Inteligencia artificial equiparable a la de un gusano
“ES POSIBLE que durante este último año haya oído hablar mucho acerca de redes neuronales, procesadores paralelos, multiprocesadores y otras tentativas comerciales y académicas de construir ordenadores que sean más equiparables al cerebro humano. Sin embargo, quizás no haya oído mucho de lo que este esfuerzo significa en realidad o de lo que verdaderamente están logrando las nuevas tecnologías. Un amigo que trabaja en una compañía de redes neuronales me dijo que, en términos de evolución ‘biomental’, los productos actuales pueden competir en igualdad de condiciones con un nivel de inteligencia equiparable a la de un gusano. ¿Solo un gusano?, pregunta usted. Sí, un gusano. Para intentar repetir las hazañas del cerebro humano haría falta [...] un cerebro humano.” (Computerworld, 27 de febrero de 1989, página 21.)
El cerebro accede a la información por medio de impulsos electroquímicos. “Aunque es bien sabido que tales impulsos son lentos —unos 100 pies por segundo [30 metros por segundo]— todavía superan a los impulsos eléctricos que se transmiten a través de conductos metálicos y que pueden recorrer aproximadamente un pie [30 centímetros] por nanosegundo o mil millones de pies [300 millones de metros] por segundo.” Uno de los ordenadores más imponentes que existen hoy día cuenta con 65.536 procesadores para manipular información y es del tamaño de una lavadora. Sin embargo, “el cerebro consigue meter 150.000 veces esa cantidad de procesadores dentro del cráneo humano”. El ordenador más caro podría considerarse un sabio autista. Puede efectuar cálculos matemáticos con la misma rapidez con que se le introducen las cifras, pero si uno intenta que tome una decisión racional, se bloquea.
El artículo de la revista Computerworld concluye diciendo: “El punto en cuestión de todo este ejercicio es solo mostrarle lo difícil que resulta tratar de reemplazar el cerebro humano por una arquitectura de hardware o software de cualquier tipo. Incluso bajo las condiciones más sencillas, el cerebro sigue siendo el ordenador original, y todos los demás modelos —prescindiendo de lo avanzado de su tecnología— no son más que burdas imitaciones”.