Unos pies asombrosos
“El geco trepador se afianza con sus propias manos y está en el magnífico palacio de un rey.” Esto es lo que dice la Biblia en Proverbios 30:28. Los pies del geco parecen manos, pero realizan proezas que ninguna mano puede ejecutar. Es otro de los muchos aspectos en los que las creaciones de Jehová se adelantan miles de años a los inventos del hombre: en este caso, a la cinta cierre tipo “gancho” de Velcro que tanto se usa hoy día.
Algo que deja asombrados a los que visitan las regiones del Mediterráneo es ver al pequeño geco o salamanquesa común (Tarentola mauritanica) trepar por las paredes, correr por los techos y hasta subir correteando por los cristales de las ventanas. En un tiempo se pensaba que los gecos podían hacer eso gracias a que tenían ventosas en la parte inferior de los dedos, o hasta quizás cierto tipo de pegamento; pero no, se trata de algo mucho más perfecto.
El libro The Grand Design dice lo siguiente en su página 184: “Cada uno de los dedos del geco tiene una almohadilla provista de unas laminillas transversales. Cuando se examinan al microscopio, puede verse que cada laminilla tiene cientos de pequeñas protuberancias a modo de pelillos. Estas protuberancias reciben el nombre de setas. Por si esto fuese poco, al ampliar más la imagen, se ve que cada seta tiene en la punta una especie de ‘brochas’ de hasta 2.000 filamentos ramificados sumamente pequeños que acaban en forma cóncava. Esto proporciona en total la extraordinaria cantidad de unos 100 millones de puntos de contacto”.
Millones de ganchitos microscópicos se adhieren a la más mínima irregularidad que haya en la superficie por la que se mueve el geco, incluso a las del cristal. El mecanismo de soltar y volver a agarrar los ganchitos es increíble. Para soltar los ganchitos de las irregularidades de la superficie, el geco dobla la punta de los dedos hacia arriba. Con los dedos todavía en esta posición, da el siguiente paso y entonces presiona el pie contra la superficie, con lo que los ganchitos vuelven a engancharse en las irregularidades, algo parecido a como un gato propulsa y retrae alternativamente las garras cuando sube a un árbol.
Efectivamente, el pequeño geco efectúa asombrosas proezas con sus asombrosos pies.
[Fotografía en la página 31]
La parte inferior del pie del geco recuerda la cinta de “Velcro”
[Reconocimiento]
Breck P. Kent