¿Le conviene el tratamiento con estrógenos?
SI USTED es una mujer que no sabe qué hacer y está preocupada pensando si debería seguir un tratamiento con estrógenos después de la menopausia, no está sola. La terapéutica hormonal a base de estrógenos tiene desconcertadas a muchas personas actualmente, incluso a los médicos. Por un lado, quizás haya oído que los estrógenos ayudan a evitar ataques cardiacos y protegen contra la pérdida de sustancia ósea, que puede resultar en terribles fracturas. Por otro, es posible que también haya escuchado que los estrógenos están vinculados al cáncer de matriz y posiblemente incluso al cáncer de mama.
Quizás le hayan dicho que el peligro de llegar a tener cáncer se elimina tomando una segunda hormona femenina que se produce en los ovarios: la progesterona, o bien su equivalente sintético: la progestina. Pero también es posible que haya oído que la progesterona provoca hemorragias menstruales cada mes y que puede anular los efectos beneficiosos de los estrógenos en el corazón.
Para confundirla aún más, muchos médicos adoptan posturas firmes a favor del tratamiento con estrógenos, y otros muchos, en contra. Cierto doctor escribió lo siguiente en la publicación American Journal of Obstetrics and Gynecology: “Por lo general, actualmente entendemos que los beneficios de la terapéutica hormonal a base de estrógenos sobrepasan en gran medida los riesgos. Para evitar los problemas de una deficiencia de estrógenos, [casi todas] las mujeres en período perimenopáusico deberían empezar un tratamiento con estrógenos y no dejarlo nunca”.
Una doctora de Gran Bretaña con cincuenta años de experiencia en la investigación del cáncer expresó una opinión totalmente contraria: “Si se enreda con hormonas, es muy posible que sufra daños serios. Los estrógenos estimulan el crecimiento de los tejidos, y el tejido en fase de crecimiento es mucho más sensible a las sustancias carcinógenas. Es casi imposible tratarse con hormonas sin correr peligro, así que es mejor olvidarse de ellas”.
La menopausia y el tratamiento con estrógenos
Cuando las niñas llegan a la pubertad, hacia los once años, sus ovarios empiezan a producir estrógeno, una hormona que desempeña un importante papel en la aparición de los rasgos femeninos y en el control del ciclo menstrual. Unos cuarenta años después, como promedio, cuando llega la menopausia, la producción de estrógeno ha disminuido hasta el punto de ya no sostener la ovulación y los períodos menstruales. Con el tiempo, los ovarios dejan por completo de producir estrógeno. Puede que en ese período de su vida la mujer tenga menos responsabilidades, se le abran las puertas para nuevos proyectos y oportunidades y disponga de tiempo para aprender y hacer cosas nuevas.
Pero también es entonces cuando la carencia de estrógenos puede causar problemas a corto y largo plazo. Para contrarrestar estos problemas, en los años cuarenta los médicos empezaron a recetar estrógeno sintético. En 1975 lo tomaban seis millones de mujeres. Entonces llegaron las noticias de que las que tomaban estrógenos tenían cinco veces más probabilidades de padecer cáncer de endometrio que las que no los tomaban. También se decía que existía una relación entre los estrógenos y el cáncer de mama. El entusiasmo por este tratamiento desapareció rápidamente. Pero los investigadores se esforzaron por minimizar los riesgos, y a principios de los ochenta se descubrió que añadiendo progestinas al tratamiento con estrógenos, parecía eliminarse el riesgo de cáncer. Eso hizo que reapareciese la terapéutica hormonal en todo el mundo.
¿A qué obedece su popularidad? Este tratamiento elimina los sofocos, permite continuar con una vida sexual activa y reduce el riesgo de padecer osteoporosis y enfermedades cardiacas.
Los sofocos y otros problemas
Los sofocos (o acaloramientos), una característica de la menopausia, son un resultado directo de la carencia de estrógenos. Suelen empezar con un súbito enrojecimiento de la piel por la cabeza, el cuello y el pecho. Estos síntomas van acompañados de un intenso acaloramiento en todo el cuerpo, seguido a veces de profusa transpiración. La mayoría de las mujeres menopáusicas padecen de sofocos. En algunos casos, no se trata más que de una ligera molestia, pero en otros son muy fuertes e incomodan mucho, pues la ropa y las sábanas quedan empapadas de sudor, lo que lleva a situaciones bochornosas socialmente y a noches de insomnio.
Otra consecuencia de que disminuya la producción de estrógenos es que las paredes de la vagina se resecan y pierden grosor. Con el tiempo, el coito se hace difícil, doloroso o hasta imposible. Algunas mujeres aceptan estos cambios como una consecuencia inevitable del paso de los años, y piensan que su vida sexual ha terminado. Pero los cambios vaginales normalmente pueden evitarse o corregirse a corto plazo mediante un tratamiento con estrógenos.
Uno de los problemas de salud más comunes entre las mujeres mayores es la osteoporosis, un trastorno que resulta en que los huesos se vuelven más porosos, delgados y débiles debido a la pérdida de calcio y proteínas. Como consecuencia, los huesos se rompen y se producen fracturas de cadera. Cuando la osteoporosis está en fase grave, la mujer puede romperse un brazo con solo sacar una cazuela del horno. ¡Hasta podría romperse una costilla estornudando! Todas las personas, hombres o mujeres, sufren una pérdida de sustancia ósea cuando envejecen, pero en las mujeres posmenopáusicas, el proceso se acelera debido a la falta de estrógeno.a Las fumadoras y las que toman bebidas alcohólicas con regularidad son más propensas a este problema que las demás.
La osteoporosis suele desarrollarse sin aviso, y la persona no sabe que la padece hasta que se rompe un hueso. Pero entonces suele ser demasiado tarde para remediar la situación. ¿Qué ocurre si se toman grandes dosis de calcio? Si falta el estrógeno, el calcio no sirve de mucho para reducir la pérdida de sustancia ósea. Ahora bien, como el calcio es importante, los médicos recomiendan que las mujeres lo tomen junto con los estrógenos. Estos ayudan al cuerpo a absorver el calcio.
Enfermedades cardiacas
Las enfermedades cardiacas son la principal causa de muerte de las mujeres posmenopáusicas en Europa y Estados Unidos. ¿Reduce el tratamiento con estrógenos la posibilidad de padecer esas enfermedades? Hay mucha prueba de que así es. Parece ser que el estrógeno aumenta el nivel del colesterol HDL (llamado colesterol bueno) en la corriente sanguínea y disminuye el nivel del colesterol LDL (llamado colesterol malo). Un estudio llevado a cabo en este campo, The Nurses’ Health Study, siguió los historiales médicos de 121.700 mujeres desde 1976 hasta 1982. Los datos indicaron una reducción de un 70% en el riesgo de padecer enfermedades cardiacas entre las que seguían un tratamiento con estrógenos en comparación con las que no lo seguían.
Tales hallazgos dicen mucho a favor del tratamiento con estrógenos. No obstante, hasta ahora solo hemos examinado su lado positivo. Así que, antes de que corra a su médico y le pida que le recete estrógenos, analice los riesgos.
El cáncer y la progesterona
Por sí solo, el estrógeno fomenta el aumento de células de la membrana que recubre interiormente la matriz, y con el tiempo puede aparecer un cáncer. Como promedio, todos los años una de cada mil mujeres posmenopáusicas llegan a tener cáncer de endometrio (matriz). En el caso de las que toman estrógenos, la cantidad de casos de cáncer de endometrio aumenta a entre cuatro y ocho de cada mil. Si se trata de mujeres que han tomado dosis elevadas de estrógenos durante mucho tiempo, la cifra anual es de diez de cada mil. Algunos médicos sospechan que los estrógenos también están relacionados con otros problemas ginecológicos.
A fin de contrarrestar estos riesgos, los médicos recetan progestina con los estrógenos. Como aquella inhibe el crecimiento de células en la matriz, reduce los problemas cancerosos y no cancerosos que pueden surgir debido a la administración de estrógenos solos. Las doctoras Lila Nachtigall y Joan Heilman advierten en su libro sobre el estrógeno: “Si usted tiene útero, nunca debe dejar de tomar progesterona, salvo que también deje los estrógenos. Hoy día la progesterona es lo que elimina los peligros del tratamiento con estrógenos”.
Ahora bien, añadir progestina comporta sus propios problemas. Una de las principales quejas es que la combinación estrógeno-progestina provoca la reaparición de períodos menstruales. Una complicación mucho más seria es que la progestina puede anular los efectos beneficiosos del estrógeno en el corazón. Y otro factor en la ecuación riesgo/beneficio es la influencia que el tratamiento con estrógenos puede tener, si es que la tiene, en la posibilidad de llegar a padecer cáncer de mama.
Desde 1974, los investigadores han llevado a cabo por lo menos 30 estudios para descubrir si existe alguna relación entre el tratamiento con estrógenos y el cáncer de mama. Los estudios no han revelado ninguna vinculación entre un tratamiento con estrógenos durante poco tiempo y el cáncer de mama. Sin embargo, en el caso de un tratamiento más prolongado, los resultados eran distintos. Unos estudios efectuados en Estados Unidos indicaron que tras quince años o más de tratamiento con estrógenos, el riesgo de padecer cáncer posiblemente aumentaba en un 50%. Los resultados de los estudios efectuados en Europa indicaron un riesgo aún mayor en el caso de una terapéutica hormonal de larga duración. Pero otros estudios rigurosos que se han efectuado no han encontrado ninguna relación entre la administración de estrógenos de larga duración y el cáncer de mama.
¿Le conviene el tratamiento con estrógenos?
“Todavía no es posible establecer una serie de reglas sencillas para el tratamiento con estrógenos —dice el doctor Isaac Schiff, de la Facultad de Medicina de Harvard—. La decisión debe tomarse individualmente, una vez que médico y paciente hayan tratado el tema de una manera franca, seria y con detenimiento.”
Hay mujeres que prefieren remedios naturales que no requieren receta médica como terapia alternativa a la hormonal. Por ejemplo, algunas han visto que la vitamina E hace maravillas en aliviar la severidad y frecuencia de los sofocos. Y se ha demostrado que, tanto si una persona se somete a un tratamiento con estrógenos como si no, con una buena alimentación y ejercicio regular se puede luchar contra las enfermedades cardiacas y la osteoporosis.
Por supuesto, ni el tratamiento con estrógenos ni ninguna otra terapia conseguirá rejuvenecerla ni detener el paso de los años en su cuerpo. Esto solo se conseguirá gracias al Reino de Dios. (Mateo 6:10.) Mientras tanto, el tratamiento con estrógenos está ayudando a algunas mujeres a amortiguar los efectos negativos de la menopausia.
[Nota a pie de página]
a En el caso de los hombres, la testosterona, una hormona masculina, evita la pérdida de sustancia ósea.
[Fotografía en la página 15]
Antes de aceptar un tratamiento con estrógenos, pregúntele a su médico qué riesgos puede implicar