Cómo escoger los mejores cuidados para su hijo
LA CUESTIÓN del cuidado de los niños es compleja. Para muchas familias, la guardería suple una verdadera necesidad. Al mismo tiempo, han surgido preguntas preocupantes en cuanto al efecto que la guardería puede tener en los niños. Por consiguiente, los padres tienen que encararse al hecho de que las guarderías tienen aspectos positivos y negativos, que no todos los cuidados recibidos en esos centros son de calidad. Hay que pensar seriamente en ello antes de llevar a un niño a la guardería.
“¿Qué es lo mejor para los bebés?”
Por ejemplo: ¿es su hijo todavía un bebé? Algunos expertos, como el respetado psicólogo Burton White, aconsejan enérgicamente que no se lleve a un bebé a la guardería. Dicho psicólogo dijo a ¡Despertad!: “Durante los primeros seis meses de vida, los niños que mejor se desarrollan son aquellos a los que se les prodiga mucha atención, los que son atendidos tan pronto como se sienten incómodos y que gozan de retozar y reír con alguien que opina que no hay nada más importante en el mundo que ese niño.
”Cuando, a los seis o siete meses, el niño empieza a gatear —siguió diciendo el doctor White—, necesita tener cerca a alguien que lo quiera con todo su corazón. Alguien que pueda facilitar el proceso natural de aprendizaje, saciar su curiosidad, incrementar su entusiasmo, hacer todo lo necesario para fomentar el desarrollo de un ser humano equilibrado. El niño no recibirá ese tipo de apoyo de las personas extrañas que lo cuiden. Los que no son sus padres o abuelos difícilmente demostrarán ese interés en un niño.”
Un profeta de la antigüedad preguntó: “¿Puede una esposa olvidarse de su niño de pecho, de modo que no tenga piedad al hijo de su vientre?”. (Isaías 49:15.) Las madres están prestas a responder a las continuas demandas de afecto y atención por parte de su bebé. Pero, ¿responderá de la misma manera que lo haría una madre alguien que cuida niños por un salario y que tiene a varios niños que lloran al mismo tiempo para recibir atención? La Biblia menciona la manera en que “una madre que cría acaricia a sus propios hijos”. (1 Tesalonicenses 2:7.) Aunque no todas las madres pueden hacerlo, el amamantar estrecha el vínculo entre madre e hijo. ¿Recibirá un bebé semejante crianza en una guardería?
Examine sus prioridades
Por esa razón, algunos doctores recomiendan que no se confíe el cuidado del bebé a otras personas hasta que este tenga, por lo menos, cuatro meses. No obstante, el doctor White opina que los bebés, “durante los primeros seis meses de vida, solo deberían ser atendidos por alguna ‘canguro’ ocasionalmente. A partir de entonces, dichos cuidados por parte de extraños no deberían abarcar más de tres o cuatro horas al día, y siempre por personas muy cualificadas”.
Supongamos que la guardería no es buena para los bebés. De todos modos, ¿no superarán estos con el tiempo cualquier problema que pueda resultar de este tipo de cuidado? El doctor White está totalmente en contra de esa teoría: “Eso es simple especulación. Yo no me voy a arriesgar de esa manera con mis hijos, y no se lo voy a recomendar a nadie”.
Aunque muchos se inclinan a rechazar esa postura tan firme, las opiniones del doctor White son difíciles de descartar. No obstante, son los padres —no los investigadores— los que tienen que decidir lo que es mejor para ellos y para sus hijos, y a menudo las consideraciones económicas son determinantes. De modo que, después de pesar cuidadosamente todos los factores implicados, es posible que algunos padres todavía decidan utilizar algún tipo de servicio para cuidar a su bebé. (Véase la página 10.)
No obstante, quizás haya quienes estén en una posición que les permita reconsiderar sus prioridades. Después de todo, los niños son bebés solo una vez. La oportunidad de educar al niño “desde la infancia” termina en seguida. (2 Timoteo 3:15.) Si el posponer el trabajo seglar por unos cuantos años —o simplemente vivir con menos ingresos— no es práctico, algunos pudieran decidir trabajar solo media jornada. Esto hace posible que sigan siendo los padres los que principalmente cuiden a su hijo.
A la hora de escoger una guardería
¿Existe algún riesgo en llevar a la guardería a niños pequeños que apenas han empezado a andar? Los investigadores no se ponen de acuerdo, pero la mayoría concuerda en que la capacidad del niño de tolerar la separación de sus padres aumenta con la edad. De nuevo son los padres los que tienen que decidir si su hijo puede soportar la guardería. En caso afirmativo, no significa que haya que colocarlo en la primera que se encuentre. Doby Flowers, viceadministradora de la Agencia para el Desarrollo de los Niños de la ciudad de Nueva York, aconseja: “Seleccione la guardería con mucho cuidado. ¿Qué reputación tiene dicho centro en la comunidad? ¿Son apropiados para la edad del niño tanto el equipo como los juguetes? ¿Es un lugar limpio y bien atendido? ¿Qué credenciales tiene el personal?”.
Sí, es el personal —no un equipo y juguetes muy sofisticados— el factor más importante en el cuidado de los niños. Por lo tanto, visite varias guarderías y observe personalmente la manera en que se relacionan con los niños —y especialmente con el suyo— los que los cuidan. Pregunte: ¿Cuán estable es el personal? ¿Qué clase de comidas se sirven? ¿Cuántos niños tiene que atender cada persona? (Cuantos menos, mejor.) ¿Se ve a los niños felices y a gusto? ¿Tiene la guardería los permisos que se requieren en la localidad y cumple con las normas de seguridad? ¿Cuál es el programa diario de actividades?
El saber que usted ha escogido el mejor cuidado para su hijo —dentro de sus posibilidades— puede hacer mucho para evitar posibles sentimientos de culpa.
Saque el mayor provecho de la guardería
Una vez que haya encontrado una guardería apropiada, no se limite simplemente a dejar al niño allí. Explíquele por qué tiene que estar allí. Hágale ver que no le abandona. Facilítele su adaptación a la guardería, quizás acompañándolo varias veces —aumentando el tiempo de estancia cada vez— antes de dejarle solo allí todo el día. Y cuando le deje por la mañana, “¡no le vaya con prisas!”, aconseja la directora Bernice Spence. “Tómese el tiempo necesario para consolarlo si está triste.”
William y Wendy Dreskin, quienes anteriormente dirigían una guardería, dicen: “Los niños pueden empezar a pensar que no tienen otra elección, y se conformarán con su sino. Quizás dejen de expresar sus sentimientos al personal de la guardería y a sus padres, pero esos sentimientos no han desaparecido”. De modo que usted tiene que vigilar cómo responde el niño a la guardería. Dedique tiempo a considerar lo que le ha pasado durante el día. Escuche sus quejas. (Proverbios 21:13.) Esté alerta a cualquier síntoma de inquietud, como pesadillas o enuresis nocturna. “Cada niño reacciona de manera diferente —explicó Delores Alexander, consejera en este campo—. Y no todos los niños pueden adaptarse a una guardería.”
Los padres cristianos necesitan dar especial atención a sus hijos. Por ejemplo: los testigos de Jehová no participan en actividades relacionadas con ciertas fiestas religiosas. Aunque se esmeran en enseñar a sus hijos esta posición basada en la Biblia, cuando estos están todavía en edad preescolar quizás no pueden captar plenamente las cuestiones implicadas. El que se les mantenga al margen de actividades “divertidas” puede afectarles. Por consiguiente, los padres cristianos tienen que hacer de abogados de sus hijos, comunicando al personal que los cuida cuáles son exactamente las actividades en las que no deben participar, y considerando juntos algunas alternativas.a
También vigilan que sus hijos no adopten rasgos indeseables de otros niños. El libro Escuchando al Gran Maestro (publicado por la Sociedad Watchtower) ha ayudado a muchos padres a inculcar aprecio por los principios piadosos, incluso en niños de tierna edad.
No permita que la guardería destruya el lazo de amor entre usted y sus hijos. La Biblia habla de una mujer llamada Ana, que, aunque estaba separada de su hijito Samuel por largos períodos de tiempo, mantuvo una relación cariñosa con él. (1 Samuel 2:18, 19.) Usted ciertamente puede hacer lo mismo si utiliza de manera sabia el precioso tiempo que pasa con su hijo al final de cada día y durante los fines de semana. De hecho, si se le da la atención apropiada, esa relación puede prosperar.
Aun en el mejor de los casos, los cuidados de una guardería solo son un sustituto para el cuidado que pueden ofrecer a un niño unos padres amorosos. Hay que admitir que esa situación dista de ser la ideal. Pero hasta que llegue el nuevo sistema prometido por Dios, con sus condiciones de vida ideales, muchos padres pueden verse obligados a recurrir a esos servicios para el cuidado de sus hijos. (2 Pedro 3:13; Isaías 65:17-23.) Si ese es su caso, escójalos con mucho cuidado. Vigile atentamente cómo estos afectan a su hijo, tanto en sentido físico como emocional y espiritual. Después de todo, los hijos son una herencia de parte de Dios. (Salmo 127:3.)
[Nota a pie de página]
a Se le puede dejar al personal de la guardería el folleto La escuela y los testigos de Jehová (publicado por la Sociedad Watchtower Bible and Tract de Nueva York, Inc.) a fin de aclarar la posición del cristiano en esos asuntos.
[Fotografías en la página 9]
Es raro que el personal de una guardería demuestre el mismo interés en el niño que sus padres
[Recuadro en la página 10]
Opciones para el cuidado de los niños: pros y contras
La mayoría de los padres utiliza otros medios para cuidar a sus hijos. A continuación se mencionan algunos de estos:
ABUELOS: Hay quien cree que, a la hora de cuidar a los niños, los abuelos son los más indicados después de los padres. No obstante, los abuelos pueden cansarse rápidamente de la responsabilidad adicional que recae sobre ellos cuando el bebé empieza a andar. Y las diferencias en la manera de criar a los niños (“La abuela sabe más”) a menudo ocasionan discusiones. En su libro The Child Care Crisis (La crisis del cuidado de los niños), Fredelle Maynard dice: “Precisamente porque [la abuela] es parte de la familia, no acepta órdenes, y puede que sea necesario tratarla con mucho tiento. Si usted paga a una persona para que cuide a su hijo y se entera de que lo golpea o le da de comer golosinas en lugar de alimento nutritivo, usted puede protestar y, en caso necesario, despedirla. Pero si quien viola sus valores y normas tocante al cuidado del niño es la abuela, surgen problemas”.
No obstante, el que los padres y los abuelos se comuniquen con franqueza puede evitar mucha fricción innecesaria. “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial”, dice la Biblia. (Proverbios 15:22.) Una abuela puede querer mucho a un niño, pero también tiene que reconocer que la Biblia asigna la responsabilidad de su crianza a los padres. (Efesios 6:4.) De modo que, para que todo funcione satisfactoriamente, los padres y los abuelos tienen que establecer de común acuerdo las reglas y normas por las que se regirán.
HERMANOS ADOLESCENTES: Cuando son razonablemente maduros y responsables, el recurrir a ellos también puede ser una buena solución. A los jóvenes frecuentemente les molesta mucho que se les diga: “Cuida a tu hermanita”. Y si el adolescente es apático, muy probablemente será poco formal, descuidado y negligente. Recuerde que la Biblia dice: “La tontedad está atada al corazón del muchacho [o de la muchacha]”. (Proverbios 22:15.)
De modo que tiene que supervisarse bien el cuidado que los hermanos mayores dan a los niños. Asegúrese de dar a su hijo o hija adolescente instrucciones específicas en cuanto a la alimentación y los cuidados que requiere el niño, así como lo que debe hacer en caso de emergencia. Asegúrese también de que esté dispuesto a prestar a la criatura la atención necesaria.
PADRES CON DIFERENTES TURNOS DE TRABAJO: Muchos matrimonios están tratando de cuidar ellos mismos a sus hijos por medio de trabajar en turnos diferentes. Un padre explica: “Yo voy a trabajar a media tarde o a primeras horas de la noche, cuando mi esposa llega a casa. Así los niños están siempre atendidos por uno de los dos. [...] Creemos que de esta manera ambos podemos conocer muy bien a nuestros hijos y ser la principal influencia en su vida”.
Pero no hay rosa sin espinas. Los matrimonios pueden convertirse en desconocidos que comparten el mismo techo, sin disponer de tiempo el uno para el otro. Y un padre que acaba de regresar de toda una noche de trabajo no siempre puede estar alerta para cuidar a un niño. Además, es muy probable que tampoco consiga mucho descanso durante el día. Algunas parejas creen que el poder cuidar personalmente a sus hijos hace que el sacrificio valga la pena.
PERSONAS CONTRATADAS: Muchas veces, tanto una “canguro” como una niñera fija, que estén preparadas y sean responsables, pueden hacer un trabajo excepcional. No obstante, las niñeras cuestan mucho dinero. Algunas familias salvan el obstáculo económico uniéndose con una o dos familias más y contratando juntas a alguien para que cuide a los niños de todos. El problema es encontrar a la persona apropiada. La Biblia advierte: “Como arquero que todo lo traspasa es el que [...] alquila a los transeúntes”. (Proverbios 26:10.)
Esto significa conocer bien a la persona a quien usted piensa confiar a su hijo. ¿Qué sabe usted realmente de ella? ¿Tiene ya experiencia en el cuidado de los niños o ha recibido una formación para ello? ¿Cómo se lleva con su hijo, y viceversa? ¿Tiene hábitos indeseables, como el de pasar demasiado tiempo viendo la televisión, fumar o drogarse? ¿Está dispuesta a acatar los principios y normas que rigen en su casa?
Cuando una familia finalmente encuentra a una persona responsable y amorosa, suele descubrir, para su consternación, que las personas que cuidan niños no suelen ser muy permanentes. Y hay que tener en cuenta que cada cambio de “canguro” o niñera puede suponerle al niño un sufrimiento emocional.
[Recuadro en la página 11]
Los niños a los que se deja solos
Cada vez son más los niños a los que se confía la llave de la casa para que se las arreglen solos. Se les conoce por la expresión latchkey children (niños de la llave), porque les dan las llaves para que puedan entrar en casa, puesto que nadie va a estar cuando lleguen. Algunos calculan que, tan solo en Estados Unidos, hay millones de niños en esta situación.
Los expertos en el tema no se ponen de acuerdo sobre a qué edad se puede dejar solo a un niño sin peligro durante cierto período de tiempo. Por consiguiente, los padres tienen que decidir cuidadosamente lo que es mejor para su hijo, tomando en consideración su edad, temperamento y aptitudes, así como las circunstancias particulares de la casa y el vecindario. Un factor importante también es tomar en cuenta las leyes del país, pues es posible que en su comunidad sea ilegal dejar solo a un niño sin supervisión. (Romanos 13:1.)
Cuando no queda otra solución que dejar al niño solo, hay varias medidas que pueden ayudar a garantizar su seguridad:
1. Asegúrese de que el niño sabe cómo ponerse en contacto con usted, quizás telefoneándole tan pronto como llegue a casa de la escuela.
2. Tenga anotados cerca del teléfono los números más importantes (médico, policía, bomberos).
3. Dé instrucciones a su hijo de que no abra la puerta a extraños.
4. Dé pautas a su hijo sobre el uso de aparatos que puedan ser peligrosos. No deje cerillas a la vista.
5. Mantenga a su hijo ocupado con quehaceres domésticos y tareas escolares. (Véase la revista ¡Despertad! del 22 de agosto de 1986, páginas 14-16.)