La violencia. Por qué preocupa tanto
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Gran Bretaña
¿VIVE usted en una zona “prohibida”? Con esa expresión nos referimos a esas zonas de algunas ciudades en las que los empleados de los servicios públicos —médicos, enfermeras y hasta policías— temen adentrarse solos. Aunque oficialmente en Gran Bretaña no existen estos sectores, sí hay lo que se conoce con el nombre de “zonas difíciles”, una denominación menos inquietante para designar lo mismo. Algunas autoridades dicen que tan solo en Londres existen más de setenta zonas de ese tipo, y hay muchas más distribuidas por otras ciudades del país.
El ministro del Interior británico expresó su preocupación con estas palabras: “Actualmente no son las amenazas extranjeras las que socavan la paz de nuestra sociedad, sino el apetito de violencia de demasiados de nuestros conciudadanos”.
Con esto no queremos decir, ni mucho menos, que Gran Bretaña (donde hubo un aumento del 17% en delitos violentos durante un reciente período de doce meses) esté a la cabeza de la lista. Hay otros muchos lugares con índices de delincuencia superiores. En los primeros nueve meses del pasado año, se cometieron 10.607 delitos violentos —asesinato, violación, hurto y asalto— tan solo en los ferrocarriles subterráneos de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, el investigador doctor Michael Pratt dice que hay evidencia para apoyar las afirmaciones de que “las calles de Londres se están poniendo como las de Nueva York”.
Ahora bien, Nueva York tampoco es la ciudad con más delincuencia del mundo. Atlanta, Miami, Detroit y Chicago están entre las ocho ciudades grandes de Estados Unidos que en el año 1987 informaron más delitos violentos per cápita que Nueva York. Parece que en todas partes la violencia cada vez es una mayor fuente de preocupación. El psiquiatra Thomas Radecki observó que ‘durante los pasados veinte años, los índices de violencia de la mayoría de los países occidentales han experimentado aumentos de entre un 200 y un 500%’.
Los delitos violentos también han aumentado en otras partes. Tomemos como ejemplo lo que no hace mucho tiempo ocurrió en Kenia (África oriental), donde cuatrocientos ladrones de ganado mataron indiscriminadamente a unos ciento noventa hombres, mujeres y niños, y luego, con una absoluta frialdad, dejaron los cadáveres a merced de los buitres y las hienas.
En la Unión Soviética se informó que la violencia en el fútbol ‘estaba barriendo la nación’. De igual manera, el Comité Central de China para Promover la Ética Socialista denunció ‘las peleas, los puñetazos y hasta las heridas y muertes que se producen durante algunos partidos de fútbol’. El comité deploró estos hechos al decir: “A los hinchas, especialmente a los jóvenes, hay que educarlos para que se civilicen”.
No hay duda de que los delitos violentos son una creciente fuente de preocupación. Pero, ¿qué se está haciendo para paliar esta amenaza?