¿Está la solución en las casetes de auto-hipnosis?
¿Le cuesta conciliar el sueño? ¿Está demasiado grueso? ¿Está tratando de vencer alguna cualidad mala? En caso afirmativo, la ayuda la tiene igual de cerca que su magnetófono, afirman los fabricantes de casetes de auto-hipnosis.
Una cara de la casete contiene el tratamiento diurno y la otra, el nocturno. El diurno consiste en música compuesta para su problema particular. Los fabricantes dicen que debería ponerse a menudo, aunque la persona no la esté escuchando de manera consciente. Su propósito es hacer que la mente sea más receptiva al tratamiento nocturno.
Se sugiere que dicho tratamiento se ponga solo cuando la persona pueda relajarse, preferiblemente al retirarse por la noche. Al poco tiempo, la voz del hipnotizador le arrullará, y conciliará un sueño profundo. Como su subconsciente nunca duerme —dice el anuncio—, será receptivo a los mensajes del hipnotizador aunque usted esté dormido.
No obstante, Alan Baddeley, director de la Unidad de Psicología Aplicada del Consejo de Investigación Médica Británico de Cambridge (Inglaterra), escribe que lo que el subconsciente puede lograr tiene unos límites. Afirma que hay pruebas que refutan la eficacia de estos sistemas que, según se dice, enseñan durante el sueño, y llega a la siguiente conclusión: “Parece que si usted desea aprender, es aconsejable que en ese momento esté consciente”.
Un aspecto aún más importante que hay que tomar en consideración es la conexión de dichas casetes con el hipnotismo. El que una persona someta su mente y voluntad a otra, en este caso al hipnotizador, puede ser peligroso. La solución para vencer las debilidades no radica en permitir que cierta música y las voces de personas que no vemos manipulen nuestra mente, sino que más bien, radica en adquirir un conocimiento exacto de la Palabra de Dios y luego seguir la orientación de Su espíritu santo. (Romanos 12:2; Efesios 4:22-24.) Además, el hacer esto nos dará la esperanza de recibir vida eterna en el nuevo sistema de cosas de Dios, libre de problemas, que ya está próximo. (Revelación 21:3-5.)