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  • Por qué no son necesarios los milagros y apariciones

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  • Por qué no son necesarios los milagros y apariciones
  • ¡Despertad! 1989
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  • Las apariciones no son necesarias
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¡Despertad! 1989
g89 8/3 págs. 9-10

Por qué no son necesarios los milagros y apariciones

CUANDO Jesús estuvo en la Tierra, hizo muchos milagros. Transformó el agua en vino, suministró alimento para muchedumbres de personas, sanó a los enfermos y expulsó demonios. Las enseñanzas de Jesús y el hecho de que él cumpliera las profecías bíblicas tocante al Mesías convencieron a muchos de sus contemporáneos. Algunos razonaban así: “Cuando llegue el Cristo, él no ejecutará más señales que las que ha ejecutado este hombre, ¿verdad?”. (Juan 7:31.)

Para qué sirvieron los milagros

¿Cuál era el propósito de que Jesús hiciera milagros? La Biblia explica que él tenía que ser ‘un profeta semejante a Moisés’. (Deuteronomio 18:15, 18.) Jehová Dios concedió a Moisés el poder de hacer ciertos milagros a fin de demostrar que era el caudillo escogido para liberar a los israelitas del cautiverio egipcio. (Éxodo 4:1-9, 30, 31.) De manera ‘semejante a Moisés’, Jesús hizo milagros para identificarse como el Mesías, como el prometido Libertador de los judíos. (Hechos 3:22.)

Pero los milagros de Jesús también demostraron que Dios le había dado un poder especial. Cuando el Reino de Dios rija sobre la Tierra sin oposición, Jesús utilizará a plenitud el poder que, a pequeña escala, demostró tener durante su estancia en la Tierra. Para ilustrarlo, tomemos el caso del milagro de los panes y los peces. (Lucas 9:12-17.) En el nuevo mundo de Dios, Jesús se encargará de que toda la humanidad tenga lo suficiente para comer. (Salmo 72:16.) También curará todas las enfermedades y dolencias, de modo que los seres humanos obedientes podrán vivir para siempre. (Revelación 21:4.) Las tres resurrecciones que, según el registro bíblico, Jesús llevó a cabo, demuestran que tiene el poder de levantar de entre los muertos a millones de personas. (Lucas 7:11-17; 8:40-56; Juan 5:28, 29; 11:11-44.)

Un medio de identificación

Otra razón por la que Jehová hizo milagros a favor de Israel fue para probar más allá de toda duda que era su pueblo escogido. (Deuteronomio 4:32-34.) Los beneficiarios fueron un pueblo entero, no unos pocos individuos privilegiados.

De manera similar, los milagros del primer siglo fueron una de las pruebas de que el favor de Jehová había pasado del Israel carnal a la congregación cristiana primitiva. (Mateo 21:43; 27:51; Romanos 9:6; 11:7.) Los muchos milagros que hicieron los apóstoles evidenciaron que la congregación cristiana, acaudillada por el Hijo de Dios, Jesucristo, tenía la aprobación divina. (Hechos 2:22, 43; 4:29, 30; Hebreos 2:3, 4.)

La Biblia dice, por ejemplo, que la gente colocaba a los enfermos en lugares donde quizás solo la sombra de Pedro caía sobre ellos, y “todos sin excepción eran curados”. (Hechos 5:15, 16.) ¿A qué se debe, entonces, que no sean curados todos los que hoy día acuden con fe a los santuarios?

Las apariciones no son necesarias

La razón principal es que las señales y los milagros ya no son necesarios para demostrar que Dios ha pasado su favor del Israel carnal a la verdadera congregación cristiana. En una carta a sus compañeros cristianos, el apóstol Pablo explicó claramente que los dones milagrosos con el tiempo serían eliminados. Llegaría el día en que ya no serían un medio de identificar a los cristianos verdaderos. (1 Corintios 13:8-13.)

Ni siquiera el invocar el nombre de Jesús sería prueba de que alguien fuese un cristiano verdadero. En su Sermón del Monte, Jesús predijo que él rechazaría a algunos que alegarían: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre [...], y en tu nombre hicimos muchos milagros?”. ¿Por qué razón iba Jesús a rechazar a estos hacedores de milagros? Él responde: “¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!”. Por lo visto, algunos harían milagros en el nombre de Cristo, pero, en realidad, serían impostores. (Mateo 7:22, 23, Biblia de Jerusalén.)

La verdadera pauta

En vista de lo susodicho, ¿cómo se puede identificar a los cristianos verdaderos hoy día? Jesús suministró la pauta cuando declaró: “Un árbol bueno no puede dar fruto inservible [...]. Realmente, pues, por sus frutos reconocerán a aquellos hombres”. El día antes de su muerte, Jesús recordó a sus apóstoles: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. De estas palabras se desprende que el hacer milagros no iba a ser siempre la pauta. Más bien, todos tendrían que probar que eran discípulos de Cristo mediante tener verdadero amor. (Mateo 7:18-20; Juan 13:34, 35.)

De modo que, ¿debería fundarse su fe, aunque solo fuese en parte, en los “milagros” que se hacen hoy en el nombre de Cristo? ¿O debería fundarse enteramente en la verdad que se encuentra en la Palabra de Dios, la Biblia? Es esencial examinar a la luz de la Palabra de Dios la conducta de los que afirman ser sus siervos.

¿Quiénes son los que están dando a conocer por todo el mundo la Palabra de Dios y tratan de vivir en armonía con ella? ¿A quiénes se les conoce por toda la Tierra por su unidad? ¿Quiénes son los que no tienen barreras nacionales, políticas, raciales ni religiosas entre ellos? ¿Quiénes predican celosamente las buenas nuevas del Reino de Dios? Los testigos de Jehová le mostrarán con gusto los hechos que usted necesita para contestar por sí mismo estas y otras preguntas relacionadas. Siéntase libre de ponerse en contacto con los Testigos de su vecindario o acudir a su Salón del Reino local. Ellos le ayudarán a cifrar su confianza en Jehová y en Jesucristo, su Hijo, pues “no hay salvación en ningún otro”. (Hechos 4:12.)

[Ilustración en la página 10]

Los milagros de curación ya no son necesarios para identificar a la congregación cristiana verdadera

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