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Los jóvenes preguntan...

¿Se puede ir a las excursiones escolares?

“TE DAN tiempo libre en la escuela.” “Ves cosas nuevas para variar.” “Llegas a conocer mejor a tus compañeros de clase.”

Así explicaron por qué disfrutan con las excursiones escolares tres jóvenes alemanes. Tales expediciones gustan mucho a jóvenes de todo el mundo.

Sin embargo, los estudiantes no son los únicos que piensan que las excursiones escolares son buenas. “Una excursión bien organizada es muy útil para el joven, pues amplía sus perspectivas y le ayuda a defenderse por sí mismo —afirma un profesor—. Además, consolida la relación entre el profesor y la clase.” Sin duda, la combinación entre profesores concienzudos y una clase de alumnos bien educados puede lograr que una excursión escolar sea educativa y agradable.

No obstante, puede que haya varios factores que sean motivo de preocupación para los jóvenes cristianos y sus padres. Por ejemplo, en Alemania y en otros países europeos es común que muchachos y muchachas vayan juntos en excursiones largas. Con frecuencia, esto supone pasar noches fuera de casa, y en muchas ocasiones es sinónimo de problemas. Anna-Laura, de 14 años, recuerda: “Tras unos días de viaje se perdió el control. Ni siquiera por las noches había un poco de tranquilidad. La mayoría de los alumnos se comportaban de forma egoísta y desconsiderada”.

¿Qué deberías hacer, por lo tanto, si se te presenta la oportunidad de ir a una excursión escolar?

Calcular el costo

En Lucas 14:28 Jesucristo dijo: “¿Quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo suficiente para completarla?”. Antes de que decidas junto con tus padres si te conviene la excursión escolar, examina cuidadosamente todo lo implicado. Podrías hacerte preguntas como estas:

¿Adónde irán? Una visita de un día a un museo cercano es muy diferente de un viaje más largo con estancia nocturna. Además, si tus padres corren con los gastos, tendrán que decidir si lo podrán costear o no.

¿Qué se ha programado? Si todos los días están bien organizados, con actividades sanas e interesantes, la clase se mantendrá ocupada y disminuirá el riesgo de que algo salga mal. Por eso analiza con detalle el horario del programa antes de decidir si irás o no. Visitar museos o ir a una excursión de ciencias naturales al campo puede ser educativo; pero experimentar con el yoga y las religiones asiáticas —como se planeó para una excursión escolar— desde luego no es apropiado para un cristiano. (1 Corintios 10:21.)

¿Habrá supervisión eficaz y constante? Una muchacha cristiana de 15 años llamada Julia comenta: “Los alumnos de mi clase eran muy educados, por eso mamá y papá no se opusieron a que hiciera el viaje. Los profesores nos vigilaban de continuo”. Sin embargo, tal supervisión puede que sea infrecuente en nuestros días. Tal y como admite un profesor alemán, la supervisión cuidadosa y confiable “no está de ningún modo garantizada”. De hecho, un joven se jactaba tras un viaje con la clase: “Una vez que conseguimos despistar a los dos profesores, hicimos lo que quisimos”.

Algunos estudiantes causarán problemas a pesar de que sus profesores hagan todo lo posible por controlarlos. Una mujer que fue profesora recuerda: “Los jóvenes encontraban formas ingeniosas de esconder el alcohol; por eso, buscar en sus habitaciones no servía de nada. Me di cuenta de que estaban bebiendo demasiado cuando una de las chicas comenzó a vomitar”. Está claro que puede resultar muy difícil asegurarse de que un viaje estará supervisado apropiadamente. Sin embargo, te puedes ahorrar mucha inquietud y dificultades si compruebas junto con tus padres qué clase de supervisión habrá. Proverbios 22:3 dice: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena”.

¿Cómo responden tus compañeros de clase a las instrucciones de los profesores? Esto te dará una buena idea de cómo se comportarán en una excursión. Una escuela secundaria alemana tuvo que acortar una salida de tres días solo porque unos estudiantes revoltosos no hacían caso de “las instrucciones claras y pacientes” de los profesores.

Una joven alemana llamada Stephanie, que en el pasado fue a tales excursiones, recomienda por experiencia propia hacerse las siguientes preguntas: ‘¿Son mis compañeros lo bastante sensatos para escuchar a los profesores? ¿Se esfuerza la escuela por mantener una buena reputación? ¿Son los maestros lo suficientemente firmes para dar la dirección adecuada? ¿Toman los jóvenes en serio las normas morales? ¿Consumen alcohol y drogas?’. Cierto, Stephanie admite que “mucho depende de ti como persona, si cedes con facilidad o no”. Pero ¿cómo podrías pedir a Jehová que ‘no te dejara caer en la tentación’ y después ponerte a sabiendas en una situación comprometedora? (Mateo 6:13.)

Petra, de 17 años, decidió no ir a una excursión con la clase. “Sabía cómo se comportarían mis compañeros —explica—. Veía de antemano que se producirían situaciones con la bebida y el sexo que pondrían mi conciencia a prueba. Más tarde se supo que cinco muchachos habían desnudado a una chica, le habían tomado fotos y después las habían circulado por el patio de la escuela.”

¿Se respetarán tus convicciones religiosas? Por ejemplo, un joven de nombre Timon comentó: “A menudo se celebra alguna fiesta de cumpleaños, y es difícil esquivarla”. Como testigo de Jehová, él no celebra tales fiestas.a ¿Respetarían tus profesores y compañeros tu punto de vista en caso de que una celebración de este tipo llegara a formar parte de una excursión escolar?

¿Qué tipo de compañía tendrás? Los cristianos saben que Dios condena el fumar, el tomar drogas, el uso indebido del alcohol o las relaciones sexuales prematrimoniales. (1 Corintios 6:9, 10; 2 Corintios 7:1.) Por eso es sabio evitar el compañerismo con los jóvenes que practican tales cosas. (1 Corintios 15:33.) Proverbios 13:20 advierte: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal”. En un viaje escolar pasas más tiempo de lo normal con tales jóvenes en una atmósfera relajada. Un joven llamado Andreas lo expresó de esta forma: “En una excursión estás expuesto todo el tiempo al espíritu del mundo, con su música mundana y habla obscena”.

Otro factor es que resulta fácil sentirse solo cuando se está fuera de casa. Las excursiones escolares han encendido más de un romance juvenil. ¿Existiría el riesgo de que te enamoraras de un incrédulo? 1 Corintios 10:12 advierte: “Por consiguiente, el que piensa que está en pie, cuídese de no caer”. Incluso si eres lo bastante fuerte para resistir la tentación, ¿podría tu presencia en tal excursión hacer tropezar a otros jóvenes cristianos? (Compáralo con 1 Corintios 8:7-13; 10:28, 29.)

Yvonne, de 14 años, no quiso ir a una excursión para esquiar con su clase. Explica: “Tendría que haberme pasado toda una semana con alumnos y profesores mundanos. Además, hay cosas que habría echado mucho de menos, como la compañía de mis hermanos, la predicación y las reuniones. Otro motivo para no ir fue la forma de comportarse de muchos jóvenes cuando nadie los está vigilando”.

Agradar por completo a Dios

Como las excursiones con la clase no suelen implicar directamente la religión, la política u otras actividades vetadas a los cristianos, el estudiante y sus padres deberán decidir si el viaje es aconsejable. (Compáralo con Isaías 2:4; Revelación 18:4.) Las condiciones y las circunstancias varían dependiendo del lugar y de la clase. Por eso, los cristianos de una zona se enfrentarán a problemas diferentes a los de otra.

“Mi madre conocía a los jóvenes de mi clase y sabía que el profesor era una persona responsable. Por eso, la excursión fue un éxito —comenta Stephan—. Pero cuando me hice mayor y llegó el viaje de fin de curso, la cuestión de ir era totalmente distinta.” ¿Por qué? Continúa: “Solo tres años antes mis compañeros de clase eran agradables y respetuosos. Pero desde entonces, las drogas y la inmoralidad se han convertido en parte de su vida diaria. Por eso no fui a la excursión. Resultó que al final hubo que suspenderla antes de que terminara”.

Sin embargo, en última instancia, tú y tus padres deben valorar todos los factores implicados y tomar una decisión personal. Asegúrate de que, prescindiendo de lo que se decida, tu meta sea “andar de una manera digna de Jehová a fin de que le agraden plenamente”. (Colosenses 1:10.)

[Nota a pie de página]

a Consulta “Las fiestas, ¿por qué algunos niños no las celebran?” en ¡Despertad! del 22 de noviembre de 1993.

[Fotografía en la página 25]

¿Qué tipo de compañía tendrías si fueras a una excursión en la que tuvieras que dormir fuera de casa?

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