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  • ¿Puede el aborto solucionar el problema de la superpoblación?

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  • ¿Puede el aborto solucionar el problema de la superpoblación?
  • ¡Despertad! 1988
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¡Despertad! 1988
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Punto de vista bíblico

¿Puede el aborto solucionar el problema de la superpoblación?

SEA que haya sido el resultado de una política nacional o de una elección individual, el aborto ha sido, tanto en el pasado como en el presente, un medio común de controlar la población.

Según un artículo titulado “La agonía de China son sus cincuenta y tres millones de abortos”, publicado en un periódico canadiense, el Ministerio de Salud Pública de ese país ha informado ese sorprendente número de abortos entre 1979 y 1984. Los abortos realizados durante este período de cinco años equivalen a más del doble de la población de Canadá.

El gobierno de Japón calcula que el 30% de los 2.100.000 niños concebidos al año en ese país terminan en aborto. Se recuerda a algunos de estos niños no nacidos mediante pequeñas efigies de piedra, plástico o yeso colocadas en templos budistas por todo el país.

En el otro lado del mundo, en Suecia, se permite el aborto desde 1946 por “razones médicas, socio-médicas, humanitarias y debido a malformaciones genéticas o daños sufridos por el feto”. Ahora, al igual que en otros países, muchas mujeres suecas ven el aborto como un medio aceptable y popular de limitar el tamaño de sus familias.

Una antigua práctica popular

En la antigua Atenas se usaba el aborto para regular el crecimiento de la población. Según el historiador Will Durant en el libro The Story of Civilization, “la limitación voluntaria de la familia estaba a la orden del día, ya fuera mediante anticoncepción, aborto o infanticidio”.

El aborto también era popular en el imperio romano. ¿Por qué razones? Durant continúa: “Las mujeres preferían que su atractivo fuera sexual más bien que maternal; en general, el deseo de libertad individual parecía ser contrario a las necesidades de la raza [...]. Parece ser que una mayoría de los que se casaban limitaban sus familias por medio del aborto, infanticidio, coito interrumpido y anticoncepción”. ¿No se debe el aumento de abortos en nuestro tiempo a razones similares?

El parecer de los cristianos primitivos

En marcado contraste, los cristianos primitivos se mantuvieron firmes contra el aborto. Durant añade: “El aborto y el infanticidio, que estaban diezmando la sociedad pagana, estaban prohibidos a los cristianos por ser equivalentes al asesinato”. Así que mientras la limitación de la familia llegó a ser un sobresaliente fenómeno social tanto en la edad griega como en la romana, la comunidad cristiana se atuvo firmemente a un estricto código moral que fomentaba el respeto a la santidad de la vida. Al igual que en el antiguo Israel, los hijos eran una evidencia de la bendición del Creador. El salmista declara: “¡Miren! Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón”. (Salmo 127:3.)

De la Palabra de Dios, la Biblia, se desprende claramente que Jehová, “la fuente de la vida”, reconoce el derecho a la vida del niño no nacido. ¿Cómo? En primer lugar, la Biblia muestra que Él considera al no nacido como más que una simple masa de tejidos. El salmista describe el interés de Dios en toda su maravillosa creación de esta manera: “Tú [Jehová] [...] me tuviste cubierto en resguardo en el vientre de mi madre [...]. Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas”. (Salmo 36:9; 139:13-16.)

Además, Dios pide cuentas a aquel que por accidente interfiere el desarrollo natural de una criatura no nacida. Observe que la ley mosaica coloca una pesada responsabilidad sobre tales personas, al decir: “Si en riña de hombres golpeare uno a una mujer encinta haciéndola parir y el niño naciere sin más daño, será multado en la cantidad que el marido de la mujer pida y decidan los jueces; pero si resultare algún daño, entonces dará vida por vida”. (Éxodo 21:22, 23, Versión Nácar Colunga.)

De manera que si Jehová ve el daño producido por accidente a la criatura no nacida como un asunto de consecuencias tan serias, ¡cuánto mayor será la responsabilidad cuando el daño se causa deliberadamente, como sucede en el caso de un aborto! Además, puesto que Dios no expresó ninguna limitación en cuanto a la edad del no nacido en la ley registrada en Éxodo capítulo 21, cualquier argumento basado en cuestiones de edad carece de peso.

La solución al problema de la superpoblación

Algunos todavía pudieran razonar que con el aumento de las escaseces de alimento, la falta de vivienda adecuada y un menguante suministro de agua potable, el aborto selectivo podría ser un buen medio de controlar la población y aliviar de esta manera la presión sobre las generaciones futuras. Sin embargo, ¿es esta la única manera de equilibrar nuestros recursos con la población mundial?

Hace unos seis mil años, Jehová Dios expresó su propósito concerniente a la población del planeta Tierra. Jehová mandó a la primera pareja humana: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla”. (Génesis 1:28.) Note que el propósito de Dios no es sobrepoblar, sino llenar la Tierra. El Creador logrará el equilibrio perfecto: mantendrá una densidad de población razonable, un equilibrio ecológico y una producción adecuada de alimento. (Isaías 65:17-25.)

Es razonable suponer que el mismo Creador de las facultades reproductivas humanas regulará apropiadamente su uso para conseguir este equilibrio perfecto. No habrá necesidad de abortos para limitar el crecimiento de la población. Jehová se asegurará, mediante el Reino de su Hijo Jesucristo, de que la Tierra esté convenientemente llena de una humanidad obediente que vivirá en un paraíso global. (Isaías 55:8-11; Revelación 21:1-5.)

[Comentario en la página 27]

“El aborto y el infanticidio [...] estaban prohibidos a los cristianos por ser equivalentes al asesinato.” (Will Durant, historiador)

[Fotografía en la página 26]

“Para cuando el feto tiene seis meses, ya puede ver, oír, experimentar, gustar y hasta aprender.” (Doctor T. Verny, autor del libro “The Secret Life of the Unborn”)

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