Los médicos ante el sida
EL PELIGRO de contraer sida a través de la sangre ha hecho que algunos cirujanos adopten lo que The New York Times denomina la “nueva armadura quirúrgica para la era del sida”. Algunos componentes de la armadura del cirujano son “botas de goma, un delantal impermeable de cuerpo entero, dos pares de guantes, manguitos impermeables y gafas protectoras”. Y en los casos en que se pierde mucha sangre —dice el Times—, “un casco con una amplia careta protectora”.
Un detalle importante es que a finales de 1990, el Centro Federal para el Control de la Enfermedad dijo que de los 153.000 casos informados de sida, 637 eran médicos, 42 cirujanos, 156 dentistas e higienistas y 1.199 enfermeras.
Desde que se le identificó por primera vez en 1981, por un tiempo se limitó a los homosexuales varones y a los drogadictos infectados por agujas contaminadas. Pero el sida se ha propagado con rapidez entre las mujeres. En su número de noviembre-diciembre de 1990, la revista World Health, de la OMS (Organización Mundial de la Salud), comentó: “La cantidad de mujeres [por todo el mundo] que se piensa enfermarán de sida durante los próximos dos años superará el total acumulativo de todos los casos de sida que se informaron a la OMS durante la primera década de la epidemia”.
En Estados Unidos, el Centro Federal para el Control de la Enfermedad informó que a finales de 1990, 15.696 personas de más de cincuenta años habían manifestado los síntomas del sida. Esa es una cifra elevada en comparación con los 2.686 casos de sida entre niños menores de trece años, un colectivo de víctimas que ha recibido mucha más publicidad.
¿Cómo contraen el sida las personas mayores? La mayoría lo contraen como resultado de actividades homosexuales. Sin embargo, según The New York Times, “alrededor del 17% de las víctimas entraron en contacto con el virus a través de transfusiones de sangre contaminada”. Esa cantidad viene a ser aproximadamente igual al número total de casos de sida entre los niños menores de trece años.