De nuestros lectores
El flirteo Gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo puedo evitar los sinsabores del flirteo?” (8 de diciembre de 1991). Hace poco me sentí traicionada y herida cuando el joven al que estaba prometida puso fin abruptamente a nuestra relación sin causa alguna. Luego supe que tenía la reputación de flirtear y que ya había herido a otras chicas antes que a mí. Ahora me doy cuenta de que en esta dolorosa situación parte de la culpa es mía, pues me enamoré demasiado pronto. Ojalá hubiese tenido esta información unos meses atrás.
G. T., Estados Unidos
Un joven me dijo que solo quería que fuésemos amigos, y yo accedí. Pero él siguió llamándome e invitándome a salir con él. Más adelante me preguntó si le aceptaría como marido, y yo me sentí muy feliz. Pero ahora, al cabo de un año, me dice que nunca habló en serio de casarse. Dice que yo no debería haber dado tanta importancia a las cosas, pues ya me había dicho desde un principio que él no estaba preparado para el matrimonio. Para “defenderse”, dice que sí quiere casarse conmigo... pero en el nuevo mundo. Aún estoy dolida, pero el artículo me está ayudando a superar esta situación.
S. Y., Estados Unidos
Familias: Únanse Yo soy uno de esos padres que nunca se ha interesado por sus hijos, pero no me daba cuenta de las consecuencias que mi proceder podía tener a la larga. ¡Los artículos sobre “Familias: Únanse antes de que sea demasiado tarde” (22 de septiembre de 1991) me llegaron al alma! Prometo cambiar y hacer todo lo posible por demostrar más afecto a mis hijos.
J. B. M., Gabón
Los artículos mencionaron que debía responderse al llanto de un bebé. ¿Significa esto que hemos de acudir cada vez que llora? ¿No daría eso pie a que el niño manipulase a sus padres y, con el tiempo, sufriese las consecuencias?
S. H., Estados Unidos
Lo que dijimos en nuestros artículos no fue para establecer ninguna regla inflexible sobre cómo tratar a un bebé que llora. Nuestra intención fue la de animar a las madres en general a que respondan a las necesidades de sus bebés. Y aunque puede que haya cierta base para preguntarse si tal proceder malcriaría a niños de más edad, la mayoría de los médicos creen que a un bebé de tierna edad es difícil malcriarlo mediante responder a sus llantos. (Véase el artículo “¡Por favor, Juanito, no llores!” publicado en la revista “¡Despertad!” del 22 de enero de 1983.)—La dirección.
Fraude en la ciencia Me pareció muy interesante el artículo “Engaño en los santuarios de la ciencia” (22 de noviembre de 1991). Estoy afiliado a una de las instituciones mencionadas en el artículo y me parece vergonzoso que en la comunidad científica, que de tanta confiabilidad goza, haya sucedido algo semejante. Cuando la competencia y la presión por ser el número uno pesan más que la honradez, suceden esas cosas. Admiro el valor y la honradez de la doctora O’Toole, que, por cierto, le costaron su empleo. Parece ser que la actitud que imperó fue la de “¿Quién es la doctora O’Toole para corregir a la doctora Imanishi-Kari?”. Se supone que los científicos deben caracterizarse por su imparcialidad, pero a veces es todo lo contrario.
O. O., Estados Unidos
Lana Quiero agradecerles el artículo “La maravillosa lana” (22 de septiembre de 1991). Estoy estudiando Corte y Confección, y uno de los temas que hemos tratado ha sido la lana. He utilizado el mencionado artículo como base para un trabajo escolar. Me preocupaba un poco hacerlo, pues mis compañeras de clase se burlaban de mí por ser testigo de Jehová. ¡El director incluso pronunció un discurso para prevenir a los estudiantes contra los testigos de Jehová! Pero mi profesora leyó el artículo con interés y pidió un ejemplar personal de ese número de ¡Despertad!
P. A., Checoslovaquia