. El orar a Dios puede ser como cuando hablas con un amigo íntimo. Si estuvieras preocupado por un problema serio, ¿no hablarías de ello francamente con ese amigo, y le expresarías tus pensamientos y preocupaciones más íntimos? Dios es un amigo a quien puedes confiar tus pensamientos más profundos, sabiendo que él comprende todo lo que quieres decirle. Pero porque sabe y puede más que cualquier humano, ¡verdaderamente puede ayudarte!

Sin embargo, ¿deberían los problemas personales siempre dominar tus oraciones? Jesús nos dio una oración modelo conocida como la Oración del Señor o el padrenuestro, que se encuentra en Mateo 6:9-13. Nota que lo más importante era la santificación (o el reconocer y sostener lo sagrado) del nombre de Dios, Jehová. Lo que venía después era que el Reino (o gobierno celestial) de Dios viniera y que la voluntad de Dios se efectuara tanto en el cielo como en la Tierra. Solo después de considerar estos asuntos importantes dio atención Jesús a los intereses personales tales como el alimento, el recibir perdón y el aguantar la tentación hacia hacer lo malo. Tus oraciones pueden reflejar ese mismo sentido de prioridad, lo cual le muestra a Dios que no estás egoístamente preocupado tan solo por tus problemas.

No obstante, Jesús advirtió: “Mas al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír”. (Mateo 6:7.) A Dios no le impresionan las oraciones largas y complicadas; tampoco las oraciones que se leen de un libro o se recitan como una rima, como si la selección de palabras fuera lo importante. El salmista dijo: “Delante de él derramen ustedes su corazón”. (Salmo 62:8.) ¿Tienes alguna debilidad que constantemente tratas de vencer, pero que sigue presentándose? ¿Hay algún problema familiar que te cause mucha infelicidad? Estos son asuntos sobre los cuales puedes ‘derramar tu corazón’ a Jehová en busca de ayuda divina.

No obstante, ten presente que también debes estar dispuesto a aceptar la respuesta de Dios. Por su sabiduría, Jehová pudiera ver cosas que tú no ves. Por eso, el que pidas algo y no lo recibas no significa que Jehová no te haya escuchado. Sencillamente podría significar que pediste algo que no te sería provechoso. Como dice el proverbio: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento”. (Proverbios 3:5.) Sigue orando acerca de ello y con el tiempo recibirás la dirección de Dios.

Cuando la oración se hace una parte regular de tu vida puede conducirte a una relación íntima y feliz con Jehová Dios, algo que debes atesorar. Si todavía no has desarrollado el hábito de orar, ahora es el tiempo propicio para comenzar. ¿Por qué no le oras a Dios acerca de tu deseo de establecer una buena relación con él? De seguro él te ayudará. (Santiago 4:8.)

[Fotografía en la página 21]

“Sé que siempre que tengo un problema puedo acudir a Jehová por dirección, y que él me ayudará.”

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