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  • g94 22/9 págs. 20-21
  • Se realizó un sueño dorado

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  • Se realizó un sueño dorado
  • ¡Despertad! 1994
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¡Despertad! 1994
g94 22/9 págs. 20-21

Se realizó un sueño dorado

POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN NIGERIA

MÁS de quinientos Testigos se encontraban en el comedor del hogar Betel de Nigeria al mediodía del 9 de febrero de 1994, cuando los camareros entraron arrastrando los carritos con el helado del postre. “¿Qué se celebra?”, se preguntaban algunos en voz alta. “No solo hay helado; sino que tienen diferentes sabores: vainilla, chocolate, fresa y pistacho.”

“Los cuatro colores del helado tienen un significado especial —anunció el presidente del comedor—. Son para celebrar nuestro cambio a la impresión a cuatro colores.”

El resonante aplauso que siguió no solo fue por el helado; era en agradecimiento por las nuevas prensas que habían comenzado a imprimir las revistas La Atalaya y ¡Despertad! a todo color. La impresión a cuatro colores ya es una realidad en todo el mundo. Nigeria fue la última de las sucursales impresoras grandes en adoptarla: un proyecto que había comenzado a mediados de los años ochenta. Con La Atalaya del 15 de marzo de 1994, la impresión a dos colores llegó a ser historia en Nigeria.

Las dos nuevas prensas, una Koenig y una Bauer Rapida 104, procedían de la sucursal de Holanda. Junto con ellas llegó más maquinaria para la impresión: escáner de placas, plegadora, grapadora y cortadora de pliegos. En total había 130 toneladas métricas de máquinas.

Rotativas que flotan en el aire

Con la decisión de enviar las prensas se presentó el problema del embarque. Una prensa de 35 toneladas no cabe en una maleta. Bernd Sauerbier, que organizó el envío desde Holanda, dijo: “Tuvimos que pensar en cómo transportar las máquinas de la mejor manera para evitar daños”.

Normalmente, las prensas de este tamaño se envían en enormes contenedores de madera. Sin embargo, los hermanos temían que la madera no fuera lo bastante resistente como para soportar los rigores del viaje por mar y de la carga y descarga en los muelles. Una alternativa más barata y segura era enviarlas en contenedores de acero de unos 12 metros de largo. Pero ¿cómo se podrían meter y sacar aquellas máquinas tan grandes? El hermano Sauerbier dijo: “Fue un reto, porque no teníamos experiencia en cargar las prensas en contenedores. Ni siquiera los fabricantes tenían idea de cómo enviarlas utilizando este medio”.

La solución se hallaba en el empleo de almohadillas neumáticas, también conocidas como módulos neumáticos. Estas tienen un aspecto muy corriente, pero hacen un trabajo impresionante. Son unidades planas hechas de aluminio y caucho, un poco más grandes y pesadas que una maleta. El aire comprimido pasa a través de ellas y se impulsa hacia abajo, elevando las almohadillas neumáticas ligeramente por encima del suelo junto con cualquier cosa que se apoye sobre ellas.

De esta forma, incluso las unidades de una prensa que pesen muchas toneladas pueden sostenerse sobre una almohadilla neumática. Van suspendidas, flotando en el aire. Una vez que se levanta del suelo una unidad, resulta fácil empujarla con la mano hasta donde queramos llevarla.

Los Testigos colocaron un cartón duro en el piso de los contenedores a fin de que fuera lo suficientemente liso como para usar las almohadillas neumáticas en el interior. También se aseguraron de que fuera totalmente plano. Una vez que las máquinas estuvieron dentro, los hermanos fijaron barras de acero a los lados y en la parte superior de cada contenedor para asegurar mejor la carga. Cargar todas las unidades llevó dos semanas del mes de agosto de 1993.

A las 6.00 de la tarde del 29 de diciembre de 1993, los primeros cinco contenedores llegaron al complejo de Betel de Nigeria. Los hermanos estaban esperando, expectantes y dispuestos a comenzar la agotadora labor de descarga. Trabajaron durante toda la noche hasta el amanecer. Como la maquinaria había sido colocada sobre almohadillas neumáticas, los trabajadores bombearon aire a presión, y, pieza a pieza, las unidades se deslizaron fuera de los contenedores. Seguidamente, las grúas levantaron cada unidad y la llevaron hasta una plataforma construida al efecto a la entrada de la fábrica. De nuevo se utilizaron las almohadillas neumáticas, y mientras una muchedumbre de curiosos entusiastas observaba, las máquinas se empujaron a mano hasta el lugar donde funcionarían.

Alegría al ver las revistas a cuatro colores

A las 7.45 de la noche del 3 de febrero de 1994, salió de las prensas la primera revista La Atalaya en inglés a todo color impresa en Nigeria. Poco tiempo después, las prensas imprimían también revistas en yoruba, igbo, efik y francés.

¿Cuál fue la reacción de los que vivían en Betel cuando se les distribuyeron los primeros ejemplares? “¡Estaba entusiasmado! —exclamó un hermano—. Su atractivo sobrepasa con mucho al de cualquier otra publicación impresa en el país.”

Otro dijo: “Tan pronto como salieron, obtuve veinte ejemplares, que envié por correo a mi familia y amigos. Estoy deseando utilizarlas en el ministerio”.

Y otra hermana, cuando se le preguntó qué le parecían las nuevas revistas en color, contestó: “¡Espléndidas! Son una prueba más de que Jehová se preocupa por todos en el mundo entero”.

Por eso, mientras los trabajadores de Betel disfrutaban de su helado de cuatro sabores, pensaban en las revistas a cuatro colores. Como lo expresó uno de ellos, “se realizó un sueño dorado”.

[Fotografías en la página 21]

Las unidades de la prensa, que pesaban varias toneladas, iban sostenidas sobre una almohadilla neumática

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