Japón enlaza sus islas
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Japón
CRUZAR el Mediterráneo japonés (Seto Naikai) en transbordador solía requerir una hora. Pero el día 10 de abril del año pasado se abrió al tráfico el puente Seto Ohashi, que une dos de las principales islas de Japón: Honshu y Shikoku. Ahora se puede atravesar el Mediterráneo japonés en automóvil en menos de diez minutos.
Sin embargo, esta comodidad no resulta barata. El precio del peaje es, solo la ida, de 5.500 yenes (unos 45 dólares). Pero eso no es nada si se compara con el coste total: 1.130.000.000.000 de yenes (8.700 millones de dólares) y diecisiete vidas. Se han empleado en la construcción del puente alrededor de diez años, lo que equivale a nueve millones de jornadas laborales. Tenía que haber buenas razones para una hazaña tan costosa.
Por un lado, el transporte entre las dos islas ya no está a merced de las imprevisibles condiciones climatológicas. El hundimiento de un transbordador en 1955 costó 168 vidas. Además, se considera que el puente será de gran beneficio económico para la isla de Shikoku, esencialmente agrícola, ahora que está unida a Honshu, la principal isla de Japón. Como solo cuesta 380 yenes por persona (unos 3 dólares), el tren es, indiscutiblemente, un medio económico de cruzar el puente.
Aunque se hable de un puente, en realidad consiste en una serie de puentes y tramos elevados de carretera de 9,4 kilómetros de longitud que atraviesan el Mediterráneo japonés y conectan cinco islas. Consta de tres puentes colgantes, dos puentes de cables arriostrados, un puente de armadura y los viaductos que los enlazan. Uno de los puentes colgantes, el Minami Bisan-Seto Ohashi, es el puente colgante de tablero doble —tanto para tráfico rodado como para tráfico ferroviario— más largo del mundo.
El señor Tetsuo Yamane, de la Honshu-Shikoku Bridge Authority de Tokio, nos dio algunos detalles interesantes sobre la construcción. Trabajó en este proyecto durante trece años y fue uno de los supervisores de la construcción de la infraestructura del puente.
“Lo más difícil de todo —explicó el señor Yamane— fue colocar los fundamentos submarinos. Utilizamos voladura submarina para romper el lecho rocoso del mar, y mediante una excavadora especial, procedimos a excavar. En un astillero construimos cajones sumergibles, o armazones, del tamaño de edificios de diez pisos; los remolcamos hasta el lugar de construcción y los sumergimos en el agua. Rellenamos los cajones con piedras y con mortero, para lo que utilizamos una barcaza-fábrica de morteros recientemente diseñada para este propósito llamada Century.”
Los obreros tuvieron que trabajar en condiciones sumamente adversas. “Los fundamentos se colocaron a gran profundidad, a unos 50 metros por debajo de la superficie —continuó el señor Yamane—. Además, en esa zona las mareas son muy fuertes: tienen una velocidad de cinco nudos; eso equivale a trabajar con un viento que sopla a 250 kilómetros por hora. Las excavaciones y los cajones sumergibles tenían que ser inspeccionados cuando no había marea. Pero la visibilidad en el agua era prácticamente nula. A tan solo 10 ó 20 metros bajo el agua, ya no se puede ver casi nada. Llevábamos proyectores de luz para iluminar las zonas que requerían inspección, y tomábamos fotografías y filmaciones con vídeo a una distancia de 50 centímetros.”
Como el puente está en el Parque Marítimo Nacional del Mediterráneo Japonés, tenía que procurarse que no rompiese la armonía general de los alrededores. El profesor Toshiaki Ohta, quien trabajó en el diseño del puente, dijo que el tema de “todo el ajardinamiento es de estilo japonés y está adornado con pasaderas”.
También se logró armonía de otro tipo. El pasado mes de marzo se abrió el túnel submarino Seikan, que conecta Hokkaido —la isla japonesa que queda más al norte— con Honshu. Ahora, una vez abierto el puente Seto Ohashi, se ha cerrado el último eslabón que faltaba para enlazar las cuatro islas principales de Japón: Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu. Con ello se cumple un sueño que el pueblo japonés llevaba mucho tiempo acariciando.