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  • Cómo se ayudó a las víctimas del terremoto

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¡Despertad! 1992
g92 22/12 págs. 13-16

Cómo se ayudó a las víctimas del terremoto

EL 23 de mayo de 1992, el periódico Desert Sun de Palm Springs (California, E.U.A.) informaba sobre “cómo podría afectar al Coachella Valley la temible sacudida de un temblor de magnitud 7,5”. Comentaba: “Los daños podrían resultar catastróficos. En el peor de los casos —según un estudio preparado para la administración⁠— por causa del terremoto:

• morirían 5.000 personas

• otras 15.000 resultarían heridas

• 50.000 quedarían sin hogar”.

Asombrosamente, el domingo 28 de junio —solo unas semanas después⁠— un temblor que registró 7,5 en la escala de Richter sacudió la zona. Pero su centro estuvo cerca de Landers y Yucca Valley, ciudades pequeñas del desierto situadas a una distancia de 60 a 100 kilómetros de las ciudades más grandes del Coachella Valley. No ha habido durante el año un terremoto mayor en todo el mundo; y en California, estado famoso por sus terremotos, solo tres le han superado en intensidad durante este siglo.

Terremotos menos intensos han matado a miles de personas. En Armenia murieron 55.000 personas en un terremoto de magnitud 6,8 en 1988, y uno de magnitud 6,2 devastó Managua, la capital de Nicaragua, en 1972, y ocasionó la muerte de más de 5.000 personas. El terremoto de California fue de una intensidad varias veces superior, ya que cada número en la escala de Richter representa un terremoto diez veces más intenso que uno de la magnitud inmediatamente anterior. Así, un terremoto de magnitud 7,5 es diez veces más intenso que uno de 6,5.

¿Cuántas personas murieron y cuál fue el alcance de los daños en el gran terremoto de California? ¿Cómo se vieron afectadas las víctimas, y cómo se les ayudó?

Un amanecer sobrecogedor

La noche del sábado 27 de junio, el estruendo de la tierra hizo que algunos habitantes de Landers decidieran dormir fuera de sus casas. Los temblores asustaron tanto a Kelsey Tharp, de siete años, y a su hermano, de cuatro años, que sus padres les dejaron dormir en la habitación con ellos. “El domingo, a las 4.58 de la mañana —relató su madre⁠—, un ruido similar al de un tren de mercancías retumbó por toda la casa. La lámpara cayó y me golpeó en la cabeza; debido al movimiento de la cama mi esposo se cayó de esta. La casa parecía una máquina gigante de hacer palomitas. Todo se balanceaba.”

Roger Terfehr, que vive a unos kilómetros de distancia, explicó: “Parecía como si bajo la casa hubiera un monstruo gigante, que sujetaba los cimientos y los sacudía violentamente. La casa crujía y se balanceaba. Todo se caía a nuestro alrededor. Parecía que nunca iba a parar el estremecimiento, aunque posteriormente nos enteramos de que el temblor principal solo había durado treinta y dos segundos”.

Antes del amanecer de aquel domingo, Terry Bogart se dirigía por carretera a colaborar en la construcción de un Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová. “Al principio pensé que el camión se había estropeado. Cuando me detuve, el camión se balanceaba literalmente. Los tendidos eléctricos oscilaban y los transformadores estallaban.

”Tenía que regresar para ver cómo estaban mi esposa y mis hijas. Al pasar por la autopista 247, vi lugares en los que la carretera se había levantado varios pies.a Cuando me detuve para poner una señal luminosa, una señora, con su bebé, llegó en automóvil. Preguntó cómo estaba la carretera más adelante. Solo llevaba puesta una bata, y se veía muy asustada. Le sugerí que me siguiera hasta mi casa; allí mi esposa le facilitó ropa y también leche para su bebé.”

Fritz Grainer, superintendente de los testigos de Jehová, comentó: “Todo el mundo estaba fuera cuando se produjo el segundo temblor, solo tres horas después del primero. Tuvo su epicentro cerca del lago Big Bear, a más de 50 kilómetros al oeste. Para entonces nos habíamos reunido unos cuantos en el hogar de los Bogart. El suelo se movía como las olas bajo nuestros pies. Posteriormente, se llegó a decir en broma de este efecto que era un surf terrestre”. La magnitud del temblor fue de 6,6.

En aquel momento, Warren y Ernestine Stoker, residentes de Yucca Valley, se encontraban en San Petersburgo (Rusia). Allá era avanzada la tarde. Acababan de regresar a su hotel tras asistir a las sesiones finales de una asamblea de los testigos de Jehová cuando se enteraron del terremoto. Inmediatamente encendieron el televisor y vieron imágenes de la destrucción que se había producido a poco más de un kilómetro de distancia de la oficina donde ellos trabajan en Yucca Valley.

Ernestine explicó: “Mientras veíamos el noticiario de la televisión, estalló el terremoto Big Bear. El reportero preguntó a alguien, ‘¿Me escondo debajo del escritorio ahora? ¿Puedo seguir adelante con las noticias del terremoto de Landers y Yucca Valley?’”. Naturalmente, Warren y Ernestine estaban preocupados por el bienestar de sus familiares y amigos, y también en cuanto a su hogar.

No fue el peor de los casos

A casi 1.600 kilómetros de distancia de allí, en Denver (Colorado) y Boise (Idaho) se informó que se habían producido movimientos en el agua de las piscinas. Más de medio millón de personas se vieron afectadas por un apagón. Se derrumbaron edificios, se vinieron abajo muchas chimeneas y hubo corrimientos de tierra que bloquearon las autopistas. Se abrieron numerosas grietas en la tierra. La piscina de una familia desapareció por completo, tragada por la tierra. Solo quedó lo que parecía el cráter de una bomba.

Sin embargo, es sorprendente que tan solo muriera una persona en el terremoto, un niño de tres años sobre el que cayeron los escombros de una chimenea que se desmoronó en un hogar de Yucca Valley. Pero más de 400 sufrieron heridas, y los daños materiales ascendieron a unos 100 millones de dólares. Se vieron afectados unos 6.321 hogares, de los cuales 2.119 sufrieron daños graves y 595 quedaron destruidos. En la congregación Landers de los testigos de Jehová, los hogares de 10 familias quedaron prácticamente inhabitables. Algunos poseían remolques y se trasladaron a ellos, y a otros se les invitó a quedarse en casas de compañeros Testigos.

¿Cómo se explica que la cantidad de muertes fuera tan asombrosamente baja? “Lo principal —comentó John Hall, ingeniero del Instituto de Tecnología de California— es que sucedió en un lugar muy apartado.” El sismólogo Egill Hauksson, del citado instituto, dijo: “Al estudiar la situación, uno se da cuenta de que no son los terremotos los que matan a la gente, sino los edificios, y hay muy pocos edificios grandes y pesados en esa zona”.

Otra razón importante es que las casas de la zona tienen la estructura de madera. Durante un terremoto, oscilan y se doblan y no se derrumban fácilmente, como lo han hecho edificios de otro tipo, incluso durante terremotos de menor intensidad. Además, las ordenanzas de construcción en California son estrictas y requieren, por ejemplo, que las casas se sujeten con pernos a los cimientos.

Pese a todo, los terremotos dejaron a cientos de personas sin hogar y a miles sin agua. Aproximadamente una semana después, casi 10.000 personas seguían sin agua corriente. ¿Qué se hizo para ayudar a las víctimas?

Lo que hicieron los testigos de Jehová

Al amanecer, los superintendentes de congregación de los testigos de Jehová salieron de inmediato para averiguar si los demás se hallaban bien. En una hora se supo el paradero de todos los miembros de las congregaciones. Nadie había resultado herido de gravedad. Los dos Salones del Reino de la zona fueron afectados, pero las estructuras quedaron íntegras.

A media mañana, los hermanos ya se habían organizado para traer agua potable embotellada. Durante el resto del día hicieron reparaciones de emergencia en las tuberías de gas que estaban rotas y se informaron sobre quiénes se habían quedado sin hogar. No obstante, incluso algunos cuyas casas no tenían sus estructuras afectadas durmieron afuera durante las noches después del terremoto.

El lunes al mediodía, al Salón del Reino de Landers llegó un camión cisterna con 23.000 litros de agua, así como un cargamento de 3.800 litros de agua potable embotellada. Durante el resto del día se repartió agua a todos los que la necesitaban. Se determinó que 47 hogares de Testigos se habían visto afectados: 32 en Landers, 10 en Yucca Valley, y 5 en Joshua Tree. En el transcurso de la semana se hicieron planes para reconstruirlos.

Se escogió la fecha del sábado 4 de julio para el trabajo y se notificó a las congregaciones de los alrededores. Los Testigos locales hicieron los preparativos necesarios para alimentar a los trabajadores. Se notificó a la policía, ya que las carreteras seguían cerradas. Por eso, cuando llegó el sábado, la policía permitió que los Testigos pasaran las barreras instaladas en las carreteras.

Más de 500 voluntarios se presentaron en los Salones del Reino de Landers y Yucca Valley a primeras horas de la mañana del sábado. Allí recibieron asignaciones de trabajo, entre ellas la reparación de las instalaciones eléctricas y de fontanería, la limpieza de escombros y la fijación de los remolques sobre sus bases.

Al día siguiente, en la portada del periódico Sun de San Bernardino se leía: “En Landers, una población con unos 4.000 habitantes, los testigos de Jehová tomaron la delantera en la reconstrucción”. El periódico comentó sobre la reconstrucción de una de las casas: “Las obras en el hogar ubicado en University Boulevard parecían una construcción a toda marcha. Dos docenas de trabajadores levantaron rápidamente las paredes caídas, construyeron puertas y colocaron nuevos revestimientos de madera. Todo para una familia de la congregación a la que muy pocos de los voluntarios conocían. No importaba. Se levantaron las paredes y se colocaron los revestimientos”.

Cuando los equipos volvieron a los Salones del Reino al mediodía para almorzar, se determinó que la mayor parte del trabajo en los hogares de los Testigos ya se había terminado. Así que los hermanos se pusieron en contacto con las estaciones de radio KCDZ y KROR, y comenzaron a anunciar que toda persona que necesitase ayuda llamara, y los testigos de Jehová repararían gratuitamente los daños producidos por el terremoto.

Muchos solicitaron ayuda. Un hombre necesitaba ayuda para reparar su cobertizo y volver a apilar la leña. Unos 12 Testigos respondieron. Vaciaron el cobertizo, lo limpiaron y volvieron a colocar todo de forma nítida en su sitio. El hombre quedó tan impresionado que unos días más tarde, en un programa de radio, elogió a los Testigos por su ayuda.

Un matrimonio de Testigos, Jim y Debbie Venoble, comentó: “En un desastre, las personas al principio ayudan a uno, y enseguida se olvidan, pero no es así en el caso de nuestros hermanos y hermanas cristianos. Ya han pasado tres semanas, y todavía vienen a ver si necesitamos algo. De esta experiencia aprendimos que las cosas materiales que perdimos no son tan importantes”.

Steve Porto comentó: “Hemos aprendido muchísimo gracias a este terremoto y lo que ocurrió tras él. El amor que nos demostraron los demás Testigos que vinieron en nuestra ayuda es prueba de que en realidad somos una hermandad mundial”. (Juan 13:34, 35.)

Réplicas angustiosas

Durante las semanas siguientes, la tierra siguió experimentando sacudidas, algunas de ellas violentas. A las tres semanas se habían detectado más de 5.000 temblores; uno de ellos superó la magnitud 6 en la escala de Richter, 11 registraron entre 5,0 y 5,9, y más de 80 por lo menos 4,0.

Se dice que durante el 8 de julio una réplica de magnitud 5,4 sacudió los cimientos de 50 casas. Rick Erickson, trabajador de construcción, comentó: “Es muy angustioso. Uno casi no puede dormir, pues no sabe si la casa le va a caer encima o no”. Unos días después del gran terremoto, Billie Bolton dijo: “Puede que no vuelva a entrar en la casa”. De hecho, un mes después de ese terremoto, algunas personas todavía estaban viviendo en tiendas de campaña, pues temían estar dentro de las casas.

Los cristianos reconocen los terremotos como parte de la señal que Jesús predijo para indicar la conclusión de este sistema de cosas. Por eso, cuando se producen terremotos y las otras muchas calamidades que se predijeron para el tiempo del fin, hacen como Jesús les aconsejó: “Levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca”. (Lucas 21:28.)

[Nota a pie de página]

a Un pie equivale a 30,48 centímetros.

[Fotografía en la página 16]

Efecto del terremoto en una casa situada a tres kilómetros del epicentro en Yucca Valley (California)

[Fotografías en la página 15]

Se produjo una elevación de 0,9 metros en el terreno justo por debajo de una casa situada sobre una colina en Landers (California). Las fuerzas del terremoto elevaron y quebraron el granito sólido

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