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  • Los días del satanismo están contados

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  • Los días del satanismo están contados
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¡Despertad! 1994
g94 22/9 págs. 9-12

Los días del satanismo están contados

JEHOVÁ Dios creó a Adán y Eva, los colocó en un jardín paradisíaco y les dijo que se multiplicaran y llenaran la Tierra con una descendencia justa. Tenían que cuidar del jardín, cultivarlo y mantenerlo, y vivirían para siempre. A cambio, solo les impuso una condición muy sencilla: ‘No debían comer de cierto árbol que había en medio del jardín. Si comían de él, morirían’. (Génesis 1:27, 28; 2:8, 9, 15-17; Isaías 45:18.)

Un ángel poderoso se rebeló contra Dios y se convirtió en Satanás —término que significa “Resistidor”— porque quería dominar. Deseaba que la raza humana le adorase a él. Indujo a Eva a tomar del fruto prohibido afirmando que era bueno para comer y que no moriría, sino que llegaría a ser como Dios, capaz de decidir por sí misma lo bueno y lo malo. La primera decisión que Eva tomó fue mala; decidió que comer del fruto prohibido sería bueno. Ella comió, le dio del fruto a Adán, y finalmente ambos murieron. De modo que Adán legó a sus descendientes el pecado y la muerte, y desde entonces todos han ido muriendo. (Génesis 3:1-6; Romanos 5:12.) Adán y Eva optaron por seguir a Satanás y fueron los primeros adeptos de la adoración satánica. Hasta el día de hoy, millones de personas han decidido que la religión de nuestros primeros padres era y sigue siendo buena para ellas. “Si siguen presentándose a alguien como esclavos para obedecerle son esclavos de él porque le obedecen.” (Romanos 6:16; Juan 17:15, 16; 1 Juan 5:19.)

Jehová sentenció a muerte a Satanás, pero le concedió seguir viviendo por un tiempo, lo que le daría la oportunidad de probar su desafío de que Dios no conseguiría tener humanos en la Tierra que le resultasen fieles bajo prueba, un desafío claramente expuesto y rebatido en los primeros dos capítulos del libro bíblico de Job. Sometido a los crueles y depravados ataques de Satanás, Job optó por mantener integridad a Dios, demostrando así que aquel era un mentiroso. (Génesis 3:15; Éxodo 9:16; Job 42:7.) En el capítulo 11 de Hebreos también se encuentra una larga lista de Testigos que se pusieron de parte de Jehová en la cuestión de la soberanía universal.

Cristo Jesús es el ser sobresaliente que de una vez por todas resolvió a la perfección a favor de Jehová la gran cuestión de la soberanía universal y de la integridad del hombre a Dios. Con ello infligió una derrota aplastante a Satanás. Jesús rechazó con rotundidad la oferta que le hizo Satanás de darle la gobernación sobre el mundo entero a cambio de un solo acto de adoración. Además, aguantó con firmeza la enorme prueba de morir en un madero de tormento. Jesús venció a Satanás y a su mundo, poniéndonos con ello un dechado perfecto que imitar. (Mateo 4:8-10; 27:50; Juan 16:33; Hebreos 5:7-10; 1 Pedro 2:21.)

En vista de los tiempos calamitosos en que vivimos, quizás parezca que Satanás está más fuerte que nunca y que el satanismo está en alza. Pero el libro bíblico de Revelación (Apocalipsis), capítulo 12 y versículos 7-9, 12, pinta un cuadro totalmente distinto:

“Estalló guerra en el cielo: Miguel [Jesucristo] y sus ángeles combatieron con el dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron, pero este no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados abajo con él. A causa de esto, ¡alégrense, cielos, y los que residen en ellos! ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo.”

Los días de la Tierra paradisíaca serán incontables

En estos “últimos días”, Satanás, “sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”, está incrementando su actividad demoníaca. (Santiago 5:1-3.) Pero hay perspectivas esperanzadoras. Revelación 21:1, 3-5 explica cuáles son: “Vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe. Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: ‘¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado’. Y Aquel que estaba sentado en el trono dijo: ‘¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas’. También, dice: ‘Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas’”.

Cristo Jesús reinará por mil años, y durante ese período Jehová hará realidad su propósito original al crear la Tierra y colocar en ella a la raza humana. (Revelación 20:1, 2, 6.) Usted recordará que en un principio la humanidad debía llenar la Tierra con una descendencia justa, cuidarla, atender la flora y la fauna, vivir en paz y amar a su prójimo. El cumplimiento de dicho propósito se ha dejado en suspenso para permitir que Satanás trate de cumplir su reto de que puede apartar de Jehová Dios a todas las personas. Es cierto que ha logrado esclavizar a miles de millones de personas, pero ha fracasado con unos cuantos millones que mantienen integridad. (Romanos 6:16.)

Durante una época de restauración, la misericordia de Jehová mediante Cristo Jesús llegará hasta las mismas sepulturas, para que miles de millones de personas que han muerto durante los pasados milenios tengan la oportunidad de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio”. (Juan 5:28, 29.)

Todo aquel que entonces rehúse adaptarse al ambiente justo de la nueva Tierra no permanecerá para contaminar o arruinar el planeta, su flora, su fauna, la paz de la humanidad o la adoración verdadera de Jehová Dios. Salmo 37:10, 11, 29 lo confirma: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz. Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”.

Miqueas 4:2-4 promete paz y seguridad verdaderas: “Muchas naciones ciertamente irán y dirán: ‘Vengan, y subamos a la montaña de Jehová y a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas’. Porque de Sión saldrá ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos, y enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones lejanas. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra. Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado”.

Esta tranquilidad también abarcará a los animales, como dice Oseas 2:18: “[Yo, Jehová,] ciertamente celebraré un pacto en aquel día con relación a la bestia salvaje del campo y con la criatura voladora de los cielos y la cosa del suelo que se arrastra, y el arco y la espada y la guerra quebraré de la tierra, y sí haré que se acuesten en seguridad”. Ezequiel 34:25 también menciona un pacto que excluirá la presencia de toda “bestia salvaje dañina”.

Además, Isaías 11:6-9 promete que en el Paraíso habrá paz entre los animales: “El lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar”.

Los mansos heredarán la Tierra. Cuidarán el aire, el agua y el suelo. Habrá manantiales y corrientes de agua que empaparán los terrenos resecos. Las montañas que han quedado desnudas por culpa del anhelo de ganancia egoísta volverán a estar pobladas de árboles. Los bosques medrarán y los antiguos desiertos florecerán como el azafrán. Los ciegos verán, los sordos oirán, los cojos andarán y los mudos hablarán. (Isaías 35:1-7.) El aprecio por la gloriosa creación de Jehová —las montañas, los valles, los litorales que bordean los embravecidos mares y océanos— nunca permitirá que vuelva a brotar la codicia humana para arruinar la Tierra. Como todo ser humano será perfecto y poseerá los frutos del espíritu de Jehová, le resultará fácil y natural amar a su prójimo como a sí mismo y, sobre todo, amar a Jehová con todo su corazón, alma, mente y fuerza. Sí, toda la humanidad manifestará el fruto espiritual de “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, autodominio”. (Gálatas 5:22, 23.)

¿Demasiado bueno para ser verdad?

Puede que algunos lectores digan: “Todo eso parece demasiado bueno para ser verdad”. Lo cierto, sin embargo, es que las condiciones actuales son demasiado malas para continuar. Vivimos en lo que la Biblia llama “los últimos días”. Si mira alrededor, comprobará que es así. “En los últimos días —dice la Palabra de Dios— se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate. Pero los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor, extraviando y siendo extraviados.” (2 Timoteo 3:1-5, 13.)

Aun después de leer esta descripción tan gráfica de nuestros tiempos, muchas personas siguen burlándose. Pero eso es algo que había de esperarse. Su burla encaja en el conjunto de pruebas que demuestra que nos encontramos en los últimos días: “En los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación’. [...] Los cielos y la tierra que existen ahora están guardados para fuego y están en reserva para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos. [...] Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar”. (2 Pedro 3:3, 4, 7, 13.)

Jehová promete que, en su nuevo mundo de justicia, este viejo sistema inicuo del mundo de Satanás ni siquiera será recordado: “¡Miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón. Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear”. (Isaías 65:17, 18.) Los días del satanismo están contados, y en el momento que Dios tiene determinado, el propio Satanás será destruido para siempre. (Revelación 20:1-3, 7-10.)

Las benditas condiciones que existirán en la Tierra paradisíaca no son demasiado buenas para ser verdad; al contrario, son las condiciones actuales de este viejo sistema dominado por Satanás las que Jehová considera demasiado malas para continuar.

[Ilustración en la página 10]

Las benditas condiciones que existirán en la Tierra paradisíaca no son demasiado buenas para ser verdad

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