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  • ¿Debería irme a un país más próspero?

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  • ¿Debería irme a un país más próspero?
  • ¡Despertad! 1993
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  • No tomes una decisión apresurada
  • No creas todo lo que oigas
  • Sopesa los pros y los contras
  • Aprende de los errores de Esaú
  • Actúa de acuerdo con tu decisión
  • Recuerda tus verdaderas necesidades
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¡Despertad! 1993
g93 22/4 págs. 17-19

Los jóvenes preguntan...

¿Debería irme a un país más próspero?

TARA abandonó Trinidad, su país de origen; Sheila se fue de Jamaica, y Erick, de Surinam. Los tres jóvenes se fueron a una nación más próspera. ¿Por qué?

“Los jóvenes de Trinidad —explica Tara— estamos muy influidos por lo que vemos en las revistas y en la televisión, lo que, por desgracia, nos da una visión idealizada de Estados Unidos y de otros países prósperos.”

La historia de Sheila es parecida: “Recuerdo que me hablaron de las muchas oportunidades que había de conseguir trabajo y educación gratuita”. Sin embargo, añadió: “No sé por qué, pero los que habían estado en esos países nunca relataban la historia completa. Quizás les avergonzaba admitir que las cosas no eran tan maravillosas”.

A pesar de todo, la gente continúa emigrando. Un informe publicado en Los Angeles Times mostraba que entre 1980 y 1990 se dobló la cantidad de personas que se trasladaron a otros países y que para el año 2000 se espera que se duplique de nuevo. Todos los años se trasladan a Estados Unidos más de setecientas mil personas. Países como Arabia Saudí, Australia, Canadá y Côte d’Ivoire (Costa de Marfil) reciben cada uno más de cincuenta mil inmigrantes al año, que en muchos casos van en busca de una vida más próspera.

Si vives en una nación pobre o en vías de desarrollo, quizás te preguntes también si tu futuro sería más brillante en un país más próspero. Se trata de una decisión seria. ¿Cómo puedes hacer una elección sabia?

No tomes una decisión apresurada

Erick, de Surinam, opina que nunca se debe actuar a la ligera, sino que primero hay que recoger tanta información como sea posible. “Incluso en Surinam —dice— hay muchas familias que tienen parientes en países prósperos, por lo que se puede conseguir información actual y saber cuáles son las verdaderas condiciones económicas del mundo.”

Antes de tomar una decisión, recuerda: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial, pero en la multitud de consejeros hay logro”. (Proverbios 15:22.) Así que comenta las opciones francamente con tus padres, ancianos cristianos y otras personas que tienen experiencia y se preocupan por ti.

No creas todo lo que oigas

Cuando escuches informes deslumbrantes sobre la prosperidad de países lejanos, no estaría de más una dosis de escepticismo. Un proverbio sabio dice: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos”. (Proverbios 14:15.)

Sheila, que vivía en Jamaica, dijo: “Mi profesor de Inglés insistía en que lo mejor que podía hacer era trasladarme a Estados Unidos. Algunos adultos me dijeron que irme a Canadá, Estados Unidos o Inglaterra me beneficiaría sin importar qué campo escogiera. En resumidas cuentas, que sería una tonta si desperdiciaba una oportunidad como esa”.

¿La ayudó de verdad su traslado a Estados Unidos? “Mi vida mejoró en muchos aspectos, pero también mejoró la vida de mis amigos que se quedaron en Jamaica. Lo que suele suceder es que uno cambia un problema por otro. El lugar donde uno viva no constituye una diferencia tan grande.”

Tara, que se trasladó a Estados Unidos desde Trinidad, está de acuerdo: “La gente piensa que los países prósperos son tierras de oportunidad: para estudiar, trabajar, ganar más dinero y vivir en mejores condiciones. Pero ahora muchos se están dando cuenta de que las condiciones empeoran en todas partes, y algunos han regresado a su país”.

Sopesa los pros y los contras

Para tomar una decisión equilibrada, no hay que conformarse con el cuadro de color rosa sobre las abundantes riquezas de otros países. Sopesa las ventajas e inconvenientes que puede suponer un traslado: económicos, sociales, morales y espirituales.

Por ejemplo, puede que vivas en un país con una economía frágil. Pero ¿no hay ninguna oferta de trabajo cerca de casa? “En mi país —dice Tara— había mucho desempleo, sobre todo para los que no tenían estudios superiores.” Por eso se trasladó, aunque sus hermanos no lo hicieron. “Mis dos hermanos menores tomaron un curso de carpintería y tapicería. Ahora están empleados en una fábrica y hacen muchos encargos a domicilio para personas a las que les gusta cómo trabajan. Es muy probable que les vaya mejor a ellos que a mí, que vivo en el ‘país de las oportunidades’.”

Si te trasladas, es mucho más probable que sufras un choque cultural, quizás un asalto total a los principios morales que tanto estimas. ¿Vale la pena el riesgo que supone el traslado? Además, en las naciones prósperas impera el materialismo. ¿Cómo podría afectarte espiritualmente?

Aprende de los errores de Esaú

A la hora de pesar las ventajas e inconvenientes de ciertas decisiones, Esaú, personaje de la historia bíblica, tuvo un grave problema. En varias ocasiones no tomó en cuenta factores decisivos, como su espiritualidad y su familia. El resultado fue que algunas de sus decisiones más importantes resultaron ser un desastre.

La Biblia nos dice que no haya “nadie que no aprecie cosas sagradas, como Esaú, que a cambio de una sola comida vendió regalados sus derechos de primogénito”. (Hebreos 12:16.) El derecho de primogenitura era algo sagrado. Dios había creado una oportunidad para que la familia de Esaú se hallase en la línea de descendencia del Mesías, el medio de salvación para toda la humanidad. (Génesis 22:18.) Sin embargo, “Esaú despreció la primogenitura”. Estuvo dispuesto a venderla por un plato de guisado de lentejas. (Génesis 25:30-34.) Tu posesión más sagrada es la relación con tu Creador, Jehová. No la cambies, descuides ni arriesgues por ningún tipo de ganancia material. (Marcos 12:30.)

Más tarde, cuando Esaú se trasladó desde el hogar de su niñez a otro país, se casó con dos mujeres hititas. Puede que estos matrimonios hayan tenido alguna razón práctica, pero en sentido espiritual solo ocasionaron problemas, pues las mujeres no adoraban al Dios de Isaac y Rebeca, los padres de Esaú. Estas esposas fueron “una fuente de amargura de espíritu” para sus padres. (Génesis 26:34, 35.)

No es extraño que los jóvenes se casen simplemente para obtener la residencia en un lugar más próspero. Se dice que todos los años unos cuatro mil cónyuges se trasladan a Estados Unidos procedentes de la India, y se calcula que unos diez mil todavía están esperando para hacerlo. El matrimonio, sin embargo, es un don precioso de Dios. No se debe rebajar utilizándolo como un simple medio de cruzar fronteras. Piensa también en lo heridos que se sentirían Jehová y tus familiares fieles si llegaras a estar “en un yugo desigual con un incrédulo”. (2 Corintios 6:14.)

Actúa de acuerdo con tu decisión

El que te apegues bien a tu decisión puede ser más importante que la decisión en sí misma. Sea que permanezcas donde estás o decidas irte, lo principal es que actúes de acuerdo con tu decisión.

Si te quedas: No critiques a los que se van. Ellos son responsables de su decisión. (Romanos 14:4; Gálatas 6:4, 5.) Aprende a apreciar las bellezas y ventajas únicas de tu país de origen. Cultiva más amor a las personas y empatía por sus luchas y desafíos.

Si te trasladas: Fíjate tus prioridades de forma sabia a medida que aprendes nuevas costumbres y quizás un nuevo idioma. No te entrampes trabajando horas extraordinarias solo para adquirir bienes materiales que antes no necesitabas, pues, de lo contrario, pronto llegarás a estar demasiado ocupado para atender las cosas espirituales.

“En el mundo actual es muy importante tener un trabajo —reconoce Sheila—; sin embargo, la familia, los amigos y los asuntos espirituales tienen más importancia. Cuando todo lo demás falla, son los que nos mantienen a flote.” La Biblia nos aconseja sabiamente que no ‘usemos el mundo a plenitud; porque la escena de este mundo está cambiando’. (1 Corintios 7:31.) Los que de verdad triunfan son los que mantienen su preocupación por el trabajo y el dinero en el lugar apropiado, esto es, como algo totalmente secundario a las necesidades familiares y las metas espirituales.

Escoge con cuidado tus nuevas amistades. Erick dice: “Manténte en contacto con amigos que fomenten un estilo de vida edificante”.

Recuerda tus verdaderas necesidades

Las cosas que realmente necesitamos para ser felices no cambian. “No importa dónde vivamos —comenta Sheila—, los requisitos de Jehová para nosotros continúan siendo los mismos.” ¿Cuáles son? Jesús lo explicó en pocas palabras: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual”. “Nunca se inquieten” en cuanto a si tendrán suficiente comida o ropa. Den prioridad al “reino y la justicia de Dios, y todas estas otras cosas les serán añadidas”. (Mateo 5:3; 6:31, 33.)

Vivir de acuerdo con estos principios puede ayudarte a encontrar una vida mejor en cualquier país.

[Fotografías en la página 18]

Los países ricos pueden parecer más atractivos de lo que en realidad son

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