Los turbulentos años de la adolescencia
LOS mensajes eróticos rodean a los adolescentes por todas partes. El sexo se utiliza para vender cualquier cosa, desde zapatos hasta pantalones vaqueros. La música moderna está llena de insinuaciones sexuales. En la televisión se ve a adultos atractivos que tienen relaciones sexuales con varias parejas. Pues bien, ¿es esto apropiado?
Un importante periódico estadounidense dijo que el que los programas de televisión de mayor audiencia estén “tan cargados de contenido sexual” es una “tendencia preocupante y profundamente irresponsable”. The Journal of the American Medical Association dijo que esta tendencia era una forma de “explotación de los adolescentes por parte de los medios de esparcimiento y publicitarios”.
Los padres deben asegurarse de que sus hijos sepan que no todo el mundo vive de esa forma. Es cierto que se dice que la mitad de las muchachas estadounidenses de diecisiete años ya ha tenido relaciones sexuales, pero esa afirmación también implica que la otra mitad no las ha tenido. William J. Bennett, anterior secretario de Educación de Estados Unidos, declaró lo siguiente: “No ‘todo el mundo’ lo está haciendo, y tal vez quisiéramos dar a esas jovencitas —la mitad de las que tienen diecisiete años— apoyo y fortaleza”.
Hizo hincapié en que en una encuesta llevada a cabo en el Hospital Grady Memorial de Atlanta (Georgia, E.U.A.), nueve de cada diez muchachas menores de dieciséis años “quería saber cómo decir ‘no’”. ¿Pueden ustedes ayudar a sus hijos a convencerse de que la única respuesta correcta a cualquier insinuación inmoral es un no tajante e inequívoco, y no tan solo una reacción débil e insegura? ¿Pueden ayudarles a darse cuenta de que las personas de valía los respetarán por ello? Una adolescente llamada Emily dijo lo siguiente a un periódico de California (E.U.A.): “Las personas más respetadas no tienen relaciones sexuales”.
Han de ayudar a sus hijos a comprender que el sexo es una fuerza poderosa, tanto que ha dado origen a la entera raza humana. Ahora bien, eso no quiere decir que sea imposible controlarlo. Al contrario, sucede lo mismo que con un automóvil deportivo de mucha potencia: hay que utilizarlo apropiadamente, respetando las leyes de tráfico. Pasar por alto dichas leyes en una carretera de montaña con muchas curvas puede resultar desastroso. Del mismo modo, pasar por alto las normas divinas tocante al comportamiento sexual producirá resultados parecidos. ¿Cómo pueden ustedes ayudar a sus hijos, a quienes tanto aman, a reconocer este hecho?
Enséñenles que la castidad es valiosa
Repasen con su hijo o hija adolescente el excelente ejemplo de la joven y bella doncella sulamita. Ella podía decir con orgullo: “Soy un muro, y mis pechos son como torres”. En sentido moral, era como el inexpugnable muro de una fortaleza de torres inaccesibles. Y a los ojos de su futuro marido era “como la que está hallando paz”. Sí, uno de los magníficos beneficios de quienes se mantienen castos es la paz mental no perturbada por la agonía del remordimiento. (El Cantar de los Cantares 8:10.)
Ahora bien, ¿cómo puede un joven mantenerse firme moralmente, como un muro? Antes de que se presenten los problemas, ustedes deben estar seguros de que su hijo o hija sabe lo necesario que es tomar precauciones para evitar circunstancias que puedan conducir, y con frecuencia conducen, a la inmoralidad. Por ejemplo, sus hijos deberían saber que tal como el conducir en estado de embriaguez puede terminar mal, también puede tener un mal fin el asistir a una fiesta de jóvenes en la que se consumen bebidas alcohólicas o en la que no está presente ningún adulto responsable.
Ayúdenles también a darse cuenta de que estar a solas en una casa (o un apartamento) con una persona del sexo opuesto es como abrir la puerta a la tentación. Los jóvenes han de ver con claridad el peligro moral de permitir que alguien con quien no están casados les ponga las manos en sus partes íntimas, aunque solo sea en los pechos. Explíqueles que la seducción muchas veces empieza con el estímulo sexual que produce el tocar tales partes del cuerpo. (Compárese con 1 Corintios 7:1.)
Deben ayudar a sus amados hijos a darse cuenta de que el amor verdadero no se limita a las relaciones sexuales, sino que significa mucho más. Además, tales relaciones fuera del vínculo matrimonial son incorrectas. Algunos jóvenes tienen relaciones sexuales antes de siquiera haberse comprometido para casarse, y los hay que tienen relaciones con varias parejas sin jamás llegar a casarse. Pero cuando transcurren los años y se dan cuenta de que realmente necesitan un cónyuge, se encuentran solos y abandonados. Es cierto que lograron evitar un compromiso, pero es que no había nadie que quisiera comprometerse con ellos.
Sus hijos e hijas deberían saber que su virginidad es demasiado preciosa para perderla como si no valiese nada. Ayúdenles a ver que el disfrute pleno de las relaciones sexuales solo se consigue dentro de la sagrada institución del matrimonio. La Biblia dice, utilizando un hermoso lenguaje poético: “Bebe agua de tu propia cisterna, y chorrillos que salgan de en medio de tu propio pozo. ¿Deben esparcirse afuera tus manantiales, tus corrientes de agua en las plazas públicas mismas? Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud”. (Proverbios 5:15, 16, 18.)
Como padres amorosos, deben hacer un esfuerzo especial para enseñarles estos hechos, un verdadero reto hoy día, pues por lo general los embarazos de personas que no están casadas gozan de aceptación. Una comadrona llamada Lillian dice que ya no le sorprende ver los ojos aterrorizados de un padre soltero de quince años cuando un abuelo orgulloso le coloca en los brazos el hijo recién nacido que ni está preparado para aceptar, ni desea aceptar, ni puede hacerlo.
Un comentarista de televisión dijo que a menudo muchas “mujeres solteras y muy jóvenes que se encuentran con hijos y sin marido” no pueden terminar sus estudios ni trabajar ni dar a sus hijos una crianza apropiada. Estas madres adolescentes —dijo— se ven “atrapadas en sus propias tragedias personales. [...] La pobreza es casi inevitable y tiende a perpetuarse en un ciclo calamitoso”.
Su propio ejemplo
El comportamiento de ustedes, padres, tendrá un efecto profundo en sus hijos. A veces esto es cierto de maneras más sutiles de lo que se imaginan. ¿Qué sucede cuando un padre siempre está mirando a las mujeres? ¿O cuando una madre exclama “¡Qué hombre!” al pasar por su lado un hombre atractivo? ¿Están tales padres animando a sus hijos adolescentes a mantenerse castos? Si lo que ustedes admiran en especial es el físico de una persona, ¿debería sorprenderles que sus hijos pongan los atributos carnales por delante de la moralidad, la bondad, el amor verdadero o la dedicación personal a Dios?
Enseñar a los hijos lo que necesitan saber acerca del sexo abarca mucho más de lo que quizás imaginaban. Incluye su propia actitud, el espíritu que promueven en el hogar, su disposición a enseñarles desde temprana edad y el ejemplo que les pongan. Obviamente, todo esto requiere tiempo y esfuerzo, pero ¡vale la pena!
¿Todavía no les han instruido a este respecto?
Pero, ¿qué hacer si sus hijos ya son mayores y todavía no han hablado de estos temas con ellos? Quizás podrían decir simplemente: “He cometido un error al esperar tanto para hablarte de este tema, pero deseo tanto que tengas la mejor vida posible, que debo tratar de hacerlo ahora”.
Desde luego, mejor es tratar estos asuntos con los hijos cuando ya han crecido que no hacerlo nunca. La instrucción moral de los hijos es una responsabilidad vital y un privilegio. Ron Moglia, de la universidad de Nueva York, dijo: “El padre que renuncie al derecho de hablar con su hijo acerca de las cuestiones sexuales renuncia a una de las experiencias más maravillosas que puede tener”.
Si ustedes han empezado a apreciar los requisitos morales de Dios hace poco y sus hijos saben que no se han regido por ellos en el pasado, asegúrense de que entiendan por qué han cambiado ahora. Podrían sugerirles que leyeran esta revista y luego discutir juntos la información. Nunca deberían dejarse intimidar si uno de sus hijos les dice: “¡Bah! ¡Yo ya sé todas esas cosas!”. Ni las ideas infundadas promovidas por compañeros de escuela, ni las historias contadas por otros jóvenes de su edad, ni siquiera su propia experiencia con las funciones sexuales pueden sustituir la guía moral y sana. Lo cierto es que la ignorancia puede hacer que terminen mal.
La formación de los hijos quizás exija un gran esfuerzo, pero merece la pena. La Biblia dice sencilla y llanamente: “El justo anda en su integridad. Felices son sus hijos después de él”. (Proverbios 20:7.)
[Fotografía en la página 9]
¿Qué enseña la televisión acerca del sexo?
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Pasar por alto las normas de circulación suele resultar en graves problemas; lo mismo sucede si se pasan por alto las reglas de conducta divinas