BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g87 22/8 págs. 23-25
  • ¿Por qué tienen que estar tan ordenadas mis cosas?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ¿Por qué tienen que estar tan ordenadas mis cosas?
  • ¡Despertad! 1987
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • El orden contra el desorden
  • Algunas ventajas del orden
  • ¿Qué se puede hacer con esa habitación?
  • Jóvenes: mirad al futuro
  • Instruyendo a su hija en los quehaceres domésticos
    ¡Despertad! 1972
  • De vista apagada, pero de fe brillante
    ¡Despertad! 1981
  • ¿Y por qué tantas reglas?
    Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
  • La limpieza honra a Dios
    Nuestro Ministerio del Reino 1994
Ver más
¡Despertad! 1987
g87 22/8 págs. 23-25

Los jóvenes preguntan...

¿Por qué tienen que estar tan ordenadas mis cosas?

“Esta es la última vez que voy a decírtelo. ¡Ordena tu habitación!”

¿TE RESULTAN familiares estas palabras? Es posible, pues pocos somos ordenados por naturaleza.

Pero aun así, te puede parecer injusto que te lo exijan. Quizás te guste tener la habitación un poco desordenada. Además, como posiblemente haya tantas reglas para el resto de la casa, ¿es necesario que también haya reglas en cuanto al estado en que mantienes tu habitación? Hasta puede que pienses que, como ni bebes ni tomas drogas, como hacen otros jóvenes, el ser un poco desordenado es una pequeña falta que no tiene tanta importancia. Y ¿no es verdad que algunos de tus amigos tienen la habitación mucho peor? Entonces, ¿por qué son tan exagerados algunos padres con el orden? ¿Tienen razones válidas para ello?

El orden contra el desorden

Quizás desearas que tus padres siguieran el consejo de un profesor de psiquiatría que dijo a los padres: “Cuando una habitación les repele, lo mejor que pueden hacer es simplemente cerrar la puerta”. Sin embargo, otras personas reconocen que los padres sí tienen buenas razones para exigir orden. La revista Ladies’ Home Journal (Revista Femenina del Hogar) cita las siguientes palabras del psiquiatra Paul Adams: “Tiene sentido decirle a un niño que su habitación debe estar un poco ordenada. Explíquele lo que se espera de él. Dígale que si no puede mantener su cuarto con un mínimo de orden, le privará de ciertos privilegios”.

Si lo piensas, tus padres tienen el derecho de establecer reglas, incluso con respecto a tu habitación, ¿no es verdad? Dedicaron mucho tiempo y dinero para que pudieras tener tu propio cuarto, y probablemente lo amueblaron. De modo que es razonable que puedan establecer normas tocante a su cuidado. Descubrirás que el acatarlas es ventajoso.

En su poema The Builders (Los edificadores), Henry W. Longfellow acuñó el dicho: “Cada cosa en su lugar es lo mejor”. Evidentemente tus padres creen que eso es cierto, ya que existen ventajas de tener “cada cosa en su lugar”. ¿Cuáles son algunas de ellas?

Algunas ventajas del orden

Una ventaja obvia es que resulta más sencillo encontrar las cosas. Una persona desordenada puede perder mucho tiempo buscando las llaves, un peine o un pañuelo, por no decir nada en cuanto a ese zapato que de alguna manera un puntapié ha mandado debajo de la cama. Además, cuando la ropa se cuelga apropiadamente, se mantiene limpia y planchada durante más tiempo y, por consiguiente, dura más. Por otra parte, si los pantalones y los zapatos están debidamente colocados en su lugar, no hay peligro de tropezar con ellos. Eso es especialmente importante cuando compartes la habitación con un hermano.

Ante todo, el que cada miembro de la familia ponga de su parte, manteniendo su habitación ordenada y limpia, reduce la carga de los demás y, por lo tanto, contribuye a que la familia sea más feliz. Con respecto a esto, una joven de catorce años de edad llamada Carolyn escribe: “Mi madre tiene mucho trabajo que hacer aquí, en casa. [...] Tengo seis hermanos, y ninguno de ellos ordena demasiado bien sus cosas, por lo que mamá tiene que hacerlo, aunque no se encuentra bien de la espalda”. Si esos siete hermanos guardasen “cada cosa en su lugar”, seguro que reducirían la carga de su madre, ¿no es verdad?

Otra ventaja es que si mantienes ordenada tu propia habitación, probablemente harás lo mismo en otras facetas de la vida. Esta costumbre de ser ordenado también se manifestará en tu manera de cuidar tanto el automóvil de la familia como otras cosas, y probablemente seguirá manifestándose cuando seas adulto. Después, cuando llegue el día en que hayas de desempeñar un trabajo seglar, el que tengas la reputación de ser ordenado hasta pudiera aumentar tus posibilidades de ascender... una perspectiva que vale la pena, ¿no crees?

Algo que también corrobora el hecho de que es práctico acatar las reglas de tus padres es lo siguiente: la mayor parte de los jóvenes ansían conducir un automóvil. Pero, ¿cuándo deberían empezar a hacerlo? No necesariamente cuando hayan cumplido la edad requerida por la ley. En la publicación The Family Handbook of Adolescence (La guía familiar sobre la adolescencia), los doctores J. E. Schowalter y W. R. Anyan, Jr., dicen: “Cuando se puede esperar que el adolescente acate las reglas y sea generalmente confiable, es muy probable que se comporte del mismo modo mientras conduce”. (Cursivas nuestras.) Por consiguiente, ¿no crees que vale la pena que te disciplines para ser alguien de fiar y digno de confianza, y también para acatar las reglas, incluso tocante al cuidado de tu habitación? La Biblia dice que sí: “La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho”. (Lucas 16:10.)

No obstante, para el joven cristiano, la razón principal por la que debe ser cuidadoso y ordenado la dio el apóstol Pablo, quien escribió: “Dios no es Dios de desorden, sino de paz”, y: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados”. (1 Corintios 14:33; Efesios 5:1.)

El que Dios es un Dios de orden se ve en las disposiciones que dio para el tabernáculo (o tienda) de adoración de la nación de Israel. Solo se permitía la entrada al tabernáculo a los miembros de las familias sacerdotales (levitas). Además, Jehová hizo que Moisés pusiera por escrito el lugar exacto donde tenía que colocarse cada accesorio del tabernáculo, y dio instrucciones detalladas en cuanto a lo que los sacerdotes y los levitas tenían que hacer con ellos. (Éxodo 40.) De esta manera, los israelitas que no eran de la tribu de Leví por lo menos podían hacerse una idea de todo lo que se estaba efectuando en el tabernáculo en relación con su adoración a Jehová. De este modo, ellos seguramente se sintieron parte de todo el procedimiento, integrados en él. ¿No opinas que debieron sentirse muy agradecidos de que Jehová fuera un Dios de orden?

¿Qué se puede hacer con esa habitación?

¿Cómo puedes poner un poco de orden en tu habitación? Como se ha mencionado antes, tus padres quizás ya te han dicho algunas cosas específicas que ellos requieren. Pero hay mucho que puedes hacer de tu propia iniciativa. Empieza con lo que es obvio: cuelga toda prenda que hayas dejado por la habitación. Las perchas mantendrán curiosas tus camisas, blusas y vestidos. El colocar los zapatos en un zapatero u ordenarlos de algún otro modo mejorará la apariencia del ropero. ¿Y qué debe hacerse con la ropa sucia? En lugar de simplemente echarla en un rincón, ¿por qué no tener exclusivamente para ese propósito una cesta o, por lo menos, una bolsa? Sigamos con la cama. En tan solo unos minutos al día puedes convertir una cama revuelta en una presentable. ¿Por qué no optar por tener una cama presentable?

Vayamos ahora a los detalles que no se ven a simple vista. Escoge un solo cajón de tu habitación a la vez y ordénalo, tirando cualquier cosa que no te sirva y colocando lo demás en su debido lugar. Quizás te resulte práctico colocar en el cajón algunas cajitas de cartón o bolsas de plástico transparente y utilizar una para tu ropa interior, otra para los calcetines o medias, etc. En poco tiempo, tu habitación tendrá una apariencia totalmente distinta y tú empezarás a sentirte orgulloso de ella.

Jóvenes: mirad al futuro

¿Vale la pena dedicar tanto tiempo y esfuerzo para aprender a ser una persona ordenada? Carol, que ahora tiene algo más de veinte años, recuerda la lucha que tuvo. Si su madre encontraba que la habitación de Carol no satisfacía los requisitos (por ejemplo, si la ropa interior y los calcetines no estaban bien doblados en el cajón), simplemente vaciaba los cajones en el suelo y hacía que Carol los volviese a llenar colocando todo bien. O, como castigo, no la dejaba salir durante todo el fin de semana.

Mirando retrospectivamente, ¿cree Carol que su madre era injusta? “No; he aprendido mucho de aquello. Ahora sé planchar mi ropa y mantener las cosas ordenadas y limpias. Quizás no lo hago tan bien como mi madre, pero por lo menos puedo dejar la puerta de mi dormitorio abierta.”

Si en el futuro Carol tiene hijos, ¿qué les enseñará en cuanto al orden? Ella explicó: “No creo que revise sus cajones; para mí será suficiente que su habitación se vea ordenada”. Al preguntarle si podía dar algún consejo a los jóvenes, Carol respondió: “Acata las normas de tus padres en cuanto al orden. Con el tiempo, harás de ello un hábito”.

Se ha dicho que el hombre es un animal de costumbres. Algunas son beneficiosas, otras no. Por consiguiente, Elbert Hubbard acertadamente escribió: “Cultiva únicamente los hábitos que quieres que rijan tu vida”.

¿Qué hábito quieres que rija tu vida? ¿El del orden o el del desorden? Mientras sopesas ambas posibilidades, recuerda las ventajas de desarrollar el hábito del orden: tiene base bíblica, ahorra tiempo y dinero, fomenta la dignidad y también aumenta el respeto que otros sienten por ti. Y por último, aunque no por ello menos importante, está la idea expresada por la joven Carolyn: “Mi mamá realmente necesita mi ayuda, y está muy agradecida cuando se la presto”.

[Fotografías en la página 24, 25]

¿Qué prefieres?: ¿esto... o esto?

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir