Los jóvenes preguntan...
¿Cómo puedo administrar mi dinero?
¿QUÉ piensas del dinero? ¿Es algo para que lo gastes a tu antojo? ¿Algo que deba ahorrarse o hasta acapararse? Muchos jóvenes, como saben que sus padres les proveerán lo que necesiten, francamente, no piensan mucho en el dinero... a no ser para gastarlo.
Pero es posible que no siempre tengas a tus padres para que te protejan. Además, el simple hecho de que ganes algún dinerito en las horas libres que tienes después de la escuela o que tus padres te den una buena mensualidad no significa que debas despilfarrarlo. La Biblia advierte: “Pones tus ojos en ello [el dinero] y no hay nada. Porque se hace alas como águila, y se vuela hasta el cielo”. (Proverbios 23:5, Biblia de Jerusalén.) ¿Cómo puedes impedir que tu dinero ‘vuele’? Para ello, primero tienes que comprender qué es el dinero.
¿Por qué es tan importante el dinero?
El dinero es un medio de cambio, y un medio muy poderoso por cierto. La Nueva Enciclopedia Larousse dice que “el dinero es el activo plenamente líquido”. Por ejemplo: a tu aparato de radio se le podría considerar un bien (algo de valor). Pero imagínate que trataras de trocarlo por una simple barra de pan. Seguro que el valor de la radio es muy superior al de la barra de pan; pero si el dueño de la panadería no quiere tu radio, es muy difícil que te dé una barra de pan por ella. Es como si tu radio no tuviese ningún valor. Por el contrario, el dinero es un bien casi universalmente aceptado,a lo que hace que pueda ser cambiado rápida y fácilmente por cualquier mercancía o servicio que desees.
Por eso, qué sensato es lo que Salomón dijo en Eclesiastés 7:12: “El dinero es para una protección”. En efecto, el dinero te abre las puertas para que consigas satisfacer las necesidades básicas de la vida, así como también para que disfrutes de muchos placeres. Como dijo después Salomón: “El pan es para disfrutarlo, y el vino para gozar de la vida; mas para eso hace falta dinero”. (Eclesiastés 10:19, Versión Popular.)
No obstante, no siempre es fácil conseguir dinero. La mayoría de los padres no cuentan con fondos ilimitados; tienen que trabajar duro para obtener lo que te dan. Salomón preguntó: “Pues, ¿qué llega a tener un hombre por todo su duro trabajo?”. (Eclesiastés 2:22.) Tus padres posiblemente reciban pocas satisfacciones —y poco dinero— de su duro trabajo. ¡Hay muchos padres que trabajan de la mañana a la noche solo para que sus familias tengan lo justo para vivir!
Por consiguiente, el dinero no debería darse por sentado. Hay que respetarlo y administrarlo con cuidado. Una manera de conseguir esto es aprender a presupuestar el dinero.
El valor de hacerse un presupuesto
Un presupuesto es tan solo un medio de administrar tus gastos y ahorrar tu dinero. La revista ’Teen de mayo de 1985 hizo la siguiente observación: “El primer paso para obtener control de tu dinero y preparar un presupuesto adaptado a tus circunstancias es descubrir adónde está yendo a parar el dinero que te ‘desaparece’”. De modo que hazte primero una lista de todos los gastos que prevés: almuerzo, transporte, esparcimiento, etc. A continuación, anota lo que gastas en realidad durante cierto período de tiempo, digamos un mes. Ahora estás en posición de ponerte unas metas razonables y realistas sobre lo que vas a gastar y lo que vas a ahorrar.
Una vez establecidas estas metas, puedes probar a utilizar el sistema de sobres. Por ejemplo: en un sobre escribes “para el almuerzo”, en otro indicas alguna compra futura, como “blusa nueva” o “camisa nueva”. Cuando recibes tu paga, distribuyes el dinero en los sobres según lo que hayas decidido apartar para cada cosa. En el momento en que se presenten los gastos, los sufragas con el dinero del sobre correspondiente.b
¿Has tratado de apegarte a un presupuesto y no lo has conseguido? No eres el único. Leah, una joven ya adulta, dijo: “He tratado varias veces de presupuestar mi dinero, pero no me apego muy bien a los presupuestos”. Sin embargo, admitió: “Cuando me mantengo dentro de un presupuesto, ahorro más. No compro cosas que no necesito”. ¿Cuál es la clave del éxito? Autodisciplina. ¡Toma una resolución y apégate a ella! Siéntete libre también de orar a Jehová para que te ayude a controlar tus hábitos de gastar en demasía. (Lucas 11:13.)
Es interesante que el apóstol Pablo sugirió a los cristianos de Corinto que “presupuestaran” su dinero, pues les dijo: “Cada primer día de la semana, que cada uno de ustedes en su propia casa ponga algo aparte en reserva”. (1 Corintios 16:1, 2.) Luego contribuían ese dinero a un fondo especial para cristianos necesitados. Seguro que requirió verdadera autodisciplina el que aquellos cristianos corintios siguiesen la sugerencia de Pablo, pero las bendiciones resultantes hicieron que valiese la pena.
No hay duda de que tú también te beneficiarás de apegarte a un presupuesto. Un joven llamado Avian dice: “Yo era como el que se menciona en Proverbios 21:5, ‘apresurado’ y uno que ‘se encamina a la carencia’ antes de recibir la siguiente paga. El tener un presupuesto me hace ser más responsable”.
Cuidado con comprar a crédito
“¡Compre ahora y pague después!”, eso es lo que animan a hacer muchos comerciantes. El comprar a crédito no está fuera de lugar, siempre que se haga con cuidado y sensatez. Pero si se hace de modo imprudente, puede convertirse en “una forma de esclavitud”, como lo llamó un joven llamado Kevin. (Compáralo con Proverbios 22:7.)
A algunos jóvenes el comprar a crédito solo les sirve para facilitarles la adquisición de cosas que ni necesitan ni pueden costearse. Y si no saldas tu cuenta a final de mes, te cargan un interés sobre lo que debes. Cuanto más tardes en pagar, más terminará costándote el artículo que has comprado. Por consiguiente, a la larga resulta más barato ahorrar lo que necesites y pagar tu compra al contado.
“Dinero ahorrado, dinero ganado”
Una joven llamada Phyllis dijo: “Nunca sabemos cuándo pueden sobrevenirnos dificultades para las que necesitemos tener dinero ahorrado”. (Compáralo con Eclesiastés 9:11.) Es cierto, hay la posibilidad de que te pongas enfermo y no puedas trabajar. Tus padres también pueden atravesar momentos difíciles y no disponer de medios para darte una paga. Por eso, es sensato que cuando presupuestes tu dinero, apartes una cantidad para ahorros. Esto tal vez te ayude a capear mejor un posible “temporal económico”.
En vista de lo susodicho, quizás pienses que una hucha-cerdito o una caja de zapatos puede ser un buen sitio para guardar tu dinero. Sin embargo, en cierta ocasión Jesús habló de depositar dinero en un banco, donde devengaría intereses y, de ese modo, aumentaría el capital. (Mateo 25:27.) ¿Por qué no hablas con tus padres sobre si sería conveniente que abrieras una cuenta de ahorros en un banco? No necesitas disponer de mucho dinero para abrir una cuenta de ahorros, aunque en algunos lugares se requiere una cantidad mínima para que no te carguen por los servicios. La clave del éxito es que ingreses tus ahorros regularmente.
¿Y si tu familia es pobre o vives en un país donde la situación económica es precaria y casi ningún joven dispone de dinero para sus gastos? Aun así, tu familia tendrá ciertos bienes, por exiguos que parezcan. Pero si la actitud que tienes hacia los recursos de la familia es la de “tal como vino, se fue”, irás en contra de tus propios intereses y los de tu familia. Seguro que no querrás ser un “ingrato” en lo tocante a las cosas por las que tus padres han de trabajar tanto. (Proverbios 29:21.)
Por lo tanto, sé responsable con el dinero, aunque la cantidad de la que dispongas personalmente sea poca o hasta ninguna. Por ejemplo: puedes evitar desperdiciar las cosas, como pudiera ser la comida. (Lee Juan 6:12, 13.) Sé cuidadoso con los artículos caros o difíciles de conseguir, como las gafas o el material escolar. Seguro que tus padres lo apreciarán mucho.
Proverbios 11:28 nos recuerda: “El que confía en sus riquezas... él mismo caerá; pero justamente como follaje reverdecerán los justos”. El dinero debería servir para satisfacer nuestras necesidades. Pero el cristiano no ha de estar absorto en hacerse rico. Como lo expresó un joven llamado Matthew: “El dinero tiene su lugar, pero no lo es todo”. De hecho, simplemente es un medio, una “protección”. (Eclesiastés 7:12.) Aprende a usarlo bien, con prudencia. En un artículo futuro se considerará cómo puedes usar tu dinero juiciosamente para atender tus obligaciones personales y de familia.
[Notas a pie de página]
a Una excepción son los países donde la inflación ha hecho que la moneda nacional apenas tenga valor.
b Repasa el artículo “Prepare un presupuesto... ¡del modo fácil!”, que apareció en la revista ¡Despertad! del 22 de abril de 1985.
[Comentario en la página 13]
“Cuando me mantengo dentro de un presupuesto, ahorro más. No compro cosas que no necesito”
[Fotografía en la página 14]
Los jóvenes responsables son juiciosos y ahorran parte de su dinero