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  • ¿Qué tipo de divorcio es el que Dios odia?

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  • ¿Qué tipo de divorcio es el que Dios odia?
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¡Despertad! 1994
g94 8/2 págs. 20-21

El punto de vista bíblico

¿Qué tipo de divorcio es el que Dios odia?

“FUERON muchos los problemas que tuve tras mi divorcio —escribió una cristiana cuyo esposo le había sido infiel—. El período de adaptación no fue fácil. No solo tuve que adaptarme mentalmente, sino también en el plano económico y espiritual. Me preguntaba si Jehová bendeciría mi decisión, pues sabía que las Escrituras dicen que él odia el divorcio. Esta duda me ocasionaba una preocupación constante.”

Aunque un matrimonio acabe, las complicaciones persisten. Aparece una nueva gama de dificultades: sentimientos repentinos de depresión, soledad y culpabilidad; la batalla por la custodia de los hijos; el llanto de un hijo por mamá o papá; las dificultades económicas que presionan, y la lucha por atenuar el deseo de tener relaciones íntimas, que solo el matrimonio permite.

Hay que pensar además en la opinión de Dios. La Biblia dice que él “odia un divorciarse”. (Malaquías 2:16.) ¿Significan esas palabras que Dios odia todo tipo de divorcio? ¿Debería sentirse culpable un cristiano por querer divorciarse en el caso de que su cónyuge le haya sido infiel? Para saber las respuestas, analicemos la situación existente en tiempos de Malaquías que hizo que Dios expresara su odio al divorcio.

“No debes tratar traidoramente”

Malaquías ejerció su labor de profeta después del año 443 a.E.C., casi un siglo después del regreso de los exiliados judíos de Babilonia. En Judá habían surgido condiciones deplorables, sobre todo entre los sacerdotes. (Malaquías 2:7-9.) Prácticas como la mentira, el adulterio, el fraude y la opresión eran muy comunes entre la generalidad de los israelitas. (Malaquías 3:5.) Estas circunstancias provocaron tal escepticismo que algunos llegaron a esta conclusión: “De ningún valor es servir a Dios”. (Malaquías 3:14.)

La decadencia moral y religiosa de los días de Malaquías se reflejó también en la falta de respeto al matrimonio. Muchos israelitas se divorciaban de la esposa de su juventud, tal vez para casarse con mujeres paganas más jóvenes. Las esposas rechazadas que iban al santuario a llorar y a lamentarse ante Dios cubrieron de lágrimas el altar de Jehová. (Malaquías 2:13-15.)

¿Qué pensaba Jehová de tales divorcios? Mediante Malaquías advirtió: “Y ustedes tienen que guardarse respecto a su espíritu, y con la esposa de tu juventud que nadie trate traidoramente. Porque él ha odiado un divorciarse —ha dicho Jehová el Dios de Israel— [...]. Y tienen que guardarse respecto a su espíritu, y no deben tratar traidoramente”. (Malaquías 2:15, 16.) Según el Theological Wordbook of the Old Testament (Diccionario Teológico de palabras del Antiguo Testamento), la palabra hebrea traducida ‘tratar traidoramente’ quiere decir “tratar engañosamente, (tratar) infielmente”. En Salmo 59:5, una forma participial de este verbo se traduce por “traidores”.

Conocido el marco histórico, estamos en posición de entender mejor las palabras de Malaquías 2:16: “Él ha odiado un divorciarse”. Jehová odia el tipo de divorcio que supone el abandono frívolo de un cónyuge para tomar otro. Por ejemplo, el hombre que comete adulterio y luego se divorcia de su esposa inocente en contra de los deseos de ella, o la presiona para que se divorcie de él y así quedar libre para casarse con otra, estaría tratando traidoramente a su esposa. Este trato engañoso e infiel de un cónyuge inocente es un pecado odioso a la vista de Dios. El hombre que disfruta de los mejores años de la vida de una mujer y luego la abandona, quizás por otra más joven, es sin duda un traidor.a

Sin embargo, ¿qué se puede decir de un cónyuge inocente que decide divorciarse del que ha cometido adulterio? ¿Condena Dios esos divorcios también?

El propio ejemplo de Dios

¿Sabe Dios de verdad cómo se siente una persona cuando se encara a la decisión de divorciarse o no de un cónyuge adúltero? En sentido simbólico, Jehová se consideraba casado con la antigua nación de Israel en virtud de su relación de pacto con ella. (Isaías 54:1, 5, 6; 62:1-6; Jeremías 31:31, 32.) Como esposo, fue siempre fiel y nunca desvió sus afectos a otras naciones. (Salmo 147:19, 20; Amós 3:1, 2.) Pero ¿qué hizo Israel? ¿Qué clase de esposa demostró ser?

Como nación, Israel resultó infiel al pacto en repetidas ocasiones, y llegó incluso al estado descrito en la oración que se encuentra en Daniel 9:5, 6: “Nosotros hemos pecado y hecho lo malo y actuado inicuamente y nos hemos rebelado; y ha habido un desviarnos de tus mandamientos y tus decisiones judiciales. Y no hemos escuchado a tus siervos los profetas, quienes han hablado en tu nombre a nuestros reyes, nuestros príncipes y nuestros antepasados y a toda la gente de la tierra”. A los ojos de Jehová, tal infidelidad era equivalente a la de una esposa que cometiera adulterio. (Jeremías 3:1.)

Tras siglos de paciencia y aguante, ¿qué hizo Jehová? Tomó acción judicial severa y envió al exilio primero a las tribus del norte, y después, a las del sur; de hecho, se divorció de la nación. (Jeremías 3:8; Daniel 9:11, 12.) Por eso, en vista de su ejemplo, ¿cómo podría Jehová Dios odiar el que un cónyuge inocente decida divorciarse del que ha sido infiel al voto matrimonial?

El matrimonio es una institución sagrada a los ojos de Dios, y los que entran en ella no deberían tomar a la ligera el voto que han hecho. (Hebreos 13:4.) Pero en el caso de que uno de los cónyuges lo quebrante y cometa “fornicación”, Dios concede al inocente el derecho a decidir si quiere perdonarle o pedir el divorcio. (Mateo 19:9.) Se trata de una decisión difícil que el cónyuge inocente debe tomar por sí mismo. Si opta por dar por terminado el matrimonio, no tiene por qué sentirse culpable de pedir el divorcio. Recuerde que Jehová no odia todo tipo de divorcio, sino el que implica abandonar a un cónyuge por otro en contra de lo que dicen las Escrituras.b

[Notas a pie de página]

a En las Escrituras, Jehová Dios se muestra a sí mismo como alguien que odia las actitudes y los comportamientos pecaminosos. (Deuteronomio 16:22; Proverbios 6:16-19; 8:13; Isaías 1:14; 61:8.) Teniendo en cuenta lo anterior, el divorcio del que habla Malaquías 2:16 también debe ser del tipo que es pecaminoso a sus ojos.

b Divorciarse de un cónyuge adúltero es una decisión personal. Si se desea un examen de los diversos factores que el cónyuge inocente puede sopesar al decidir si obtendrá o no un divorcio basado en las Escrituras, sírvase consultar los números de La Atalaya del 15 de agosto de 1993, página 5, y 15 de mayo de 1988, páginas 4 a 7.

[Reconocimiento en la página 20]

Historic Costume in Pictures/Dover Publications, Inc., New York

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