Los cristianos verdaderos y la guerra
JESÚS dijo a sus discípulos: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros”. (Juan 13:34.) ¿Pueden los verdaderos cristianos mostrarse tal amor mutuo y al mismo tiempo ir a la guerra y matarse entre sí?
Examine también la pregunta que formuló el apóstol Pablo: “¿Está dividido Cristo?”. (1 Corintios 1:13, Biblia de Jerusalén.) Pregúntese: ‘¿Pudiera haber mayor división que la que hace que fieles de la misma religión se maten unos a otros?’.
En realidad, no debería sorprendernos leer que los primeros cristianos no iban a la guerra. La renombrada Encyclopædia of Religion and Ethics, de Hastings, comenta: “En la Iglesia primitiva prevalecía el concepto de que la guerra es una iniquidad organizada con la que la Iglesia y los seguidores de Cristo no pueden tener nada que ver”.
Los primeros cristianos vivían en armonía con el mandato de Jesús de amarse los unos a los otros. El teólogo alemán Peter Meinhold explicó: “Aunque el Nuevo Testamento no dice si los cristianos pueden o no ser soldados o si deben dejar el ejército cuando se convierten al cristianismo, la iglesia antigua adoptó una postura concreta frente a esta cuestión. Ser cristiano y soldado a la vez se consideraba incompatible”. ¿Hay alguien hoy día que adopte una postura como la de “la iglesia antigua”?
¿Existen cristianos verdaderos hoy día?
La Encyclopedia Canadiana dice: “La obra de los testigos de Jehová es el reavivamiento y el restablecimiento del cristianismo primitivo practicado por Jesús y sus discípulos durante los siglos primero y segundo de nuestra era. [...] Todos son hermanos”.
¿Qué significa eso en la práctica? “Los testigos de Jehová mantienen una estricta neutralidad en tiempo de guerra”, comenta The Australian Encyclopædia. Aunque personalmente opten por esta postura, no interfieren en la política del gobierno de su país. No apoyaron la guerra de Hitler y, por consiguiente, no se juzgó a ninguno de ellos en los juicios de Nuremberg como criminales de guerra.
Un alemán al que se declaró culpable y ejecutó fue Alfred Rosenberg, jefe del Departamento de Asuntos Exteriores del Partido Nacionalsocialista. En defensa de la política nazi de recluir a los testigos de Jehová en campos de concentración, Rosenberg testificó lo siguiente durante su juicio: “Un capellán estadounidense muy amablemente me ha dado en la celda un periódico religioso de Columbus [Ohio]. De él deduzco que Estados Unidos también arrestó a los testigos de Jehová durante la guerra y que hasta diciembre de 1945 aún había 11.000 de ellos detenidos en los campos”. Los testigos de Jehová se han mantenido estrictamente neutrales, sin tomar partido en las disputas políticas. No han derramado la sangre de nadie, ni en la II Guerra Mundial ni en ninguna otra guerra.
En Hungría, un escritor dijo lo siguiente sobre los testigos de Jehová en la revista Ring del 4 de noviembre de 1992: “Preferían morir antes que matar a alguien. Por eso estoy seguro de que si en la Tierra solo viviesen testigos de Jehová, no estallaría ninguna guerra”. En la revista The Christian Century, Reo M. Christenson, profesor de Ciencias Políticas, analizó el tema de si un cristiano verdadero podía participar en la guerra, y llegó a la siguiente conclusión:
“¿Puede alguien imaginarse a Jesús lanzando granadas de mano contra sus enemigos, disparando una ametralladora o un lanzallamas, arrojando bombas nucleares o un ICBM [misil balístico intercontinental] que matarían o dejarían lisiados a millares de madres y niños? La pregunta es tan absurda que ni siquiera merece una respuesta. Si Jesús no hubiera podido hacerlo sin traicionarse a sí mismo, ¿cómo podemos hacerlo nosotros sin traicionarlo a él?” Esta es una pregunta que induce a la reflexión.
Sin embargo, las religiones del mundo continúan tomando partido en la guerra. Los católicos siguen matando a los católicos, y los de otras religiones matan a personas de su propia fe o de otras creencias. Seguir las enseñanzas de Jesucristo requiere firme convicción y valor, como lo revela la siguiente historia de la vida real.
[Fotografía en la página 7]
¿Puede alguien imaginarse a Jesús disparando una ametralladora en una guerra?
[Reconocimiento]
Foto de U.S. National Archives