Respeto por la libertad en Quebec
UNA emisora de radio de Montreal (Quebec) comentó recientemente en las noticias vespertinas que los testigos de Jehová han sido hostigados durante mucho tiempo en esa provincia canadiense “por ser diferentes”. Los informes se centraron sobre un ataque reciente en la radio hecho por Yvon Picotte, ministro de asuntos municipales. El comentarista informó que Picotte “llamó a los Testigos ‘parásitos de la sociedad’ que, en muchos casos, viven a costa de la seguridad social. De esta forma, Picotte no solo insulta a los Testigos sino a todo el que recibe ayuda social”.
El comentarista refutó la acusación de Picotte señalando que la proporción de Testigos que reciben ayuda social no es mayor que la de personas de otras religiones. “No merecen que se les llame parásitos, como no lo merecería el Sr. Picotte”, dijo. “De hecho, cuando se piensa, hay muchos que dicen que los verdaderos parásitos de la sociedad son los políticos.”
“Lo que despertó mi interés en el ridículo ataque de Picotte —continúa el comentario— fue el carácter retrospectivo y tristemente familiar del tema. A finales de la década de los 40, Maurice Duplessis, el autócrata primer ministro de Quebec y que se autoproclamó paladín de la fe católica romana, encarceló a unos cuatrocientos testigos de Jehová, no por llamar a las puertas —a lo que Picotte se opone vivamente— sino bajo cargos de ‘sedición’. Según Duplessis, la distribución de panfletos religiosos era un acto de sedición. Se clausuraron los lugares de reunión de los Testigos y ellos mismos se vieron sometidos a una persecución despiadada por parte de la policía provincial.”
En 1946 la declaración de Duplessis de “guerra sin cuartel contra los testigos de Jehová”, también fue criticada por la prensa. Los titulares decían: “Vuelve el oscurantismo a Quebec”, “Resurge la Inquisición” y “¡Apesta a fascismo!”.
Ahora, unos cincuenta años después, este comentarista de Montreal afirma: “Aunque todavía tenemos algunos políticos de la época del Neandertal, ya no toleramos sus dislates. De hecho, Mr. Bourassa [actual primer ministro de Quebec] ordenó a Picotte, que en otro tiempo hubiera sido felicitado por Duplessis, que se disculpara ante el Parlamento Nacional por sus comentarios. Los que luchan por los derechos civiles pueden alegrarse, pues hemos avanzado mucho desde que se encarcelaba a la gente de esta provincia por hablar de sus creencias religiosas”.