BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g94 8/5 págs. 4-8
  • Esfuerzos para salvar a los niños

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Esfuerzos para salvar a los niños
  • ¡Despertad! 1994
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Está en juego la vida de más de cincuenta millones de niños
  • Agua potable al alcance de la mano
  • Las vicisitudes de la educación
  • Enfermeros infantiles
  • Pobreza, guerra y sida
  • Niños que sufren
    ¡Despertad! 1992
  • Proteja la vida de sus hijos
    ¡Despertad! 1988
  • La constante búsqueda de soluciones
    ¡Despertad! 2000
  • La salud mundial ha mejorado, pero no para todos
    ¡Despertad! 1999
Ver más
¡Despertad! 1994
g94 8/5 págs. 4-8

Esfuerzos para salvar a los niños

“Nos hemos reunido en la Cumbre Mundial en favor de la Infancia para ratificar un compromiso colectivo y hacer un llamamiento universal urgente: dar a todos los niños un futuro mejor.” (Conferencia de las Naciones Unidas, 1990.)

LOS días 29 y 30 de septiembre de 1990 se reunieron en la ciudad de Nueva York los presidentes y los primeros ministros de más de setenta países, para discutir sobre la difícil situación en que se encuentran los niños del mundo.

La conferencia centró la atención internacional en el deplorable sufrimiento de los niños, una tragedia mundial que se ha tratado de ocultar. Peter Teeley, el representante de Estados Unidos, dijo: “Si diariamente murieran 40.000 cárabos occidentales, se armaría un escándalo. Pero todos los días mueren 40.000 niños, y casi nadie lo nota”.

Todos los jefes de gobierno reunidos concordaron en que había que hacer algo, y con urgencia. Contrajeron el “solemne compromiso de dar máxima prioridad a los derechos de los niños, a su supervivencia y a su protección y desarrollo”. ¿Qué objetivos concretos se pusieron?

Está en juego la vida de más de cincuenta millones de niños

El principal objetivo era salvar la vida de los más de cincuenta millones de niños que bien pudieran morir durante la década de los noventa. Si se pusieran en práctica las siguientes medidas sanitarias, se podría salvar la vida de muchos de ellos.

• Si se persuadiera a todas las madres de los países en desarrollo para que amamanten a sus hijos durante por lo menos los primeros cuatro o seis meses de vida, podrían salvarse anualmente un millón de vidas infantiles.

• El uso extenso de la terapia de rehidratación oral (TRO) podría reducir a la mitad la tasa de mortalidad causada por la diarrea, que provoca 4.000.000 de muertes de niños al año.a

• La vacunación generalizada y la administración de antibióticos baratos podrían prevenir otros millones de muertes por enfermedades como el sarampión, el tétanos y la neumonía.

¿Es posible llevar a efecto tal programa de salud? Los costos podrían llegar a sumar 2.500 millones de dólares (E.U.A.) anuales para finales de esta década. Pero este es un desembolso mínimo a nivel mundial. Las compañías tabacaleras estadounidenses gastan todos los años igual suma tan solo en publicidad. Todos los días las naciones del mundo despilfarran la misma cantidad en gastos militares. ¿Podrían invertirse mejor esos fondos en la salud de los niños cuya vida peligra? La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño dice claramente que “la humanidad debe dar a los niños lo mejor de sí misma”.

Por supuesto, dar “a todos los niños un futuro mejor” implica mucho más que salvarles de una muerte prematura. Sandra Huffman, presidenta del Centro para la Prevención de la Desnutrición Infantil, explica en la revista Time que “la TRO no previene la diarrea, solo salva a los niños de morir como consecuencia de ella. [...] Lo que necesitamos hacer ahora —añade— es concentrarnos en cómo prevenir la enfermedad, no solo la muerte”.

A fin de mejorar —además de salvar— la vida de millones de niños, se han emprendido varios programas ambiciosos. (Véase el recuadro de la página 6.) Pero ninguno de ellos resultará fácil de llevar a cabo.

Agua potable al alcance de la mano

Felicia Onu solía dedicar cinco horas todos los días a buscar agua para su familia. Muchas veces el agua que llevaba a casa estaba contaminada. (El agua contaminada provoca una plaga anual de la infección causada por el gusano de Guinea y favorece las epidemias de diarrea.) Pero en 1984 se excavó un pozo y se instaló una bomba manual en Ugwulangwu, la aldea del este de Nigeria donde vive.

Ahora solo tiene que caminar unos pocos centenares de metros para conseguir agua potable. Sus hijos están más sanos y su vida es más fácil. Más de mil millones de personas como Felicia han tenido acceso al agua potable durante la década de los ochenta. Pero millones de mujeres y niñas todavía pasan muchas horas al día acarreando recipientes que contienen menos agua que la que descarga la cisterna de un retrete estándar en el mundo occidental.

Las vicisitudes de la educación

Maximino es un niño de 11 años muy despierto que vive en una aislada región de Colombia. Aunque pasa varias horas al día ayudando a su padre en las labores agrícolas, va bien en sus estudios. Asiste a la llamada Escuela Nueva, cuyo programa de estudios está pensado para ayudar a los niños a ponerse al corriente si tienen que perderse las clases durante unos días, algo que sucede con bastante frecuencia, particularmente en la época de la cosecha. En la escuela de Maximino los maestros son un lujo y no hay suficientes libros de texto. Se anima a los niños a ayudarse unos a otros en lo que no entienden, y prácticamente son ellos mismos los que dirigen la escuela. Este sistema innovador —adaptado especialmente a las necesidades de las comunidades rurales pobres— se está probando en muchos otros países.

A miles de kilómetros de Colombia, en una populosa ciudad asiática vive una niña llamada Melinda, que también tiene 11 años y es muy espabilada. No hace mucho que ha dejado la escuela para dedicar doce horas diarias a buscar trocitos de metal y de plástico en uno de los enormes vertederos de basuras de la ciudad. “Quiero ayudar a mi padre para que podamos tener algo de comer todos los días —dice Melinda—. Si no le ayudara, quizás no podríamos comer nada.” Hasta los días que le va bien en el trabajo, solo lleva a casa el equivalente a 35 centavos (E.U.A.).

Enfermeros infantiles

A las afueras de la ciudad india de Bombay se encuentra un suburbio llamado Malvani, donde las enfermedades han sido endémicas por mucho tiempo. Pero la situación por fin está mejorando gracias a la colaboración de un enérgico grupo de asistentes de la salud, como Neetu y Aziz. Ellas visitan a las familias para comprobar si los niños pequeños han sido vacunados o si tienen diarrea, sarna o anemia. Neetu y Aziz solo tienen 11 años. Se ofrecieron para trabajar en un programa que consiste en asignar a niños mayores para controlar la salud de los menores de 5 años. Gracias a los esfuerzos de Neetu y Aziz —y a los de docenas de otros niños como ellas—, casi todos los jovencitos de Malvani han sido inmunizados, la mayoría de los padres saben la forma de administrar la terapia de rehidratación oral y ha mejorado la higiene general.

En todo el mundo se están haciendo enormes progresos en la vacunación de los niños contra la mayoría de las enfermedades comunes. (Véase el gráfico de la página 8.) Bangladesh ya ha inmunizado a más del 70% de la población infantil, y la cobertura de inmunización de China supera bastante el 95%. Los especialistas en materia de sanidad opinan que si todos los países en vías de desarrollo lograran alcanzar la meta del 90%, se conseguiría la inmunidad colectiva. Se habla de inmunidad colectiva porque cuando se ha inmunizado a la inmensa mayoría de la población, es mucho más difícil que se transmita la enfermedad.

Pobreza, guerra y sida

No obstante, la triste realidad es que si bien se ha avanzado en la atención y la educación sanitarias, otros problemas siguen tan arraigados como siempre. Tres de los más difíciles de solucionar son la pobreza, la guerra y el sida.

En los últimos años los pobres del mundo se han empobrecido más. En el curso de la pasada década, los ingresos medios descendieron un 10% o más en las regiones empobrecidas de África y América Latina. Los que son padres en estos países —donde el 75% de los ingresos de la familia se gastan en alimentación— no pueden permitirse el lujo de dar a sus hijos una dieta equilibrada.

‘Dé a los niños verduras y plátanos’, le dijeron a Grace en el centro de salud de su localidad. Pero Grace, que vive en África oriental, es madre de diez hijos y no tiene dinero para comprar alimento ni dispone de suficiente agua para cultivar esos productos en su huerto, de alrededor de 1.000 metros cuadrados de extensión. No les queda más remedio que subsistir a base de maíz y alubias, y a veces pasan hambre. Si todo sigue igual, no hay muchas esperanzas de que la situación mejore ni para la familia de Grace ni para otros millones de familias como la suya.

Aun siendo pobres, a los hijos de Grace les va mejor que a Kim Seng, un niño de 8 años del sudeste de Asia que perdió a su padre en una fratricida guerra civil y más tarde a su madre, que murió de hambre. Kim Seng, que casi se muere también de desnutrición, finalmente halló asilo en un campo de refugiados. Muchos de los 5.000.000 de niños que languidecen en los campamentos de refugiados de diferentes partes del mundo han sufrido dificultades similares.

A principios de siglo, solo un 5% de las bajas de guerra eran civiles. Actualmente, las bajas civiles suelen rondar el 80%, siendo la mayoría mujeres y niños. Los que quizás se libren de sufrir daños físicos no pueden evitar el sufrimiento emocional. “No soy capaz de olvidar cómo mataron a mi madre —dice una niña refugiada procedente de un país de África centromeridional—. La agarraron y le hicieron cosas malas. Después la ataron y la apuñalaron. [...] A veces sueño con ello.”

Mientras estallen conflictos violentos en un país tras otro, parece inevitable que niños inocentes sigan sufriendo los estragos de la guerra. Además, la tensión internacional también perjudica a los niños que no están directamente implicados en los conflictos. El militarismo engulle dinero que podría invertirse en proporcionar mejor educación, instalaciones sanitarias y atención de la salud. El gasto militar mundial de los países industrializados supera la suma de los ingresos anuales de la mitad más pobre de la humanidad. Hasta los 46 países con menos recursos del mundo gastan tanto en armamento como en salud y educación juntas.

Además de la pobreza y la guerra, otro asesino acecha a los niños del mundo. Es cierto que durante la década de los ochenta se progresó mucho en la lucha contra el sarampión, el tétanos y la diarrea, pero surgió una nueva pesadilla para la salud: el sida. La Organización Mundial de la Salud calcula que para el año 2000 habrá 10.000.000 de niños infectados. La mayoría morirá antes de alcanzar el segundo año de vida, y casi ninguno de ellos vivirá más de cinco años. “A menos que se haga algo rápidamente, el SIDA amenaza con eliminar todo el progreso conseguido en la supervivencia infantil en los últimos diez años”, se lamenta el Dr. Reginald Boulos, pediatra haitiano.

De este breve análisis se desprende que a pesar de algunos logros loables, el objetivo de “dar a todos los niños un futuro mejor” sigue siendo un reto descomunal. ¿Existe alguna esperanza de que ese sueño se haga realidad algún día?

[Nota a pie de página]

a La TRO proporciona a los niños los líquidos, las sales y la glucosa que necesitan para contrarrestar los letales efectos deshidratantes de la diarrea. La Organización Mundial de la Salud informó en 1990 que con esta técnica ya se salvan cada año más de un millón de vidas infantiles. Si se desean más detalles, véase ¡Despertad! del 22 de septiembre de 1985, páginas 23-25.

[Gráfico en la página 7]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

PRINCIPALES CAUSAS DE MORTALIDAD INFANTIL

(Niños menores de 5 años)

MILLONES DE MUERTES ANUALES (Estimaciones de 1990)

Fuente: OMS y UNICEF

Otras

Enfermedades causas

diarreicas

Otras

infecciones

respiratorias

Sarampión

Paludismo

Tétanos

Tos neonatal

ferina

0,51 0,79 1,0 1,52 2,2 4,0 4,2

MILLONES MILLONES MILLONES MILLONES MILLONES MILLONES MILLONES

[Gráfico en la página 8]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

PROGRESO EN LA VACUNACIÓN DE NIÑOS EN EL MUNDO EN DESARROLLO, 1980-1988

* DPT3: vacuna polivalente contra la DIFTERIA, la TOS FERINA (PERTUSSIS) y el TÉTANOS.

FUENTE: OMS y UNICEF (los datos de 1980 no incluyen a China)

Porcentaje de niños menores de un año que han sido vacunados

AÑOS

1980

1988

80

72%

66% 66%

60

59%

40

29%

24%

20 20%

15%

0

DPT3* POLIO TUBERCULOSIS SARAMPIÓN

[Reconocimiento en la página 4]

Foto: Godo-Foto

[Recuadro en la página 6]

Metas para el decenio de 1990: el reto de salvar a los niños

Las naciones que asistieron a la Cumbre Mundial en favor de la Infancia llegaron a varios compromisos concretos. Estos son los objetivos que esperan alcanzar para el año 2000.

Vacunación. Las actuales campañas de vacunación salvan a 3.000.000 de niños cada año. Pero todavía mueren otros 2.000.000. Inmunizando al 90% o más de los niños del mundo contra las enfermedades más comunes, se podrían evitar la mayoría de estas muertes.

Educación. Durante la década de 1980, la escolarización descendió en muchos de los países más pobres del mundo. Se ha fijado la meta de invertir tal tendencia y garantizar que para finales de la década, todos los niños tengan la oportunidad de ir a la escuela.

Desnutrición. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia cree que “con las medidas apropiadas, [...] el mundo está ahora en posición de alimentar a todos los niños del mundo y de vencer los peores tipos de desnutrición”. Se propuso el objetivo de reducir a la mitad el número de niños desnutridos durante la presente década. Alcanzar esa meta salvaría de las garras del hambre a 100 millones de niños.

Agua potable e instalaciones sanitarias. En 1987, el Informe Brundtland explicó: “En el mundo en desarrollo, el número de grifos disponible es un mejor indicativo de la salud de una comunidad que el número de camas de hospital”. Actualmente, más de mil millones de personas carecen de agua potable, y el doble de esa cantidad no dispone de instalaciones sanitarias adecuadas. La meta es proporcionar acceso universal al agua potable y a las instalaciones sanitarias para la eliminación de residuos de origen humano.

Protección. En la última década, más de cinco millones de niños han muerto o han quedado discapacitados como consecuencia de la guerra. Otros cinco millones se han quedado sin hogar. Estos refugiados, así como los millones de niños de la calle y de niños que trabajan, necesitan protección urgentemente. La Convención sobre los Derechos del Niño —ratificada actualmente por más de un centenar de países— pretende protegerlos a todos ellos de la violencia y la explotación.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir