Los jóvenes preguntan...
¿Cómo hacer que se disipe mi sentimiento de soledad?
¿TE PREOCUPAS por un simple resfriado? Probablemente no, pues sabes que se te quitará. Pero ¿y si los síntomas persisten? Entonces puede que tengas algo más grave que solo un resfriado pasajero, y haces bien en preocuparte.
Lo mismo es cierto cuando te sientes solo. La mayoría de los brotes de soledad son de carácter temporal.a Pero a veces, la angustia de la soledad persiste. Parece que no hay manera de superarla.
Ronny, un estudiante de escuela superior, dice: “Llevo ocho años en la escuela de este distrito, y en todo ese tiempo jamás he podido conseguir ¡un solo amigo!... Nadie sabe cómo me siento y a nadie le importa. A veces, pienso que ya no lo puedo soportar más”. (Según el libro Preparing for Adolescense [Cómo prepararse para la adolescencia].)
Como en el caso de Ronny, muchos adolescentes experimentan lo que a menudo se designa como soledad crónica. Tal vez tú también sientas ese doloroso vacío. Si así es, no desesperes. Es cierto que la soledad crónica no es un problema trivial. Es más grave que el sentimiento de soledad temporal. De hecho, los investigadores dicen que las dos son “tan diferentes como el resfriado común y la pulmonía”. Pero así como una pulmonía puede ser curada, también puede serlo la soledad crónica. ¿Cómo?
Sea que para ti la soledad tenga una incidencia temporal o se convierta en un lamentable estado en tu vida, el primer paso para su curación es entender la causa. Como dijo el rey Salomón de la antigüedad: “El entendido es el que adquiere dirección diestra”. (Proverbios 1:5.)
Rhonda, de dieciséis años, apunta cuál es la causa más común de la soledad crónica al decir: “Creo que la razón por la que me siento tan sola es porque... no se pueden tener amigos si no te sientes a gusto contigo mismo. Y supongo que yo no estoy muy conforme conmigo misma”. (Lonely in America [Sentirse solo en América].)
La soledad de Rhonda proviene del interior. Su poca autoestimación crea una barrera que le impide abrirse y hacer amigos. ¿Compartes sus sentimientos? Un investigador dijo: “Ideas como ‘no tengo atractivos’, ‘soy soso’ ‘no valgo nada’ son conceptos tópicos entre los que sufren de soledad crónica”.
Por otra parte, la poca autoestimación puede producir miedo a ser rechazado. Steven comenta: “Yo quería hablar sobre mis sentimientos de soledad, pero no encontraba palabras para expresarlos. Temía que la gente se riera de mí o no me tomara en serio. Sencillamente, me era difícil abrirme”. En consecuencia, algunos adolescentes se encierran y sufren en silencio. ¿Cómo puede invertirse este proceso?
Desarrolla tu amor propio
La clave para vencer la soledad radica en desarrollar tu amor propio. El apóstol Pablo dijo: “Pues por la bondad inmerecida que se me ha dado digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que sea necesario pensar”. (Romanos 12:3; véase Mateo 19:19.) Esto indica que hace falta tener algo de amor propio. La Biblia, por lo tanto, advierte no solo contra el que uno piense de sí mismo en demasía, sino también contra el pensar demasiado poco de uno mismo.
Después de todo, Jehová ha dotado al hombre con cualidades semejantes a las suyas. (Génesis 1:26.) De modo que, hasta cierto grado, esas atractivas cualidades también se hallan en ti. ¿Eres humilde, modesto, enseñable?, ¿o tal vez, generoso, compasivo, bondadoso? No subestimes esos valores. Tal vez también puedas desarrollar otras habilidades y cualidades provechosas. Es cierto que puede haber rasgos de tu persona que a ti mismo no te gusten, como por ejemplo tu fisonomía. Pero, ¿por qué menospreciarte por algo que no puedes cambiar? Al contrario, concéntrate en aquellas cualidades desfavorables que puedes cambiar, como la impaciencia, el mal genio o el egoísmo. Dedica tiempo a desarrollar lo que la Biblia llama “la nueva personalidad”, la cual se caracteriza por la bondad, la humildad de mente y la apacibilidad. (Colosenses 3:9-12.) ¡Esto aumentará tu amor propio!
Además, a medida que aprendes a tener aprecio por ti mismo, otros se sentirán atraídos por tus buenas cualidades. Pero así como solo se puede apreciar todo el colorido de una flor cuando está abierta, otras personas solo podrán apreciar plenamente tus cualidades si tú te abres a ellas. Pero tal vez preguntes: “Y ¿cómo puedo hacerlo?”.
‘Ensánchate’ a otros
Según una reciente publicación del Instituto Nacional de E.U.A. para la Salud Mental, ‘el mejor consejo para una persona que se siente sola es que se relacione con la gente’. Esta recomendación concuerda con el consejo bíblico de ‘ensancharse’ y ‘compartir sentimientos como compañeros’, es decir, mostrar empatía. (2 Corintios 6:11-13; 1 Pedro 3:8.) Da resultado. Un estudio publicado en la revista Adolescence revela que ‘los adolescentes que muestran interés en el bienestar de otros no están tan solos como aquellos que no lo hacen’. ¿Por qué? El interesarte en otros no solo aleja tu mente de tu propia soledad, sino que motiva a otros a interesarse en ti. A menudo, la gente te corresponderá con bondad. (Proverbios 11:25.) Entonces, ¿cómo empezar?
Cómo romper el hielo
Natalie, de diecinueve años, decidió que no se iba a quedar sentada y esperar a que la gente la saludara. “Yo también debo ser amigable”, dijo. “De otro modo, la gente pensará que soy una engreída.” De modo que empieza con una sonrisa. Puede ser que la otra persona también te sonría.
El siguiente paso es más difícil: iniciar una conversación. Lillian, quien tiene quince años, reconoce: “Dirigirme a personas desconocidas por primera vez me asustaba. Tenía miedo de que no me aceptaran”. ¿Cómo inicia Lillian las conversaciones? “Les hago preguntas sencillas —dice—, como: ‘¿De dónde son ustedes?’, ‘¿conocen a tal persona?’. Puede que conozcamos a la misma persona, por lo que en muy poco tiempo, ya estamos conversando.” Experiencias comunes también pueden servir para romper el hielo. Anne, de dieciocho años, comenta: “No suelo empezar una conversación hablando sobre algo íntimo, porque la otra persona podría sentirse avergonzada o hasta asustarse, y me evitaría”. En efecto, no es prudente empezar de entrada con una conversación profunda.
¿Y si hubiese momentos en los que uno no supiese qué decir? Pues siempre hay algo que puedes hacer. La Biblia menciona a una mujer llamada Dorcas “que abundaba en buenos hechos y en dádivas de misericordia” a favor de las viudas necesitadas. Cuando ella murió, las viudas lloraban de tristeza. (Hechos 9:36-39.) Sus actos de bondad la habían hecho una mujer muy querida entre ellas. De igual manera, los actos de bondad y un espíritu generoso te ayudarán a edificar amistades valiosas.
Pero sé realista. Aprende a aceptar que algunas personas no responderán a tu sonrisa y saludo amistoso. En tal caso, el problema es de ellos, no tuyo.
Cómo sobreponerte a momentos difíciles
Con todo, la mayoría de los adolescentes sufren de soledad en determinadas ocasiones. Recuerda que ese sentimiento puede ser temporal y estar ocasionado por circunstancias que están más allá de tu control. A menudo, el paso del tiempo te ayudará a sobreponerte a estos momentos difíciles. La soledad se disipará.
Sin embargo, la soledad crónica proviene de dentro, y puede ser la falta de amor propio lo que la ocasiona. Si ese es el caso, ¡actúa! La Palabra de Dios dice que ‘has de rehacer tu mente’ y ‘vestirte de una nueva personalidad’. (Romanos 12:2; Efesios 4:23, 24.) Sí, desarrolla tu amor propio por medio de ensanchar las atractivas cualidades que tienes en ti mismo. Haz cosas a favor de otras personas y, por lo general, ellas responderán a tu interés.
Sin embargo, prescindiendo de cómo reaccione la gente, tienes a tu alcance un amigo que jamás te rechazará. ¿Quién es? Jesucristo dijo a sus discípulos: “[Ustedes] me dejarán solo; y sin embargo no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. (Juan 16:32.) Esta relación estrecha de Jesús con Jehová lo fortaleció durante momentos de aislamiento. Jehová también puede llegar a ser tu amigo más allegado. Esfuérzate por conocer su personalidad por medio de leer la Biblia y observar su creación. Fortalece tu amistad con Él valiéndote de la oración. No tardarás en descubrir que la amistad con Jehová Dios es la mejor respuesta a la soledad.
[Nota a pie de página]
a Véase el artículo “Los jóvenes preguntan... ‘¿Por qué me siento tan solo?’”, publicado en el número de ¡Despertad! del 22 de junio de 1987.
[Fotografías en la página 23]
Tu apariencia puede influir en lo que otros piensen de ti