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¡Despertad! 1993
g93 8/2 págs. 26-27

El gusano de Guinea se acerca a su fin

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Nigeria

HACE mucho calor, como todos los días. Chinyere ata el bebé a su espalda, recoge dos calabazas huecas y acompaña a otros aldeanos por el polvoriento camino que los conduce a un lago pequeño —única fuente de agua en toda la zona—, mientras deja atrás algunos campos chamuscados por el sol. Una vez allí, desciende con cuidado por las resbaladizas orillas fangosas y se mete en el lago hasta las rodillas para recoger un poco de agua en sus calabazas.

Chinyere se fija en los cocodrilos que holgazanean en la marchita hierba de las orillas, y también en los que están inmóviles justo por debajo de la superficie del agua, pero no los teme. Como dice un hombre que está en la orilla del lago, “como nosotros no les molestamos, ellos tampoco nos molestan”.

Sin embargo, no se puede decir lo mismo de otras criaturas que viven en el lago. Chinyere no las ve, no puede; son demasiado pequeñas. Se encuentran en el agua que recoge en sus recipientes.

El peligroso gusano de Guinea

Chinyere regresa a su choza de paredes de barro y techo de paja y vacía el agua en una olla de barro. Cuando los sedimentos se han posado, bebe un poco. Un año después, nota en la parte inferior de la pierna algo que parece, tanto a la vista como al tacto, una vena varicosa. Pero no se trata de eso. Un organismo microscópico que estaba en el agua que bebió se ha desarrollado hasta convertirse en un delgado gusano de Guinea de 80 centímetros de longitud.

El gusano pronto le formará una dolorosa ampolla en la piel. Luego esta se reventará y el parásito de color crema empezará a salir unos pocos centímetros cada día. Tardará de dos a cuatro semanas —quizás más— en salir por completo. Durante ese tiempo, lo más probable es que Chinyere esté incapacitada y padezca intensos dolores. La ampolla reventada puede infectarse con bacterias y producirle tétanos, septicemia, artritis o un absceso.

Chinyere solo tiene un gusano, pero existen bastantes casos en los que la víctima está infectada con varios de ellos, hasta doce o más al mismo tiempo. Normalmente atraviesan la piel de los miembros inferiores, pero a veces se desplazan y salen por otras partes del cuerpo, como el cuero cabelludo, el pecho o la lengua.

Sin embargo, gracias a una campaña internacional de erradicación, puede que pronto se logre vencer a este gusano. Según la Organización Mundial de la Salud, el gusano de Guinea afecta a menos de 3.000.000 de personas en todo el mundo, y casi todas ellas viven en Paquistán, la India y 17 países africanos. Hace menos de diez años la cantidad mundial de víctimas ascendía a 10 millones. En Asia, el gusano de Guinea ya está a punto de ser erradicado, y en la mayor parte de los países africanos afectados es muy posible que se logre acabar con ese parásito para finales de 1995.

Una larga historia

El gusano de Guinea ha plagado a la humanidad desde tiempos remotos, especialmente en Oriente Medio y en África. Se encontró uno de ellos calcificado en la momia de una niña de trece años que se descubrió en Egipto. Lamentablemente, a la niña le habían amputado las dos piernas, quizás para detener la gangrena que resultó de la infección producida por este gusano.

En escritos antiguos aparecen muchas referencias al gusano de Guinea. La más antigua se encuentra en un texto egipcio en el que se explica la costumbre de enrollarlo alrededor de un bastoncillo según va saliendo. En el siglo II a.E.C., un griego llamado Agatárquides, de Cnido, escribió: “Las personas que cayeron enfermas en el mar Rojo sufrieron muchos ataques extraños y desconocidos, como el de unos gusanos que parecían serpientes pequeñas y que les salían [del cuerpo], les roían las piernas y los brazos, y, al tocarlos, se encogían, se enrollaban en los músculos y producían unos dolores insoportables”.

Tratamiento

En el caso de la dracontiasis —la enfermedad provocada por el gusano de Guinea—, encaja muy bien el dicho de “Más vale prevenir que curar”, pues lo cierto es que no tiene curación. Una vez que la persona bebe agua que contiene larvas del gusano de Guinea, ya no se puede hacer nada desde el punto de vista médico hasta que el gusano esté a punto de salir de la piel, antes de que se haya formado una ampolla. En esa fase, un médico experimentado puede extraer a veces el parásito practicando una pequeña incisión paralela al gusano junto a la parte central de este. Entonces, con la ayuda de un instrumento terminado en gancho, va sacando una parte de él hasta formar un bucle por encima de la piel. Luego tira con cuidado del resto del gusano, y en unos minutos lo extrae por completo.

Si el gusano empieza a salir por sí solo, la inflamación de la zona desgarrada impide que se pueda tirar de él fácilmente. En ese caso, lo mejor que puede hacer la víctima es seguir la antigua práctica de enrollar con cuidado el gusano alrededor de un bastoncillo a medida que vaya saliendo. Se debe tener cuidado de que el gusano no se rompa; de lo contrario, el trozo que queda se vuelve a meter dentro de la piel y produce más inflamación, dolor e infección.

Cuando el gusano de Guinea está dentro de su víctima, poco se puede hacer desde el punto de vista médico para combatirlo. Sin embargo, antes de que se introduzca en el cuerpo humano hay muchas cosas que se pueden hacer.

Cómo ganar la batalla contra el gusano de Guinea

Una manera de combatir el parásito es proporcionando a la gente fuentes de agua que no estén infestadas, como pozos perforados, cuyas aguas no pueden ser contaminadas por las larvas del gusano de Guinea. Otra manera es enseñando a los aldeanos a hervir el agua que van a beber o a filtrarla a través de una tela fina. Una tercera opción consiste en echar en el agua del lago alguna sustancia química que mate las larvas, pero no perjudique ni a seres humanos ni a animales.

En las demás naciones en las que la enfermedad es endémica ya existen intensos programas de erradicación para localizar aldeas afectadas y ayudar a los habitantes a prevenir la infección. Hasta ahora estos esfuerzos han producido muy buenos resultados. Parece que el gusano de Guinea se acerca a su fin. Y nadie lamentará su pérdida.

[Fotografía en la página 26]

No debe beberse agua contaminada a menos que primero se hierva o se filtre

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