¿Han descubierto el infierno?
¿HA NOTADO usted que últimamente parece que no se oye hablar tanto de la doctrina del infierno de fuego? Quizás se deba a que no puede perdurar en la era de escepticismo en la que vivimos. O tal vez a que cada vez más personas se están dando cuenta de que el concepto de atormentar con fuego a seres humanos por toda la eternidad no es compatible con el Dios justo y amoroso que se describe en la Biblia. Sea cual sea la razón de este descreimiento, algunos líderes religiosos están respondiendo con medidas verdaderamente desesperadas. Veamos un ejemplo:
En Estados Unidos, una cadena de televisión nacional “cristiana” y un boletín evangélico informaron recientemente que unos científicos habían descubierto el “infierno” al efectuar unas perforaciones en Siberia. La revista Biblical Archaeology Review resumió irónicamente uno de esos relatos.
Dicen que un equipo de científicos finlandeses y noruegos estaban realizando en Siberia perforaciones experimentales de la corteza terrestre. Les sorprendió mucho notar que a varios kilómetros de profundidad la barrena empezara a girar en vacío. Y aún les sorprendió más descubrir que allá abajo la temperatura era de ¡más de 1.100 °C! Pero lo que más les impresionó fue que al introducir un micrófono por el agujero empezaron a oír miles, tal vez millones, de voces humanas dando gritos de agonía. El relato sigue diciendo que los científicos estaban tan desconcertados que muchos abandonaron el proyecto. A algunos se les hizo jurar que guardarían el secreto y hubo otros que, en vista de esta prueba de la existencia del infierno, dejaron de ser ateos y se convirtieron al “cristianismo”.
Los que publicaron y repitieron esta historia afirmaron, desde luego, que estaba bien documentada. Pero Rich Buhler, presentador de un coloquio radiofónico, escribió en la revista Christianity Today que él y el personal de su equipo trataron de obtener más detalles sobre dichos informes. Al empezar a investigar, una de las fuentes se diluyó en una intrincada red de artículos que citaban de cartas que a su vez citaban de artículos igualmente infundados.
La otra fuente era una carta de un noruego que, cuando se le preguntó, admitió francamente que cuanto había escrito era falso. Envió la carta porque estaba seguro de que la creerían y la publicarían. Sin duda, era consciente de una lamentable verdad con respecto a muchas organizaciones religiosas: creen lo que quieren creer.
En las Escrituras Hebreas de la Biblia la palabra “infierno” se traduce del término hebreo sheʼóhl. Dicho término aparece 66 veces, de las cuales la versión Torres Amat lo traduce (a veces con añadidos en bastardillas) “infierno(s)” 42 veces; “sepulcro” 17 veces; “muerte” 2 veces, y “sepultura”, “mortuorias”, “profundo”, “a punto de morir” y “abismo” 1 vez cada una. Y de las diez veces que aparece el término griego hái·dēs en las Escrituras Griegas, esta misma versión lo traduce “infierno” 8 veces y “sepulcro” 2 veces. Tanto sheʼóhl como hái·dēs aluden a la sepultura común de la humanidad, y nunca están vinculados ni a dolor ni a tormento ardiente ni a nadie que viva a miles de kilómetros por debajo de la superficie de Siberia.
[Reconocimiento en la página 31]
Picture Book of Devils, Demons and Witchcraft de Ernst y Johanna Lehner (Dover)