De nuestros lectores
Soledad Quisiera darles las gracias por la serie de artículos “La soledad. Qué puede hacer para superarla” (22 de septiembre de 1993). Recibí la revista un día que me encontraba muy sola. Aunque me hizo llorar, me sentí mucho mejor después de haberla leído. Pienso en varios de mis amigos a los que les animará.
B. H., Estados Unidos
A pesar de que por mucho tiempo había deseado recibir un artículo como este, llegó cuando menos lo esperaba. Me gustaría expresarles mi más sincero agradecimiento por el consejo que ofrece. La soledad es muy difícil de comprender si uno nunca se ha sentido solo.
C. G., Italia
Tengo 38 años, y muchas veces me he sentido solo; fui hijo único y más tarde pasé por muchos cambios debido a mi carrera y a un divorcio. La información fue clara y educativa. Sin embargo, no mencionaron que la soledad puede llevar a la inmoralidad, la drogadicción y las malas compañías.
J. B., Estados Unidos
En este artículo en concreto preferimos centrarnos en cómo vencer la soledad, más bien que en sus peligros. No obstante, agradecemos la observación.—La dirección.
Polillas y mariposas Como aficionado a la biología, me gustaría añadir un detalle al artículo “Mariposa o polilla: ¿cómo distinguirlas?” (8 de mayo de 1993). La forma más sencilla de distinguir a simple vista una polilla de una mariposa es observando cómo se posa. La primera lo hace con las alas abiertas por completo; la segunda, con las alas cerradas en vertical.
Y. Y., Estados Unidos
Gracias por aportar esta información. “The World Book Encyclopedia” dice que esto es cierto en ‘la mayoría de las mariposas y las polillas’.—La dirección.
Los jóvenes preguntan... Gracias por el artículo “¿Es normal mi desarrollo?” (22 de septiembre de 1993). Mi hermana es un año mayor que yo, y es muy alta. Ahora me doy cuenta de que eso no significa que yo vaya a ser bajita.
C. L., Estados Unidos
Les agradezco el artículo “¿Es malo pasar el rato con otros jóvenes?” (22 de junio de 1993). Nunca he sido muy aficionada a salir por ahí con otros jóvenes. Por eso me parecía que era un poco rara. Sin embargo, el artículo me ayudó a comprender que salir con otros puede acarrearte un montón de problemas. Cocinar, dibujar, escribir cartas y predicar son maneras mucho mejores de emplear el tiempo.
K. R., Estados Unidos
Solo tengo 11 años, pero me gustó mucho el artículo “¿Cómo puedo evitar contagiarme del sida?” (8 de septiembre de 1993). Mi mamá y yo hemos hablado acerca de ello. Gracias por explicar en detalle cómo protegernos del virus del sida. Creía que se podía contagiar de muchas otras maneras.
L. K., Estados Unidos
Museo del Holocausto Hace poco mi supervisora en el trabajo planeó visitar el Museo en Memoria del Holocausto. Para que pudiese enriquecer su visita, le di el artículo “Los testigos de Jehová y un museo sobre el Holocausto”, del 8 de mayo de 1993. El museo hace circular entre los visitantes 500 tarjetas con la experiencia personal de otras tantas víctimas. Su tarjeta contenía la experiencia de una testigo de Jehová: Emma Arnold. Mi familia conoció a los Arnold en 1951, y tenemos fotografías de ellos en un álbum. Mi supervisora no solo se sorprendió de tener la experiencia de un testigo de Jehová, sino de que fuera alguien a quien mi familia conocía. Tanto a ella como a otros compañeros de trabajo les enseñé nuestras fotos y la experiencia del yerno de la hermana Arnold, Max Liebster, que apareció publicada en La Atalaya del 15 de marzo de 1979.
J. K., Estados Unidos