Los jóvenes preguntan...
¿Cómo puedo evitar un desengaño amoroso?
AL PSICOANALISTA Erich Fromm se le atribuye la siguiente frase: “Difícilmente hay otro proyecto que se empiece con tantas esperanzas y expectativas y falle con tanta frecuencia como el amor”.
Aun así, cuando una relación amorosa falla, se suele experimentar dolor y angustia. Y lo triste de la vida es que la única manera segura de evitar un desengaño amoroso es no enamorándose. Es verdad que, en lo que respecta a los cristianos, el salir con una persona del sexo opuesto es un asunto serio, un modo de seleccionar el cónyuge apropiado. Sin embargo, este es, por naturaleza, un proceso que de algún modo podríamos llamar el método de tanteo. Así que no es extraño que dos personas empiecen a salir juntas con las mejores intenciones, solo para darse cuenta de que no son compatibles para el matrimonio.
Las trampas del amor juvenil
Posiblemente el mayor riesgo de que una relación romántica fracase se presenta en los años de la adolescencia. Esta etapa de la vida se conoce como “la flor de la juventud”, y en ella la pasión es más fuerte. (1 Corintios 7:36.) El doctor Ari Kiev observa: “Para la mayoría de los jóvenes, las relaciones con el sexo opuesto [...] frecuentemente están incentivadas por una abundancia de desconcertantes impulsos sexuales”. No es de extrañar, entonces, que a menudo los jóvenes se enamoren con gran facilidad. “Conocí a ese chico —recuerda una mujer joven llamada Bárbara—, y nos escribimos quizás durante un año. Entonces, en una de sus cartas me dijo que me amaba. Yo pensé: ‘Solo lo he visto una vez. ¿Cómo es posible que diga eso?’”
Pero aun cuando una pareja de adolescentes intente controlar la pasión y basar su relación en la compatibilidad, hay pocas probabilidades de que sigan siendo compatibles. ¿Por qué? Porque la personalidad de un adolescente todavía no está formada. Estás descubriendo quién eres, lo que realmente te gusta, lo que quieres hacer con tu vida. Cosas que hoy son importantes para ti puede que signifiquen poco mañana. Por lo tanto, las relaciones románticas durante la adolescencia con frecuencia están condenadas al fracaso, y son pocas las que culminan en el matrimonio.
Por ello la Biblia sabiamente recomienda el matrimonio solo a aquellos que han “pasado la flor de la juventud”. (1 Corintios 7:36.) Por esta razón, sería improcedente salir con personas del sexo opuesto a edades muy jóvenes. El seguir este consejo puede que no resulte fácil, pero ciertamente ‘quitarás de tu corazón la irritación, y evitarás a tu carne la calamidad’ si esperas a tener la suficiente edad para casarte antes de salir con personas del sexo opuesto. (Eclesiastés 11:10.)
No te precipites
De todas formas, el tener la suficiente edad no te hace inmune al desengaño amoroso. En su libro Love Lives (El amor vive), Carol Botwin señala cómo, algunas veces, incluso los adultos caen en trampas románticas: “Se precipitan en las relaciones. [...] Quieren comprometerse demasiado deprisa”. El dar tu corazón a alguien a quien apenas conoces es una manera segura de sufrir un desengaño.
“Ustedes miran las cosas según su valor aparente”, dijo el apóstol Pablo a los cristianos de Corinto. (2 Corintios 10:7.) No cometas un error similar enamorándote tan solo por la apariencia física. Primero trata de averiguar qué clase de persona es. Si las circunstancias no se prestan para que, guardando las distancias, te familiarices con la persona en quien te has interesado, puedes determinar con discreción si tiene una buena reputación.
La Biblia dice que las obras de una esposa capaz la ‘alabarían aun en las puertas’. (Proverbios 31:31.) De manera similar, puedes esperar que un buen cristiano o una buena cristiana tenga una excelente reputación. Si tiene un registro dudoso, quizás por haber mantenido relaciones con varias personas y haber cortado cuando las cosas se ponían serias, ¡ten cuidado! Muy bien pudieran ser tus sentimientos los próximos perjudicados.
Habla la verdad
Aun cuando la reputación de alguien parezca buena y el interés sea mutuo, todavía es prematuro empezar a planear la boda. Un examen más de cerca de esta persona bien pudiera revelar serios defectos de personalidad o debilidades espirituales. ¿De qué manera puedes saber, entonces, cómo es en realidad esa persona? Aunque no hay nada malo en participar en actividades recreativas juntos, el noviazgo cumple mejor su propósito cuando también se mantienen conversaciones sobre temas serios. (Compárese con Proverbios 15:22.)
¿Cuáles son tus metas? ¿Cuáles tus intereses? ¿Y tus puntos de vista sobre tener hijos o presupuestar el dinero? Es de máxima importancia que ‘hables la verdad con la otra persona’, sin distorsionarla por temor a perderla. (Efesios 4:25.) De cualquier modo, más tarde o más temprano saldrá a la luz lo que verdaderamente eres. Y te irá mejor si la otra persona sabe quién eres en realidad y lo que quieres de la vida antes de empezar una relación que probablemente termine en desilusión o en un matrimonio desgraciado.
Pero ¿y si la otra persona da una falsa imagen de sí misma para mantener la relación? La Biblia advierte: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos”. (Proverbios 14:15.) Eso no significa que deberías ser demasiado suspicaz, pero lo razonable es intentar determinar personalmente si las acciones de esa persona hablan con tanta fuerza como sus palabras.
Su posición con respecto a cuestiones importantes es algo que debe determinarse desde el principio, no más tarde, cuando ya se hayan despertado los sentimientos de afecto. Por ejemplo: Steve estaba buscando un cónyuge que compartiera su devoción por el ministerio cristiano. Pronto se interesó en una muchacha a la que veía muy atractiva. Él recuerda: “Pero entonces empecé a darme cuenta de que ella no tenía ninguna meta, y no era muy activa como cristiana”. Steve sabiamente dio por terminada la relación.
No acercarse demasiado
Esto pone de relieve otro aspecto importante para evitar el desengaño amoroso. Judy lo explica de esta manera: “He aprendido de anteriores experiencias que es muy fácil tomarse afecto. Algunas veces permites que la otra persona intime demasiado, y aun cuando te das cuenta de que no existe verdadero amor entre ambos, le has tomado tanto afecto que temes causarle daño”.
La muchacha sulamita de tiempos bíblicos era muy consciente de la fuerza de las emociones románticas desenfrenadas. De modo que cuando la cortejó el poderoso rey Salomón, ella les dijo a sus compañeras ‘que no trataran de despertar ni excitar amor en ella sino hasta que este se sintiera inclinado’. (Cantar de los Cantares 2:7.) De igual modo, sería prudente que, al empezar a conocer a alguien, mantuvieses bien controlados tus sentimientos.
Esto implicaría evitar expresiones prematuras o inadecuadas de afecto. “¿Puede un hombre recoger fuego en el seno sin que se le quemen las mismas prendas de vestir?”, preguntó Salomón. (Proverbios 6:27.) El besarse o cogerse de la mano desde el principio de una relación es contraproducente. Estas acciones no solamente pueden despertar deseos sexuales inmorales, sino también afectar al buen juicio y la objetividad. Es difícil ser objetivo al juzgar a alguien si tus pasiones te ciegan. Además, los despliegues apasionados de afecto solo empeoran el dolor de separarse si la relación no resulta.
Cuando por fin Judy empezó a salir con un joven, ella procuró que la relación se desarrollara de manera gradual, guardando las distancias hasta que estuvo razonablemente segura de que ese era el hombre con el que quería casarse. “Entonces supe que era el momento de dejar que mis sentimientos hacia él tomaran forma”, dice ella.
El noviazgo tanto puede producir felicidad como sufrimiento. La manera de llevar tu noviazgo va a afectar notablemente su resultado. Es verdad que no hay forma de garantizar el éxito de una relación. Incluso después de tomar todas las precauciones, aún puede producirse un desengaño. Sin embargo, si sales con alguien del sexo opuesto únicamente cuando estás preparado para el matrimonio, si mantienes controladas tus emociones y ejerces la debida precaución, puedes hacer mucho para minimizar la posibilidad de sufrir un desengaño amoroso y potenciar la probabilidad de que el noviazgo resulte en un matrimonio feliz.
[Fotografía en la página 18]
Los noviazgos entre adolescentes raras veces conducen al matrimonio, y a menudo terminan en desengaños
[Fotografía en la página 20]
Procura llegar a conocer bien a alguien antes de tomarle afecto