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  • Una cruzada de violencia, ¿por qué?

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  • Una cruzada de violencia, ¿por qué?
  • ¡Despertad! 1989
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¡Despertad! 1989
g89 22/10 págs. 5-7

Una cruzada de violencia, ¿por qué?

EL SATANISMO o adoración al Diablo se remonta al tiempo de los primeros humanos. La presencia encubierta de Satanás en el jardín de Edén apartó del Creador, Jehová Dios, a la primera pareja de humanos (Génesis 3:1-6; Revelación 12:9) y los marcó para siempre como los primeros aliados de Satanás.

Durante los siguientes milenios, el satanismo alzó su repelente y oculta cabeza adoptando diversas formas: brujería, magia negra, hechicería y otras muchas. Pero a fin de engañar a la gente, el nombre de Satanás y la identidad de su adoración por lo general se mantuvieron ocultos a sus adherentes y practicantes.

No obstante, desde principios del siglo XX ha habido un reavivamiento claro y descarado de la adoración satánica, que hoy día ya ha invadido muchas partes del mundo. El satanismo ha aparecido en la escena religiosa con una imagen nueva y visible. Ya no se esconde en el anonimato, cubierto con una apariencia de benevolencia que disimula sus defectos. Ahora se adora a Satanás de las maneras más violentas que se puedan imaginar.

Uno de los primeros fundadores del satanismo en este siglo fue un inglés llamado Aleister Crowley. En el año 1905, Crowley organizó en la ciudad de Los Ángeles (California, E.U.A.) un grupo satanista denominado “Ordo Templi Orientis”. Pronto se convirtió en el líder aceptado de una secta creciente. En su obra Book of Law (Libro de la ley), Crowley defendió una nueva fórmula de creencia religiosa: “Toda la ley será ‘haz lo que quieras’”. Basándose en esta filosofía, Crowley abogó en favor de violar todo código moral y principio bíblico conocido por el hombre. El asesinato, la violencia, la violación y el sacrificio de seres humanos se convirtió, por consiguiente, en parte de un ritual religioso.

Crowley escribió lo siguiente sobre los sacrificios humanos: “El sacrificio de seres humanos es, para casi todos los propósitos, el mejor, y la víctima más satisfactoria y adecuada es un niño varón de perfecta inocencia y gran inteligencia”. En una ocasión Crowley se refirió a sí mismo como el “hombre más inicuo del mundo”. Después de pasar un tiempo en un manicomio, murió convertido en un heroinómano en una casa de huéspedes de mala reputación de Inglaterra.

Pero, lamentablemente, su filosofía de ser libre “para hacer lo que a uno le plazca” en el nombre de la religión no murió con él. Obsérvese este comentario de un escritor: “La sombra de Aleister Crowley cobra mucha importancia en la [zona de Los Ángeles], pero sus excesos palidecen en comparación con los de los adoradores del Diablo de nuestro día”.

Lealtad al Diablo

Los adoradores de Satanás creen que el Diablo gobierna el mundo. Además, de acuerdo con lo que Robert J. Barry escribió en The National Sheriff, “cuando venga el fin del mundo, las fuerzas de Lucifer subyugarán a las de Dios y Cristo y gobernarán en el cielo. Por consiguiente, el satanista jura lealtad al Diablo, no solo para que le ayude en este mundo, sino también en el venidero”.

Se dice que otros adoradores de Satanás creen que “Cristo y Satanás han unido sus fuerzas para traer el fin del mundo”. Un culto satánico afirma que Cristo utiliza a Satanás como asesino a sueldo. Por consiguiente, como declara Maury Terry en su libro The Ultimate Evil (El mal definitivo), “adorar a Satanás era parecido a adorar a Cristo, y matar en el nombre de Satanás era, en realidad, matar por Cristo: una misión divina”.

Fue Aleister Crowley quien dijo que deseaba que “la blasfemia, el asesinato, la violación, la revolución, cualquier cosa mala”, formasen parte de la doctrina y prácticas religiosas del culto. Lo cierto es que uno de sus líderes hizo el siguiente llamamiento: “¡TIENES QUE MATAR!”, y es obvio que esto es precisamente lo que los miembros de las sectas satánicas han estado haciendo.

Una persona explicó qué razones la movían a actuar con violencia: “Las violaciones tienen el propósito de desflorar a una virgen, algo de especial importancia para los adoradores de Satanás. El incendio premeditado es un símbolo de gran conflagración o Armagedón, y los asesinatos se cometen para esparcir confusión y cumplir la profecía de Daniel: ‘Pero los inicuos actuarán inicuamente’”.

Una mirada a las doctrinas de ciertos adoradores de Satanás también revela que creen que Adolfo Hitler merece ser adorado. Un escritor hasta dijo: “Miran a la destrucción fraguada por Hitler como a un preludio de lo que va a venir, y quieren estar en ese magno acontecimiento”.

¿En qué se basan para ensalzar a Hitler? El periodista investigador Maury Terry explica que una de sus bases “era una tabla numérica esotérica, en la que cada letra del alfabeto tenía asignado un número. De acuerdo con este sistema, a la letra A le correspondía el 100 y a la Z, el 125. Los números que correspondían a las letras del apellido Hitler (107, 108, 119, 111, 104, 117) sumaban 666, el número de la gran bestia del libro bíblico de Revelación, el número del Diablo”.

Esto ayuda a explicar el extenso uso dado al número 666, que aparece pintado en las paredes de los lugares de reunión de los grupos satanistas o en paredes y puentes públicos. Se dice que las letras HT y HH simbolizan a Hitler y los rayos de las SS alemanas, la “fuerza del cielo al infierno”. Los satanistas también utilizan la esvástica. “Todas son marcas de la bestia a quien sirven, Satanás-Hitler”, dijo una persona informada.

Las reuniones producen violencia

Se informa que hay más de veinte ocasiones especiales durante el año para celebrar reuniones de brujería, muchas de las cuales coinciden con celebraciones llamadas cristianas. Esto está en conformidad con lo que consideran un medio de profanar lo que se juzga como bueno o santo. Una de las principales fiestas satánicas se celebra la víspera de Todos los Santos. Las reuniones, o sábados, se llevan a cabo en lugares secretos, que pueden cambiar según las circunstancias. “Antes de toda reunión de brujería —escribió Terry—, hay que apaciguar a Satanás violando a una virgen [jovencita], provocando un holocausto [incendio premeditado] o matando de acuerdo con un ritual a una persona o un animal.”

Una de las prácticas más comunes del culto es el sacrificio de perros y gatos. Por ejemplo: en un lugar cercano a la ciudad de Nueva York, durante un período de doce meses se encontraron 85 pastores alemanes y dobermans desollados, y todos los casos se atribuyen a satanistas. Muchas veces extraen partes del cuerpo y las consumen en la creencia de que poseen poderes mágicos. La sangre se la pasan de unos a otros y la beben en cálices de plata robados de iglesias, todo como parte de la adoración a Satanás. Por supuesto, el sacrificio de un ser humano se considera la ofrenda suprema que más le complace, y muchas veces se le apacigua de esta forma.

Pero, ¿quién es Satanás? ¿Existe de verdad, o es tan solo el producto de una imaginación febril?

[Recuadro en la página 7]

Sacrificios para apaciguar al Diablo

El pasado mes de abril el mundo se conmocionó ante el descubrimiento de los restos de más de una docena de hombres, asesinados como parte de un sacrificio ritual a las afueras de la ciudad mexicana de Matamoros, cerca de la frontera con Texas (E.U.A.). La revista Time informó:

“A fin de congraciarse con el Diablo, los asesinos hirvieron los cerebros y los corazones de sus víctimas, y los mezclaron con huesos de las piernas y los brazos, así como con cabezas de animales. Los adoradores del Diablo fueron tan depravados que a dos patólogos les tomó [...] casi cuatro días terminar las autopsias.”

Los adoradores del Diablo creían que recibirían protección de su dios si lo apaciguaban con sacrificios humanos. Un teniente de la policía dijo que los asesinos rezaban al Diablo para que “la policía no los detuviera, las balas no los alcanzaran y el negocio siguiera prosperando”.

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