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  • ¡Despertad! 1989
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¡Despertad! 1989
g89 22/2 págs. 7-10

Los nacimientos prematuros... Cómo enfrentarse al problema

EN LA fotografía adjunta se ve que Kelly, quien ahora tiene ocho años de edad, es una niña feliz y saludable, algo sobresaliente, en especial si se tiene en cuenta que nació catorce semanas antes de tiempo y que ni siquiera pesaba ochocientos gramos. Hasta mediados de la década de los sesenta, pocos eran los bebés, si acaso alguno, que lograban sobrevivir cuando nacían tanto tiempo antes del término y eran tan pequeños.

Ahora bien, ¿en qué difiere un niño prematuro de uno que ha nacido a su tiempo? La diferencia más obvia es su pequeño tamaño. Además, la delicada piel del bebé quizás presente una apariencia sonrosada y frágil; hasta puede que se trasluzcan diminutas venas. Según lo prematuro que sea, es posible que tenga la cara y el cuerpo cubiertos de un fino vello, el cual, sin embargo, pronto desaparece.

Por otra parte, la cabeza del prematuro tal vez parezca algo grande en proporción con el resto del cuerpo, aunque eso no es motivo para alarmarse. A medida que el bebé se vaya aproximando a la fecha en que debería haber nacido, adquirirá más grasa y empezará a manifestar la apariencia más proporcionada de un bebé nacido a su tiempo.

Estos pequeños tienen unas necesidades especiales, que en algunos casos pueden ser pocas y en otros, muchas. Cada caso es diferente. No obstante, se han logrado importantes adelantos en este campo. La tecnología moderna, aunada a personal hospitalario consagrado a su labor y a una abundante dosis de cuidado tierno y amoroso por parte de los padres, ha resultado en una sobresaliente proporción de supervivencia.

Lo que pueden hacer los padres

Padres, ustedes en especial pueden hacer mucho por el hijo prematuro que les acaba de nacer. Procuren dar nombre a la criatura cuanto antes, pues eso crea una estrecha relación entre los padres y el hijo, relación que incluso acelera el desarrollo del bebé prematuro. Una vez estabilizada la condición del bebé, es muy importante establecer contacto físico con él.

Algo que puede resultar muy beneficioso es hacerle caricias y suaves masajes en la piel, especialmente si todavía no se le puede tomar en brazos. ¿Y qué podría ser más tranquilizador para el pequeñín que oír la voz de mamá y papá arrullándole, cantándole una melodiosa canción de cuna o susurrándole palabras cariñosas? Por otro lado, cuando el bebé es muy prematuro, hay que ejercer precaución. “Se abruman con facilidad y se desmoronan —dice el doctor Peter A. Gorski, quien durante dos años registró el comportamiento de los niños prematuros—. He visto a bebés tan agotados por la interacción social del contacto visual, que sus cuerpecitos se han quedado flácidos. Lo que a nosotros nos parece bondadoso puede que no siempre sea lo mejor.”

El visitar al bebé tan a menudo como sea posible sin duda le ayudará a fortalecer su relación con él. Si debido a las circunstancias, no le es posible visitar personalmente a su pequeño, grabe cintas con las voces de miembros de la familia y otros sonidos domésticos y envíelas al hospital para que su bebé las oiga. También podría colocarse en la incubadora una prenda de la madre, pues, aunque esté lavada, todavía retiene su olor distintivo. Hay quienes han puesto a unos veinticinco centímetros del bebé una fotografía de mamá, de papá o de sus hermanos.

Considere la situación de Elise, quien nació en 1971. Su nacimiento llegó diez semanas antes de tiempo y pesaba 1,5 kilogramos. A sus padres solo se les permitía visitarla dos veces a la semana. Su madre, Betty, reconoce: “No estaba tan unida a Elise como lo estuve a mi primer bebé y a los otros tres que he tenido después de ella”. Sin embargo, explica: “Con el transcurso de los años, nos hemos unido más, y Elise ha resultado ser una de las criaturas más colaboradoras y afables que he tenido”.

La madre puede suministrar el alimento perfecto para el bebé prematuro: su leche. Unos científicos canadienses de Toronto descubrieron que la composición de la leche de las mujeres que han dado a luz un hijo prematuro es diferente de la de las mujeres que dan a luz al término de su embarazo, y a los niños prematuros les va mejor esa leche. Según The Journal of the American Medical Association, “el bebé prematuro aprovecha mejor las proteínas y otras sustancias nutritivas de la leche materna para su crecimiento”.

Lo que otros pueden hacer

¿Es usted amigo o familiar de algún matrimonio que haya tenido un bebé prematuro? Si es así, hay mucho que usted puede hacer. Hay que ir por la compra, preparar las comidas, limpiar la casa, lavar la ropa y quizás cuidar de otros niños. Su colaboración en estas tareas prácticas puede ser de gran ayuda para unos padres que deben viajar con frecuencia, y a menudo grandes distancias, para visitar a su bebé en la unidad de cuidados intensivos neonatales donde se encuentra.

Christy, la madre de una criatura que nació más de cinco semanas antes de tiempo, comentó que sus hermanos cristianos hicieron todo lo susodicho. “Fueron una constante fuente de gozo y fortaleza para nosotros durante aquellas primeras semanas”, dijo.

También resulta animador recibir tarjetas y regalos. Se puede regalar cualquier cosa que uno compraría para un bebé recién nacido, aunque, por supuesto, hay que tomar en consideración el tamaño del bebé. En algunos lugares se pueden encontrar pañales para bebés prematuros, tanto de tela como desechables, y también patrones para hacerles ropa, además de prendas ya confeccionadas.

El apoyo emocional nunca es demasiado. Sea positivo y optimista. Mary, la madre de Kelly, dijo: “Necesitaba a personas que me animasen y me dijesen cosas constructivas. No soportaba comentarios como: ‘No te apegues demasiado a ella’. El que otros me infundieran esperanza me reanimaba”. Un pensamiento bíblico que fue una fuente de estímulo para ella se encuentra en Isaías 41:13: “Porque yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu diestra, Aquel que te dice: ‘No tengas miedo. Yo mismo ciertamente te ayudaré’”.

Las visitas que Mary recibió de los ancianos cristianos de su congregación fueron muy alentadoras. Ambas madres, tanto Christy como Mary, dijeron que recibieron una inmensa ayuda de sus respectivos maridos y que la experiencia había unido más su matrimonio.

Lo mejor es la prevención

El proceder sabio sería el de esforzarse más por tratar de impedir que se produzcan partos prematuros que por simplemente cuidar de los prematuros después de que han nacido. Según un estudio llevado a cabo en Estados Unidos, por cada hora que se prolonga un embarazo entre las veinticuatro y las veintiocho semanas, se ahorran 150 dólares en asistencia hospitalaria. De modo que le sería provechoso incluir información sobre partos prematuros en su “biblioteca prenatal” y tener listo un plan de acción en caso de que se presente el parto antes de tiempo. Pero aún más importante: la futura madre debería tratar de evitarlo.

Primero: una mujer embarazada no debería fumar. De acuerdo con un informe publicado en Medical World News, fumar durante el embarazo daña las arterias del feto. Un catedrático de la Universidad Cornell comentó lo siguiente: “Creo que el que los vasos sanguíneos del feto sufran daño encaja con lo que conocemos sobre las criaturas de mujeres que fuman: el poco peso que tienen al nacer, la elevada incidencia de malformaciones congénitas y los nacimientos prematuros”.

Segundo: si usted está embarazada, debería evitar actividades que requieran demasiado esfuerzo, como levantar cargas pesadas. Tercero: evite situaciones que puedan provocarle daño físico o una fuerte impresión emocional. En la Biblia encontramos casos en que lesiones físicas o noticias desoladoras provocaron el parto. (Éxodo 21:22; 1 Samuel 4:19.)

Si usted tiene el peligro de dar a luz prematuramente, consulte con alguien que haya tenido experiencia en atender a mujeres embarazadas, como, por ejemplo, un tocólogo. Existe un alto riesgo de que den a luz antes de tiempo aquellas mujeres que ya han tenido en el pasado un parto prematuro, las que se enfrentan a un parto múltiple, las que tienen más de cuarenta años, las adolescentes y las que toman bebidas alcohólicas sin moderación. Entre otros factores que colocan a una mujer dentro del grupo de alto riesgo, también se encuentran la hipertensión, la diabetes y anormalidades de la placenta. Esas mujeres tienen que someterse a un mayor control de su embarazo. Procure llevar una dieta prenatal apropiada para que tanto usted como la criatura gocen de la mejor salud posible.

Sin embargo, aunque una futura madre haga todo cuanto esté en su mano para tener un parto normal, no hay ninguna garantía. Los nacimientos prematuros son demasiado comunes, y parece que aumentan. Pero, ¿qué nos deparará el futuro? ¿Hay alguna posibilidad de corregir este problema?

[Fotografía de Kelly en la página 7]

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