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¡Despertad! 1992
g92 22/5 pág. 31

“Para que nada se desperdicie”

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Ghana

LE ENCONTRÉ en su humilde taller de Labadi, un barrio de Accra, serrando y cepillando a mano con una energía increíble. Se llama Adams Akuetteh. Tiene setenta años y lleva cincuenta años trabajando de carpintero.

Cuando le pregunté cuál consideraba él que había sido el período culminante de su carrera como carpintero, respondió en seguida que los cuatro años que había pasado en la construcción de la nueva sucursal de la Sociedad Watch Tower en Nungua (Ghana) de 1984 a 1988.

“¿Cuál fue su trabajo en la construcción?”, pregunté.

“Trabajé haciendo armazones para el hormigón y ayudando a los techadores.”

“Parece que se le recuerda más en relación con el suministro de clavos”, le indiqué.

“¡Ah, sí, los clavos! Es que en Ghana están un poco caros. Una libra de clavos costaba entonces de dos a tres dólares. Así es que me dije: ‘¿No podríamos reciclar algunos clavos? Voy a probar’.

”Comencé por mi propia cuenta en ratos libres. Cuando me vio el superintendente del proyecto le gustó mucho la idea y me asignó permanentemente a ese trabajo. De modo que durante cuatro años recorrí el lugar cada mañana recogiendo clavos perdidos. También sacaba con cuidado los clavos que encontraba en la madera de armazones desmantelados.”

“¿Tiraba los que estaban despuntados o doblados?”

“No. Los despuntados se volvían a usar en madera blanda, o hasta en madera dura con la ayuda de un taladro. Los torcidos los enderezaba con cuidado a martillo.”

“¿No le pareció monótono y aburrido ese trabajo?”

“A un joven tal vez se lo hubiera parecido, pero a mí no. El superintendente del proyecto me dijo que mi trabajo contribuía a que la Sociedad ahorrara dinero, el dinero de Jehová, así que trabajaba encantado. Me producía una satisfacción muy especial ver cómo crecían los diferentes montones de clavos recuperados, y me decía a mí mismo: ‘¡Mira qué bien! Ahora le llevo ventaja a los techadores’. Pero entonces los montones desaparecían y empezaban a pedir más desde el tejado. Y de nuevo comenzaba a trabajar a martillazo limpio.”

“¿A qué se dedica ahora que han terminado los trabajos de construcción?”

“Estoy otra vez en el ministerio de tiempo completo, esperando a que vengan a construir una ampliación en la sucursal de Ghana. Cuando eso ocurra estaré ahí, trabajando con gozo para recuperar clavos y ahorrar dinero.”

Durante cuatro años desempeñó lo que algunos considerarían trabajo de poca monta. Pero nunca lo consideró así Adams Akuetteh, “el enderezador de clavos de la sucursal de Ghana”. Trabajó con alegría reciclando clavos a fin de ahorrar dinero para Jehová.

Jesús también tenía esa forma de pensar. Aunque su poder milagroso para multiplicar los panes era ilimitado, después de una comida dijo: “Recojan los trozos que sobran, para que nada se desperdicie”. (Juan 6:12.)

[Fotografía en la página 31]

Adams Akuetteh, “el enderezador de clavos de la sucursal de Ghana”

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