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  • Por qué volví a volar después de un accidente
  • ¡Despertad! 1991
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  • ¿Por qué nos estrellamos?
  • Antes del despegue
  • Peligros del vuelo visual ¿Cómo evitarlos?
  • Problemas con la formación de hielo
  • Vuelo cuando hay tormentas
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¡Despertad! 1991
g91 8/3 págs. 14-16

Por qué volví a volar después de un accidente

NUESTRO Cesna 210 monomotor de seis plazas acababa de despegar de un aeropuerto sueco. Volábamos a través de una niebla baja matutina cuando de repente apareció un objeto oscuro a unos cuantos metros por delante de nosotros. En una fracción de segundo, el ala derecha, que estaba llena de combustible, salió despedida violentamente y estalló. Después, se desprendió la puerta que estaba a mi lado. El avión cayó ardiendo en picado, chocó contra el suelo, rebotó y se estrelló raspando la maleza casi cien metros antes de pararse.

Aunque estaba aturdido y completamente desorientado, solo tenía un pensamiento: escapar de aquellos restos ardientes. Las llamas lamían el ala izquierda, que además estaba llena de combustible. Busqué a tientas mi cinturón de seguridad y lo desabroché. Me tiré de cabeza a través del fuego provocado por la gasolina y aterricé sobre el barro a unos metros más abajo. Solo entonces me di cuenta de que la parte inferior de mi pierna izquierda estaba fracturada.

Mi colega, que había pilotado el avión, estaba conmocionado, pero apenas había sufrido daño. Le grité que me ayudara a moverme unos metros más. Después de hacerlo, corrió en busca de ayuda. Me arrastré más lejos. Cuando casi desfallecía de cansancio, el ala izquierda del avión saltó por los aires y explotó. Llovieron piezas ardiendo a mi alrededor. Después hubo silencio, solo turbado por el chisporroteo de pequeñas fogatas producidas por la gasolina.

Mientras esperaba una ambulancia, echado de espaldas sobre el barro, pensé que los dos podríamos haber muerto. En aquel momento, más que en ningún otro, llegué a darme cuenta de que la vida nunca debe darse por sentada y que debe cuidarse y utilizarse sabiamente.

A pesar de todo, ¿volvería a volar otra vez? Muchas personas tienen bastante miedo de volar en avionetas y los informes sobre accidentes como este tienden a agravar sus temores. Quizás una comprensión exacta de los riesgos implicados y de cómo contrarrestarlos de forma efectiva ayude a disipar cualquier temor infundado sobre volar en avioneta.

¿Por qué nos estrellamos?

Cuando hace veinte años volé por primera vez en una avioneta privada me llevé una agradable sorpresa. ‘Es una forma excelente de viajar’ pensé. ‘Podría ahorrarme mucho tiempo en mi trabajo como jefe de ventas.’ Así que enseguida aprendí a pilotar y hasta la fecha he volado unas dos mil horas. Mi licencia certifica que también estoy cualificado para el vuelo instrumental, necesario cuando la visibilidad es mala.

Sin embargo, en aquella mañana dramática, volaba como pasajero desde la ciudad de Eslöv en el sur de Suecia hasta la capital, Estocolmo, a unos 500 kilómetros. Iba a recoger un avión nuevo y pilotarlo hasta Eslöv, pero el viaje finalizó 27 segundos después del despegue. ¿Por qué? Debido a un error humano: el piloto equivocó nuestra posición como consecuencia de la niebla y retrajo los flaps de las alas demasiado pronto. Por lo tanto, perdimos altura, caímos en picado y chocamos contra una torre.

La seguridad aérea depende principalmente de tres factores: la seguridad del avión, la experiencia del piloto y su buen juicio. No obstante, se han desarrollado numerosos procedimientos que, si se aplican, hacen que el viaje aéreo sea bastante seguro.

Antes del despegue

Antes de despegar, un piloto concienzudo considerará siempre factores como son su propia preparación y condición física, el avión, las condiciones meteorológicas, los pasajeros y el estado de los aeródromos que se han de utilizar.

Los modernos aviones de la actualidad rara vez se estrellan debido a defectos estructurales o mecánicos. Sin embargo, todos disponen de un libro de vuelo donde el piloto apunta el registro de todos los vuelos y de cualquier defecto que observe. Estos defectos han de ser corregidos por mecánicos autorizados antes del siguiente vuelo. Además, los elementos mecánicos del avión, como son motores, hélices y la mayoría de los instrumentos, solo pueden utilizarse durante un período fijo de tiempo antes de pasar por una revisión de mantenimiento. Cuando se termina el período de uso, las regulaciones de vuelo por lo general exigen que sean reemplazados o completamente revisados, aunque todavía funcionen a la perfección. Antes del primer vuelo diario, el piloto debe inspeccionar el avión según una lista de control definida. La mayoría de los pilotos son muy meticulosos y se atienen a tales medidas de seguridad. Después de todo, sus vidas también están en juego.

Es interesante que varios elementos mecánicos de los aviones, tales como las magnetos del motor, los sistemas de encendido, el altímetro y el tren de aterrizaje tengan un sistema doble o auxiliar. Si el sistema primario falla, entra en funcionamiento el auxiliar y el avión puede aterrizar sin problemas. Es obvio que un piloto no puede anticiparse a todos y cada uno de los fallos que pueden producirse en el avión, pero con suficiente habilidad puede impedir el desastre si falla algún dispositivo mecánico.

Antes del vuelo el piloto también ha de decidir si va a volar según las reglas del VFR (reglas de vuelo visual) o las del IFR (reglas de vuelo instrumental). El control del tráfico aéreo utiliza el radar para el seguimiento de los aviones que vuelan en IFR. Sin embargo, muchos pilotos de avionetas no tienen licencia para esos vuelos instrumentales.

Peligros del vuelo visual ¿Cómo evitarlos?

Solo es posible volar en VFR cuando la visibilidad es satisfactoria. Sin embargo, ¿qué pasa si hay mal tiempo? El piloto puede descender gradualmente y quedarse por debajo de las nubes. Esto requiere verdadera disciplina y atención por su parte. Sería mejor descontinuar y aterrizar en un aeródromo próximo. Si decide continuar, pudiera empeorar la situación, dado que la radio del avión y su equipo de navegación por lo general son ineficaces a baja altura.

Si no es posible volar a baja altura, el piloto puede conseguir en seguida ayuda del control de tráfico aéreo. Sin embargo, primero tendrá que subir a una altura más segura. Volar entre nubes puede desorientar a un piloto que no conozca bien el vuelo instrumental. Por lo tanto, debe tener calma y concentrarse en las cosas más importantes. Debería ascender con rapidez sin variar el rumbo con la velocidad y el ángulo adecuados; pronto se restablecerán las comunicaciones por radio y de navegación. De esta forma el radar puede identificar al avión y este puede recibir ayuda para aterrizar en un aeródromo adecuado.

Hay otros peligros durante el vuelo visual sin ayuda. Volar en áreas que tengan mucho tráfico no controlado requiere que se vigile constantemente en todas direcciones. Los choques en tales zonas han llegado a ser más numerosos debido al incremento del tráfico y a las velocidades más altas. Los errores de navegación y los vientos fuertes de cabecera pueden hacer que se agote la gasolina.

Sin embargo, la mayoría de estos problemas se evitan con una planificación cuidadosa. Un buen piloto comprobará su posición cada 15 ó 20 minutos y hará las correcciones de ruta necesarias. Si no puede determinar su posición, puede comunicarse con el control de tráfico aéreo. Desde ahí se puede seguir su pista por radar o localizando su transmisión por radio. Si esto falla debería dirigirse hacia un lago grande, un río o cualquier otro lugar que se identifique con facilidad. (Un piloto inexperto quizás trate de dar vueltas en círculo para encontrar algún punto de referencia topográfico que hubiese pasado por alto. Por lo general, esto no sirve de nada y consume combustible necesario.)

Problemas con la formación de hielo

Bajo ciertas condiciones atmosféricas, la formación de hielo puede convertirse en un problema. La mayoría de los aviones privados tienen poco o ningún equipo de deshielo, y cuando se forma hielo en diferentes partes del avión, la velocidad puede descender gradualmente hasta que el avión pierda su capacidad de vuelo. ¡Cuando se vuela en los estratos superiores de las nubes, la formación de hielo es una amenaza potencial incluso en los cálidos días del verano!

Sin embargo, en este caso, un piloto puede evitar fácilmente el problema con solo descender a un nivel más cálido. Pero, ¿qué ocurre si la temperatura en tierra está cerca del punto de congelación? Esto podría constituir una situación grave y un piloto debería considerar seriamente si es aconsejable volar. De todos modos, si el aire es seco y limpio no suele haber mucho riesgo de congelación aunque las temperaturas sean bajas.

Vuelo cuando hay tormentas

Volar entre nubes de tormenta (cumulonimbos) supone otro peligro potencial. Algunas avionetas y aviones comerciales grandes se han visto gravemente dañadas por este tipo de nubes. La gran amenaza no son los relámpagos, sino la terrible fuerza del viento y las piedras de granizo, a veces del tamaño del puño, que pueden encontrarse. Por lo general, el piloto puede ver estas nubes y evitarlas. Sin embargo, cuando no hay forma de volar con seguridad en tales condiciones, ¿cuál es la solución? Un piloto inteligente conoce el adagio: nunca hay que tratar de enfrentarse al mal tiempo, es mejor quedarse en tierra.

Estos son algunos de los riesgos de volar en avionetas privadas. Hay que ser sinceros, no se puede volar en una avioneta privada sin algún tipo de riesgo. Sin embargo, ¿no pasa lo mismo con todos los medios de transporte? Aun así, si está equipado y se maneja como es debido, el avión privado es relativamente seguro y cómodo. Por eso, si viaja como pasajero, asegúrese de que el piloto no solo es una persona cualificada, sino también prudente y confiable, que respeta la vida.

Soy consciente de los factores que afectan a la seguridad y por eso sigo volando. Como piloto siempre me he preguntado si hay algo más que pueda hacer por la seguridad y si he planeado suficientes medidas alternativas en caso de emergencia. Ser responsable de vidas ajenas es un asunto serio, y por lo tanto, volar no debe convertirse nunca en una aventura imprudente. Debe utilizarse para el beneficio y placer del que vuela, y sobre todo ¡debe hacerse de forma segura!—Contribuido.

[Fotografías en la página 15]

No todos los accidentes terminan en destrucción y daños, como el que yo tuve (arriba). Tres personas escaparon de este siniestro (recuadro)

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