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  • Parte 24: Ahora y siempre — Las bellezas eternas de la religión verdadera

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  • Parte 24: Ahora y siempre — Las bellezas eternas de la religión verdadera
  • ¡Despertad! 1989
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¡Despertad! 1989
g89 22/12 págs. 16-19

El futuro de la religión en vista de su pasado

Parte 24: Ahora y siempre — Las bellezas eternas de la religión verdadera

“La religión, si va ataviada con las verdades celestiales, basta con contemplarla para admirarla.” (William Cowper, poeta inglés del siglo XVIII.)

NO HAY nada que admirar de la religión falsa. Ha traído a la humanidad sesenta siglos de miseria y sufrimiento. Sus mentiras, engaños, traiciones y odiosos caminos la han hecho indeseable tanto a los ojos de Dios como del hombre. Lejos de ataviarse con las verdades celestiales, la religión falsa es la antítesis de la verdad y la belleza.

Pronto las fuerzas de ejecución de Dios arrojarán sin miramientos a la religión falsa al hoyo de la extinción eterna. Poco después, caerá el resto del sistema de Satanás. Pero la religión verdadera, así como los que la practican, seguirán existiendo. ¡Qué gozo será entonces ver desplegadas sus bellezas eternas a un grado que difícilmente podríamos imaginar hoy!

¿Qué bellezas?

Son muchas las bellezas de la religión verdadera. A continuación incluimos tan solo unas cuantas. ¿Por qué no apartar algún tiempo para buscar los textos bíblicos citados que prueban que esas bellezas eternas tienen base bíblica?

Entre las muchas bellezas eternas de la religión verdadera se encuentran las siguientes:

▪ Está basada en la verdad de un Dios infalible, cuyo nombre es Jehová, en el que podemos confiar incondicionalmente. (Salmos 83:18; Isaías 55:10, 11.)

▪ Está disponible a todos los que tengan un corazón humilde y no reservada solo para los más inteligentes. (Mateo 11:25; 1 Corintios 1:26-28.)

▪ No está influida por la raza, posición social ni nivel económico. (Hechos 10:34, 35; 17:24-27.)

▪ Ofrece una esperanza segura de vida en un mundo de paz y seguridad, sin lamento, enfermedad, miseria ni muerte. (Isaías 32:18; Revelación 21:3, 4.)

▪ Provee un entorno en el que sus miembros pueden vivir como una hermandad leal e internacional, con unidad de doctrina, conducta y espíritu. (Salmos 133:1; Juan 13:35.)

▪ Ofrece a todos —hombres, mujeres y niños— la oportunidad de participar activamente en la obra de Dios, lo cual llena la vida de propósito. (1 Corintios 15:58; Hebreos 13:15, 16.)

▪ Nos advierte de los peligros ocultos y nos instruye sobre cómo debemos actuar para beneficiarnos. (Proverbios 4:10-13; Isaías 48:17, 18.)

Y ¿por qué puede decirse que estas bellezas son eternas? Porque durarán tanto como dure la misma religión verdadera: para siempre.

Historia por completar

Puede decirse que la muerte es uno de los mayores enemigos de la verdad, puesto que a menudo la gente se lleva a la tumba información que ningún otro ser humano conoce. Los detalles exactos de sucesos de tiempos relativamente recientes —por ejemplo, el asesinato del presidente de Estados Unidos, J. F. Kennedy, en 1963— aún son cuestión de controversia. ¿Cuáles son los hechos? ¿Quién los conoce en realidad? Muchos de los que pudieran conocerlos ya no viven. Y si esto es cierto de algo que aconteció hace tan solo veintiséis años, ¿qué puede decirse de los sucesos que tuvieron lugar hace cientos o hasta miles de años?

Además, los historiadores también son humanos, su conocimiento es limitado y están influidos por las imperfecciones personales y posibles prejuicios. Esta es la razón por la que la persona objetiva hace bien en no ser dogmática en cuestiones sobre las que no tiene un registro autorizado, inspirado por Dios.

El escribir sobre historia religiosa presenta problemas similares, pues las autoridades suelen sostener puntos de vista encontrados. En la serie de artículos “El futuro de la religión en vista de su pasado”, ¡Despertad! ha intentado presentar hechos bien documentados, pero hay que admitir que al tiempo presente hay ciertas cosas que simplemente no sabemos. Por ejemplo, ¿hasta qué grado se adhirieron al verdadero cristianismo los grupos cristianos que existieron durante y después de la Edad del Oscurantismo?

Sobre estos grupos, el profesor de Historia eclesiástica A. M. Renwick comenta: “Todavía se necesita mucha investigación histórica para conocer con exactitud la postura teológica de los muchos grupos que existieron”. Según Renwick, “en el pasado los historiadores han hecho demasiado caso a las declaraciones de los enemigos de los grupos disidentes a la hora de valorar su doctrina y moralidad”. Por supuesto, tampoco se puede depender demasiado de las declaraciones de sus amigos, si se desea un mínimo de objetividad. De modo que, aun a pesar de la investigación histórica, es posible que quedasen sin respuesta muchas preguntas.

A este respecto, ¿qué puede decirse de la Biblia? Como libro inspirado por Dios que contiene algo de historia religiosa, es confiable en todo lo que dice. No obstante, dice muy poco sobre todas las diferentes formas de religión falsa que han existido, lo cual es comprensible, ya que se suministró como libro de texto para la religión verdadera y no para la falsa.

Incluso en lo que respecta a la religión verdadera, la Biblia no nos lo dice todo. Nos provee la suficiente información para poder identificarla, pero a veces omite algunos detalles. Aunque en ocasiones pudiera ser fascinante e interesante conocer algunos de estos detalles, por el momento no son fundamentales.

Por otra parte, en la Biblia también hay algunas lagunas cronológicas. Por ejemplo, no dice nada sobre lo que sucedió durante los más de cuatrocientos años que transcurrieron desde que se completaron las Escrituras Hebreas, el llamado Antiguo Testamento, hasta la venida de Jesús. Y desde que se terminó la escritura de la Biblia han pasado casi mil novecientos años.

De modo que durante los últimos dieciocho siglos no hemos tenido ningún registro inspirado del cristianismo. Esta es la razón de que no pueda determinarse la postura de ciertos grupos cristianos, como mencionó el autor Renwick. No obstante, parece ser que, a lo largo de los siglos, por lo menos algunas personas se adhirieron al cristianismo primitivo. Sin embargo, quedan preguntas sin respuesta en relación con los motivos y posible sinceridad de ciertas personas de tiempos pasados. ¿Qué puede decirse de algunos de los líderes de la Reforma? O incluso, ¿qué puede decirse de Confucio y de Mahoma? Aunque se puede juzgar con suficientes garantías a las religiones actuales sobre la base de sus frutos, por lo general no puede hacerse lo mismo con seres individuales, especialmente si hace mucho tiempo que murieron.

Sin embargo, si fuese la voluntad de Dios que en el nuevo mundo se volvieran a escribir los libros de historia —entre ellos los de historia religiosa—, eso sería posible. Y lo sería gracias a otra belleza de la religión verdadera: la resurrección de los muertos. (Juan 5:28, 29; Hechos 24:15.)

Imagínese el gozo de tener respuestas exactas a nuestras preguntas al poder hablar con los seres humanos resucitados que hicieron las cosas que hemos leído en los libros de historia. Imagínese el poder conocer detalles ahora desconocidos, como el nombre del faraón que murió en el mar Rojo y que experimentó las plagas de Egipto.

Si algún día se escribiera un registro como este, no cabe duda de que se haría para glorificar y vindicar eternamente al fundador de la religión verdadera, Jehová Dios. No obstante, la pregunta que queda por responder es esta: ¿Estará usted allí para leerlo?

La admiración no es suficiente

Las bellezas eternas de la religión verdadera no siempre se ven con tanta facilidad como parecen indicar las palabras de Cowper citadas al principio de este artículo. Por ello, el primer número de la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence hizo la siguiente observación hace ciento diez años: “La verdad, como una modesta florecilla en el desierto de la vida, está rodeada y casi asfixiada por el lujuriante crecimiento de las malas hierbas del error. Si usted quisiera encontrarla, debería permanecer alerta. Si quisiera ver su belleza, debería apartar las malas hierbas del error y las zarzas de la intolerancia. Si quisiera poseerla, tendría que rebajarse para obtenerla”.

Esperamos que los artículos “El futuro de la religión en vista de su pasado” hayan ayudado a nuestros lectores “a dejar de lado las malas hierbas del error y las zarzas de la intolerancia”, a fin de que puedan apreciar más plenamente las eternas bellezas de la religión verdadera.

Pero el aprecio no es suficiente. Un proverbio chino dice: “La enseñanza que entra por los oídos pero no llega al corazón es como un banquete que se come en un sueño”. Si queremos beneficiarnos personalmente de las bellezas eternas de la religión verdadera —no solo soñar con ellas— es fundamental que lo que aprendemos llegue a nuestro corazón y no solo a nuestros oídos.

Lea con atención el recuadro titulado “Pautas para comprobar si su religión es verdadera o falsa”. Luego pregúntese: “¿Concuerdo ahora en que, en lo que respecta al imperio mundial de religión falsa, Voltaire tenía razón cuando llamó a la religión ‘la enemiga de la humanidad’? ¿Me ha ayudado este estudio de la historia religiosa a identificar la religión verdadera, y sé ahora, en este último episodio de la historia humana, dónde puedo hallarla? Si así es, ¿quiero ser como la persona que, según describió José Joubert —ensayista francés del siglo XVIII—, ‘halla en ella su gozo y su deber’?”.

Que todos los que contestan sí a las preguntas supracitadas sigan beneficiándose de leer la revista ¡Despertad! y las publicaciones que la acompañan. Le invitamos a seguir el sabio consejo que se ofreció en la revista Zion’s Watch Tower anteriormente mencionada: “No se contente con tan solo una flor de la verdad. Si hubiera sido suficiente con una sola, no habría habido más. Recoja siempre, busque más”.

Sí, siga recogiendo, siga buscando las bellezas eternas de la religión verdadera.

[Recuadro en la página 18]

Pautas para comprobar si su religión es verdadera o falsa

▪ La religión verdadera hace que se desarrolle entre sus adoradores un lazo inquebrantable de amor y unidad al que no afectan las fronteras nacionales. (Juan 13:35.) La religión falsa no hace eso. Más bien, al igual que Caín, sus miembros salen a matarse unos a otros en guerras internacionales. (1 Juan 3:10-12.)

▪ La religión verdadera se mantiene al margen de la política y confía en que el Creador resolverá los problemas mediante la gobernación de su Reino. La religión falsa sigue el ejemplo que puso Nemrod cuando construyó la Torre de Babel. Se mezcla en la política, confía en los dioses políticos en cuyos asuntos se entromete y así se hace acreedora de su propia destrucción. (Daniel 2:44; Juan 18:36; Santiago 1:27.)

▪ La verdadera religión reconoce a Jehová como el Dios verdadero, el único que puede librar de la opresión. La religión falsa, tal como se practicó en los antiguos países de Egipto y Grecia, ofrece una multitud de dioses míticos inútiles que no tienen ningún mérito. (Isaías 42:5; 1 Corintios 8:5, 6.)

▪ La religión verdadera promete vida eterna en felicidad en la Tierra. La religión falsa —por ejemplo, el budismo— ve la vida en la Tierra como indeseable y como algo de lo cual uno debe liberarse en un futuro incierto. (Salmos 37:29; Revelación 21:3, 4.)

▪ La religión verdadera, mediante su libro santo, la Biblia, inculca en la gente una fe inamovible, da una esperanza garantizada e impulsa a actos de amor verdadero para con Dios y el prójimo. (2 Timoteo 3:16, 17.) Aunque la religión falsa posee libros santos, por lo general no consigue ninguno de estos logros. (1 Juan 5:3, 4.)

▪ La religión verdadera se caracteriza por sus superintendentes humildes. La religión falsa se ha destacado por sus líderes ambiciosos, independientes, dispuestos a torcer la verdad y a buscar ventajas políticas o mundanas. (Hechos 20:28, 29; 1 Pedro 5:2, 3.)

▪ La religión verdadera, el camino de sumisión apropiado que lleva a Dios, blande una espada espiritual, no literal. La religión falsa, por otra parte, transige con respecto a la doctrina verdadera, quebranta la neutralidad cristiana y va en pos de intereses humanos más bien que divinos. (2 Corintios 10:3-5.)

▪ La religión verdadera se gana los corazones de los no creyentes para adorar al Dios verdadero. La religión falsa contribuye al clima de escepticismo, libre pensamiento, racionalismo y secularismo. (Lucas 1:17; 1 Corintios 14:24, 25.)

▪ La religión verdadera, tal como la practican los testigos de Jehová, está floreciendo espiritualmente como nunca antes. La religión falsa, con sus faldas manchadas de sangre, está sufriendo de desnutrición espiritual y perdiendo el apoyo de su gente. (Isaías 65:13, 14.)

¿Cuál es el futuro de la religión en vista de su pasado? La religión falsa no tiene ningún futuro. ¡Abandónela! (Revelación 18:4, 5.) Vuélvase a la religión verdadera y permanecerá para siempre.

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