¿Qué clase de recreación escogerá usted?
UNA cosa es tener un punto de vista equilibrado sobre la recreación y otra muy distinta manifestar equilibrio en cualquier tipo de recreación que escojamos. No es difícil reconocer que el entretenimiento tiene su lugar apropiado y que gran parte no es más que basura y una pérdida de tiempo. Sin embargo, a diario debemos tomar decisiones al respecto, y no siempre resulta fácil.
Como hemos visto, la industria del entretenimiento tampoco facilita las cosas a la hora de decidir, pues ha puesto delante del hombre una inmensidad de posibilidades. No obstante, desde hace miles de años, la Biblia ha estado dando a las personas de corazón honrado la guía que necesitan. Y dichos principios bíblicos no han quedado anticuados con el avance de la tecnología moderna; al contrario, en estos tiempos tan turbulentos son más útiles y necesarios que nunca antes. Por lo tanto, veamos cómo podemos aplicarlos en las dos áreas peligrosas de la recreación: su contenido y el tiempo que consume.
¿Qué pautas da la Biblia?
Un joven se quita la vida, y se descubre que pasaba mucho tiempo escuchando canciones de heavy-metal que instaban al suicidio. Una muchacha de catorce años mata a golpes a su madre, y al parecer ella también estaba obsesionada con el heavy-metal. Un muchacho de quince años mata a una mujer, y su abogado alega que estaba influenciado por una serie de películas de horror muy sangrientas. Cuando se estrenó una película sobre la violencia entre pandillas callejeras, grupos de jóvenes protagonizaron violentas peleas en los mismos cines y en las colas para entrar a ver la película.
Es obvio que el contenido del entretenimiento que escogemos produce cierto efecto en nosotros. Algunos expertos quizás descarten los casos que se acaban de mencionar calificándolos de anecdóticos. Sin embargo, en la Biblia hay principios que pueden aplicarse directamente a este problema. Por ejemplo, analice estas profundas palabras: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal”. (Proverbios 13:20.) ¿Acaso no es cierto que en lo que respecta a algunos tipos de entretenimiento eso es lo que ocurre: ‘se anda’ con personas estúpidas, o moralmente insensatas? Asimismo, 1 Corintios 15:33 dice: “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”. Esta es una sencilla ley de la naturaleza humana. No se presta a equívocos ni está sujeta a opiniones opuestas de expertos que defiendan sus puntos de vista con datos estadísticos. Si nos asociamos regularmente con personas de baja moralidad, nuestros buenos hábitos sufrirán.
Estos principios son igualmente útiles en lo relacionado con idolatrar a estrellas del deporte, el cine, la televisión y la música. Aunque dichas estrellas muchas veces glorifican la violencia o la inmoralidad tanto en sus actuaciones como en su vida privada, parece que sus admiradores —especialmente los jóvenes— siguen adorándolas. No hace mucho, el periódico The European comentó: “Los sociólogos dicen que en una sociedad cada vez más secularizada, puede que las estrellas populares estén desempeñando en la vida de muchos jóvenes el papel que antes desempeñaba la religión”. Pero observe lo que dice el Salmo 146:3: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna”. Y Proverbios 3:31 lee: “No tengas envidia del hombre de violencia, ni escojas ninguno de sus caminos”.
Otro principio clave es el siguiente: a la hora de tomar decisiones, los cristianos no solo deberían tener presente el efecto de estas en ellos mismos, sino también en otros miembros de la congregación cristiana, incluso los que tienen conciencias más sensibles. (1 Corintios 10:23-33.) Por otra parte, los principios bíblicos no se limitan a decirnos lo que hemos de evitar, sino que también nos ayudan a establecer una serie de normas para la recreación que nos permiten hacer una buena selección. El apóstol Pablo aconsejó: “Finalmente, hermanos, cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, continúen considerando estas cosas”. (Filipenses 4:8.)
Estos principios han guiado al pueblo de Dios durante siglos. Los cristianos de la antigua Roma no necesitaban una ley específica que les dijera que las sangrientas y sádicas peleas de gladiadores no constituían una forma de recreación apropiada. Simplemente aplicaban principios como los supracitados, y de esa forma se protegían a sí mismos y también protegían a sus familias y congregaciones.
Cómo escoger
Hoy día los cristianos genuinos hacen lo mismo. Cuando seleccionan un tipo de entretenimiento, primero comprueban su contenido moral. ¿Cómo? Por ejemplo, miran la portada de un disco antes de comprarlo. ¿Cómo se anuncia la música? ¿Promueve valores degradados, como odio, rebelión, furia, relaciones sexuales inmorales y seducción? Si aparece la letra de las canciones, se puede repasar. Con los libros se puede hacer algo parecido. Muchas veces aparece en las cubiertas un breve resumen del contenido, y pueden consultarse diferentes críticas que se hayan publicado sobre ellos. También suelen publicarse críticas de las películas en los periódicos y revistas. Además, algunos países cuentan con un sistema de clasificación de películas que puede suministar algunas pautas. Obviamente, si el mundo degradado de hoy opina que cierto espectáculo contiene escenas sexuales demasiado explícitas, inmorales o violentas, es difícil imaginarse que un cristiano se fije normas menos elevadas y voluntariamente permita que dicho espectáculo influya en su mente y corazón.
Por otro lado, el sabio rey Salomón advirtió lo siguiente: “No te hagas justo en demasía, ni te muestres excesivamente sabio. ¿Por qué debes causarte desolación?”. (Eclesiastés 7:16.) El creerse demasiado justo es una trampa en la que fácilmente se puede caer al escoger recreación. Podemos tener ideas muy fijas sobre una selección que hayamos hecho, pues hemos pesado los principios bíblicos con sumo cuidado y bajo oración. Sin embargo, quizás notemos que otras personas que se rigen por los mismos principios toman una decisión algo diferente. No deje que eso lo desanime. Cada uno de nosotros tiene que ser responsable de la selección que haga. (Gálatas 6:4.)
¿Cuánta recreación podría considerarse demasiada?
El sistema de valores del mundo está totalmente desequilibrado en lo que respecta a la prioridad que asigna al tiempo de ocio. Por ejemplo, un artículo de fondo que apareció recientemente en la revista Parks & Recreation llamó a la recreación “la esencia de la vida”. En esta misma línea, The New York Times Magazine hace poco comentó lo siguiente sobre la noche del sábado, tiempo que comúnmente se utiliza para fines recreativos: “Si los suma todos, en nuestra vida hay muchos más días laborables que noches de sábado, pero es por estas por las que merece la pena vivir”. Algunos sociólogos hasta sostienen que en las naciones más prósperas del mundo, la sociedad gira actualmente en torno al ocio, y que la religión es solo una actividad más en la que ocupar el tiempo libre.
A los cristianos no les sorprende este orden de prioridades tergiversado. Hace ya mucho tiempo que en la Biblia se predijo que en estos críticos “últimos días” los hombres serían “amadores de sí mismos, [...] amadores de placeres más bien que amadores de Dios”. (2 Timoteo 3:1-4.) Pero los principios bíblicos nos ayudan a colocar nuestras prioridades en el orden apropiado. Como dijo Jesús: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. (Marcos 12:30.) Por consiguiente, para los siervos de Dios el amor a él ocupa el primer lugar en su vida. Lejos de quedar relegado a una actividad en la que ocupar el tiempo libre, el ministerio cristiano tiene prioridad, incluso sobre el empleo, al que solo consideran como un medio para poder dedicarse a esa vital carrera. (Mateo 6:33.)
Así pues, en lo que tiene que ver con la recreación, el cristiano debe calcular los gastos, debe determinar cuánto tiempo le dedicará, tomando en cuenta el tiempo que merece que se le dedique. (Lucas 14:28.) Si por ir tras la recreación, sea cual sea, se descuidan cosas importantes, como el estudio bíblico personal o de familia, el tiempo para estar con compañeros de creencia, el ministerio cristiano o las obligaciones familiares esenciales, entonces dicha recreación no merece la pena.
¿Qué revela de usted el tipo de recreación que escoge?
La cantidad de tiempo que dedicamos a la recreación dirá mucho acerca de nuestras prioridades, tal como su contenido también dirá mucho acerca de nuestras normas morales y de lo sincera que es nuestra dedicación a Dios. Nuestra selección dirá a la gente que nos rodea la clase de personas que somos y qué valores defendemos. También dirá a nuestros amigos, a nuestra familia y a la congregación si somos equilibrados o rígidos, consecuentes o hipócritas, justos o santurrones.
Que las decisiones que usted tome en este respecto sean un fiel reflejo ante el Creador de los valores que rigen su vida y la de su familia. Hebreos 4:13 dice: “No hay creación que no esté manifiesta a la vista de él, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. La cuestión clave es: ¿Dejaremos que los principios divinos rijan todo aspecto de nuestra vida? Como Dios es el único que puede examinar el corazón y los motivos de todos nosotros, él tendrá que juzgarlo.
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El tipo de recreación que usted escoge dice mucho acerca de usted y su familia
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¿Tiene usted cuidado al elegir lo que va a ver, escuchar y leer?