Un mayor aporte de oxígeno no ayuda
LOS Deportistas salen jadeando del campo de juego y empiezan a respirar oxígeno puro. Es común que junto a las botellas de agua haya también bombonas de oxígeno. ¿Acelera la recuperación o mejora el rendimiento respirar oxígeno? Según una investigación publicada en la revista médica Hippocrates de septiembre/octubre de 1989, puede decirse que no. Unos atletas corrieron sobre un aparato de gimnasio hasta quedar exhaustos, y a continuación respiraron oxígeno puro. Luego volvieron a correr, pero en esta ocasión respiraron de una bombona que contenía aire ambiental. Repitieron el proceso otra vez. No les fue mejor después de respirar oxígeno puro que después de respirar aire ambiental. Algunos insistían en que podían diferenciar entre una bombona y otra, pero la mitad de las veces se equivocaron.
Las muestras de sangre tomadas antes y después de cada prueba “echaron abajo la idea de que el oxígeno puro acelera la recuperación por medio de hacer que llegue a los músculos cansados una mayor cantidad de ese gas. [...] Prescindiendo de cuál hubiese sido la bombona utilizada, los niveles sanguíneos de lactato —sustancia química que se acumula por un tiempo en la sangre cuando los músculos que trabajan mucho se quedan sin oxígeno— eran básicamente los mismos. Si hubiese llegado más oxígeno a los músculos, los niveles de lactato habrían sido inferiores”.
La sangre solo puede contener una cantidad concreta de oxígeno, y esta la puede conseguir con facilidad del aire ambiental. El oxígeno puro no aporta a la sangre una sobrecarga de oxígeno ni tampoco ayuda al atleta a recuperarse más deprisa después de participar en ejercicio vigoroso. El aliento se recupera cuando el corazón bombea más deprisa, llevando más sangre a las células musculares y aportando así más oxígeno. No es que la sangre contenga más oxígeno, sino que lo transporta más deprisa, y al hacerlo, acelera la recuperación.